DE CÓMO LA MEMORIA SELECTIVA DE UNA CONCEJAL TRAJO REMEMBRANZAS DE UNA DE LAS GRANDES ESTAFAS CON OBRA PÚBLICA QUE SUFRIÓ CHUBUT. LOS CENTROS DE ENCUENTRO Y LA GUITA QUE NO SE ENCUENTRA

Recuerdos de Tincho, el mandafruta

Por Juana de Arco*

La concejal de Puerto Madryn y evidente puntal político del ex intendente Carlos Eliceche, Claudia Bard (FPV) tiene una retórica muy linda, pero demasiado politizada por la escasa experiencia en la gestión que expone la joven militante.
En la última sesión pasó algunos límites rayanos en la impertinencia pública al intentar hacer una defensa del objetivo de los “Centros de Encuentro”, o monumentos al curro que adjudicó el ex gobernador Martín Buzzi, argumentando que ahora `el gobernador Mario Das Neves le daba otra función alojando a la Universidad del Chubut, y encima que los terminó 18 meses después´, palabras más menos.
Lo lamentable de las declaraciones de la funcionaria legislativa no solo fue su desconocimiento del proceso sobre esas farónicas obras que le habría permitido chorear a lo lindo a la gestión anterior antes de irse por la ventana, a través de los anticipos a los `amiguitos´ constructores ya conocidos, vueltos mediante. Desconocimiento en todo caso perdonable ya que no hace mucho que la joven edil recaló en la política; aunque si preocupante por la sesgada y quimérica argumentación, como si los ciudadanos de Chubut también llegáramos ayer al territorio, y no supiéramos como se gestaron esos encastres fachos que pergeñó Buzzi y Eliceche, como verdaderos caballos de Troya.

No es joda

Por si la concejal se perdió algún capítulo de la historia política provincial, mientras Bard exponía su acalorada defensa a los monumentos al curro, un vecino trajo a la memoria un hecho que vale la pena refrescar. El 9 de octubre de 2013, la provincia de Chubut presentó un bono de deuda pública por 50 millones de dólares valor nominal, con vencimiento en 2019 y garantía hidrocarburífera, “que se destinará a infraestructura social y educativa (sic)”, decía el ex gobernador “Tincho” Buzzi. «Es una inversión al futuro», recitaba, al presentar el bono ante inversores en el Hotel Four Seasons de la Capital Federal, mientras en los pasillos de Fontana 50, su ex contrincante, Carlitos “El Ganso” Eliceche, que desde marzo se le había filtrado al ministerio Coordinador, alternaba aplausos con frotación de manos, gesto que sintetizaba las cuentas sobre lo que quedaría en el medio de tan jugosos anuncios.
El lema del entorno para quienes alguna vez oímos sin querer el eco de los pasillos era: “hay que anunciar obras grandes, bien grandes, recontra grandes, como lo hacían los egipcios, porque cuanto más grandes, menos dudas sobre su valor”
Por eso Buzzi precisaba en su afectada ponencia en Buenos Aires, que lo que se haría con el dinero tomado de la deuda contraída «tiene que ver con el futuro de la provincia».
Y en eso tenía razón, porque estampó a Chubut a futuro, con diez tremendos mamotretos impagables, inútiles e interminables.
Con su atimbrada retórica, el comodorense sentenciaba en aquel entonces tan entusiastamente como Bard ahora: «No vamos a enjuagar déficit ni a disimular equilibrios en las cuentas públicas. Es una iniciativa de neto contenido social», decía Buzzi.
Además, daba lujo de detalles desconociendo el abc de las mentirillas políticas que es ni más ni menos, no ahondar: «Se construirán 10 centros de encuentro y dos hospitales. (…)Uno estará en Comodoro Rivadavia y el otro en Trelew, que será además escuela (sic)», dejando al descubierto toda una perlita que permite el archivo: el contraste con la realidad cuatro años después, donde la guita del bono que estaba colocando cuando decía estas temeridades sabemos en definitiva que entró y deberemos pagarlo a 2019, pero también que las obras no se hicieron y recién ahora se está logrando terminarlas. Donde están los hospitales? Donde los Centros de Encuentro? ¿Porqué no explicará entonces la edil que pasó con el compromiso del ex Gobernador y a donde fue el dinero que tomó con un destino “social”, pero se perdió en el camino? Las matemáticas indican que si se iban a ejecutar “en 500 días” como afirmó Buzzi en aquel recoleto hotel de CABA en octubre de 2013, los Centros de Encuentro debían estar terminados más menos para marzo de 2015, o cuanto más para octubre, antes de irse. Ergo, ¿qué pasó con la plata y quien no terminó la obra?…Tincho!
Consideramos entonces que la concejal incurrió en un error importante, involuntario, que seguramente se podrá atribuir a desconocimiento y no a mala fe, el que seguramente terminado el receso legislativo, sabrá explicar cabalmente a la ciudadanía de Madryn que abona su desempeño.

Para la gilada

Por si la memoria popular fuera endeble, como muestra, sobran los archivos. Desde El Diario no avalamos aquellas inversiones ni antes, ni ahora. Precisamente por saber bien desde adentro que se trataban de sofismos `para la gilada´, y además porque ideológicamente, no bancamos ni por acción ni omisión demagogias tales. Plantarles un súper club en medio de barrios donde hay mucha gente que no acceden a las tres comidas diarias, para nosotros era tan grosero como erigir un shopping en cada sector, para que lo tengan más cerca, aunque no puedan entrar. Esto lo hicimos saber antes y después.
Para dar una idea más seria de la cosa, este tipo de megaestructuras fue poco respaldada desde los ámbitos más especializados y académicos desde el momento mismo que Buzzi pensó la boludez y la ejecutó. Precisamente por tratarse de opciones desechadas en casi todas partes del mundo como `socializantes´ debido a que son proyectos de neto corte intervencionista, donde se piensa `al otro´ y a `la pobreza´, como sujetos modificables y sobre los que el Estado puede condicionar con discurso, cemento y maquillaje, la asimétrica puja de clases. Donde el cambio proviene de afuera hacia adentro, no generando condiciones sino manteniendo las mismas, con aggiornamientos propios del sistema. Está más que probado que lejos de integrar, estos sitios aumentan la estigmatización, la masificación y en el fondo fingen dar opciones en los barrios a acceso a determinados `servicios´ recreativos y deportivos para encapsular la frustración de los jóvenes de esos sectores por falta de igualdad de oportunidades, cumpliendo un rol político nada inocente y bastante facho, el de mantener lejos de otros clubes y alternativas del centro, a los pibes de la perifera. Eso sí, de paso, y esto entusiasmó a conocidos de cárteles vigentes, aglutinaría buena cantidad de jóvenes listos para ser influidos y manipulados y no a cambio de sandía ni zanahoria precisamente, como recitara Buzzi de manera figurada.

Mandále fruta

Para deleite de la memoria de los testigos de aquellos días, cabe recordar que tan pero tan difícil era explicar el porqué de estos Centros, que uno de los discursos fue directamente el hazmereir de los cronistas por el uso de desdichadas parábolas utilizadas por el ex mandatario, que quedaron además plasmadas en la columna política de ese día, cuando Buzzi intentaba explicar como para sacar a los chicos de la calle y generales expectativas de `igualdad´, pretendía ofrecerles otras opciones, en un enredo en el que terminó comparando vidas con frutas y verduras y promesas de acceso a grandes natatorios llamados “piletotas” (Ver
http://eldiariodemadryn.com/2013/10/el-agro-lexico-politico-ilustrado/)
Decíamos ese mismo día que “El territorio del lenguaje suele erigir muros a la comprensión, que luego de ser sorteados se torna huecos para que pasen otras posibilidades, algo así deja claro Cortázar en su magistral propuesta “La vuelta al día en ochenta mundos”. El gobernador Martín Buzzi erigió ayer (12 de octubre de 2013, tres días después de la presentación del bono en Buenos Aires) algunos muros y abrió huecos con un parabólico discurso al anunciar la obra que le corresponde a Rawson, uno de los diez centros de `Encuentro´, que demandará 50 millones cada uno y más de 500 días de construcción.
Con un lenguaje icónico vinculado a los beneficios de un sitio integrador para los niños y jóvenes a través del deporte, la dispersión y la cultura, Buzzi especuló sobre el abandono de las `esquinas´ para optar por la `piletota´, y para ello reveló la estrategia política de cambiar `el palo´ por `las zanahorias´. El espacio textual apuntó a las transformaciones imaginadas a través del planteo de un nuevo `objeto de deseo´, pero generó complejas significaciones con un metalenguaje frutal que aportó al cierre, la posibilidad incluso de ofrecer mucho más que las pastinacas anaranjadas, optando por una gran `sandía´, a modo figurativo de tentación juvenil.
Retomando las parábolas a las que nos tiene acostumbrados, Buzzi apoyó su entusiasta apuesta a estos Centros en un lenguaje que de tanta simpleza figuró encriptado. Si una parábola matemática es el lugar geométrico de los puntos del plano que equidistan de un punto fijo, llamado foco, y de una recta fija llamada directriz, Buzzi lo dejó entonces certificado al retomar la idea fija de las zanahorias, los nabos y las batatas en el acto siguiente, donde se firmó además la licitación para un Mercado Concentrador esta vez sí de producciones del agro”. Para traducir aquel desopilante instante a la distancia, y recordar a la edil que a veces es mejor morderse, a pifiar demasiado feo, hoy podemos nuevamente certificar que Buzzi “mandó fruta” y de las grandes. Lástima que nos esté saliendo tan cara la canasta…

*Soy Juana de Arco, amiga de Juan de la Sota, fiel del Furia, seguidora de la Sombraonline y ceniza de tantos

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