LA INVESTIGADORA ANA NATALUCCI AUTORA DEL LIBRO “¿EXISTE LA CLASE OBRERA”? OPINA SOBRE EL ROL DE LAS REPRESENTACIONES DE LOS TRABAJADORES, EL DESBORDE DE LAS BASES, Y EL MODO DE NEGOCIACIÓN DE CAMBIEMOS

La evidente desindicalización del peronismo

Por Diego Genoud*

Dice que al sindicalismo peronista le resulta más fácil negociar con el gobierno de Cambiemos que hacerlo con el PJ en el poder, afirma que la CGT no tiene otra opción que aliarse a los movimientos sociales si quiere seguir representando a los trabajadores y sostiene que -con Mauricio Macri en la presidencia- Hugo Moyano decidió renunciar a la política. Se trata de Ana Natalucci, Doctora en Ciencias Sociales, investigadora del Conicet con sede en el Instituto Gino Germani y coautora del libro «¿Existe la clase obrera?» que acaba de salir a la calle con tres ensayos sobre los años kirchneristas, y estudia al gremialismo argentino desde una cercanía que pocos logran.
Después de la ruptura de Cristina Kirchner con Moyano, Natalucci advierte: «Hay un proceso que no tiene vuelta atrás: la desindicalización del peronismo. El peronismo no va a volver a ser un partido sindical y para el sindicalismo eso genera muchas dificultades».

P: -¿Por qué el sindicalismo unificado aparece hoy como uno de los principales avales del macrismo en el poder?
A.N.:-Porque la unificación fue formal pero no real. Por eso, el gobierno tiene una estrategia que le está funcionando, de negociación sectorial, que es lo que hace con los gremios del transporte. El gobierno negocia solamente con los sectores que pueden perjudicarlo económicamente, como la CATT, que -cuando para- te para el país. Al mismo tiempo, eso no le impide postergar la paritaria docente. El triunvirato tiene mucho problema para lograr una estrategia conjunta y el gobierno está siendo exitoso porque la unidad no es real.

P: -El gobierno tiene una estrategia que le está funcionando que es la negociación sectorial, sólo con los sectores que pueden perjudicarlo. Y eso le funciona porque la unidad de la CGT no es real.
¿Dice que el sindicalismo no enfrenta al gobierno porque en realidad sigue dividido?
A.N.:- Claro, porque hay mucho desacuerdo para adentro. Hay muchos sectores que prefieren negociar solos, antes que tener un plan de lucha. Es claro en el caso de los gremios del Transporte, que no necesitan de nadie para negociar. En el caso de los docentes es al revés: tuvieron un acompañamiento al principio pero después no consiguieron lo que querían y no tuvieron un acompañamiento fuerte por parte de la CGT. De hecho, el gobierno amenaza con un proyecto de ley para anular la paritaria docente y eso no provoca ninguna reacción.

Mejor contra Macri

En su trabajo, recuerda una definición de Juan Carlos Torre: para el sindicalismo es más fácil tratar con un gobierno adverso que con un partido amigo convertido en oficialismo.
Sí, lo que rescato siempre de Torre es esa doble idea del sindicalismo que representa demandas obreras y demandas políticas de un sector de la clase trabajadora. Y coincido en que a la CGT le conviene unificarse en gobiernos antiperonistas: mientras en los gobiernos peronistas sufrió mucha fragmentación.

P: – ¿Cómo avanza el gobierno sobre los sindicatos?
A.N.:-El gobierno va avanzando con productividad, con presentismo, negocian reincorporación a cambio de flexibilización y siguen. Todo eso va remoldeando las relaciones laborales y si vos no tenés una respuesta más homogénea o unánime frente a eso, no tenés manera de responderle a un gobierno que expresa el poder de los empresarios y no media entre el capital y el trabajo. Como sucedió en los noventa, es un proceso. No es que el gobierno te va a mandar ya una ley de flexibilización laboral, pero uno ya puede ver indicadores que van hacia eso. (…)

La nueva clase trabajadora

P: -¿Qué importancia le atribuye al acercamiento de la CGT con los movimientos sociales?
A.N.:-Me parece que es la gran novedad de esta CGT y creo que es el camino que debe hacer si quiere conservar cierta representación sobre la clase trabajadora. Hay un conjunto de trabajadores -que antes llamábamos desocupados- que en el proceso del kirchnerismo logró inventarse un trabajo y crear una representación política que es la CTEP. Cuando uno mira la capacidad de movilización de esos sectores, se da cuenta que hay trabajo político, organización y construcción de representación. Además, la CTEP no reniega del modelo sindical argentino. De hecho, hoy Grabois está planteando que la CTEP es un equivalente a la UATRE, que no es una rama de actividad sino que es un sector. No podés discutir salario mínimo solamente con un 40 o 35 por ciento de la clase trabajadora. (…)

El peronismo y los sindicatos

P: -En el libro habla de poder político y poder corporativo. ¿Qué lugar ocupa el sindicalismo hoy dentro de la estrategia política del peronismo?
A.N.:-Hay un proceso del que no hay vuelta atrás: la desindicalización del peronismo. El peronismo no va a volver a ser un partido sindical y para el sindicalismo eso genera muchas dificultades. Hoy el peronismo tiene interés en convocar al sindicalismo debido a la gran fragmentación y hay un intento de todos los sectores de sumar sindicalistas con la idea de un proyecto pro-trabajadores. El caso de Daer, que va de Massa a Randazzo, la Corriente Federal con Cristina, el Momo Venegas con Macri y la gran incógnita es qué va a hacer el moyanismo.
Hay un proceso de desindicalización del peronismo y el viraje más importante se ve en el Frente Renovador de Massa, que reservaba un papel importante para los sindicatos, que se pierde a partir de la alianza con Stolbizer.

P: -¿Pero van a ser un adorno dentro del peronismo o van a ser protagonistas, como en su momento planteó Moyano?
A.N.:-No son un adorno porque además hay un intento de diferenciarse de lo que fue el último gobierno de Cristina, pero eso no significa de ninguna manera que les vayan a dar protagonismo principal. Si uno mira la cantidad de dirigentes sindicales que integran las listas del peronismo, no son pocos, pero lo que pasa es que hay muchas fracciones. Me parece que el viraje más importante es el del Frente Renovador, que reservaba un papel importante para el sindicalismo y a partir de la alianza con Stolbizer eso se termina de perder porque son incompatibles.

P: – Durante los últimos años se consolidó un kirchnerismo antisindical y un sindicalimo antikirchnerista. ¿Siguen vigentes esas posiciones?
A.N.:-Fue algo impresionante, si. Pero hoy lo veo más vigente desde el sindicalismo que desde el kirchnerismo. Cristina incluso hizo una autocritica tímida hace poco en la reunión de la Corriente Federal sobre la relación con el sindicalismo en su gobierno. Desde el sindicalismo no veo autocrítica. Hubo errores, una mala lectura de la coyuntura poscrisis de 2009 y hubo límites en la propuesta de gobierno de tipo estructural. El kirchnerismo abusó de lo que entendía como votos propios y ahí se dio una lógica catastrófica que llevó a un tercer gobierno que terminó en la derrota electoral.
Tal vez el conflicto siga vigente porque en el peronismo se sigue discutiendo quién conduce y qué rol tienen los sindicatos. El que conduce es el sector político porque la desindicalización del peronismo es irreversible. Pero el sector político debe tener la capacidad de articular, que es lo que la elite política perdió en el último gobierno. La elite política tiene la obligación o el mandato de conducir y articular, no de mandar.

El salto a la política

P: -¿Por qué dice que la pelea entre CFK y Moyano no se debe tanto a razones políticas o personales sino a condicionamientos económicos?
A.N.:-Hubo una disputa política con la muerte de Kirchner, pero si uno vuelve a los hechos ve que en 2009 y 2010 hay una serie de proyectos que presenta Héctor Recalde contra la tercerización laboral y por el reparto en las ganancias empresariales. Y eso es lo que alerta a sectores como Funes de Rioja y Héctor Méndez y ahí empieza una ofensiva antisindical que termina con la división de la CGT y la ley de ART. No querían que los sindicatos accedan a los libros de las empresas.

P: -Usted cita aquel discurso de Moyano en River, cuando se preguntó por qué el sindicalismo debía renunciar a la política. ¿No termina renunciando a la política ahora, con Macri?
A.N.:-Moyano tiene razón cuando se pregunta por qué los trabajadores van a renunciar a discutir el modelo económico. Esa es otra lógica, anticorporativa. Porque el kirchnerismo también quiso que los sindicatos sólo discutieran corporativamente. Pero después sí, creo que en Moyano hubo una renuncia a la política.

P: – El kirchnerismo abusó de lo que entendía como votos propios y a partir de ahí se dio una lógica catastrófica que terminó en el tercer gobierno y la derrota electoral. ¿El gobierno de Macri representa un problema inédito para Moyano?
A.N.:- Sí, y por eso Moyano se corrió de la CGT, se metió en la AFA y hoy tiene este perfil. Su enojo con el kirchnerismo le jugó una mala pasada. No creo que sea un traidor ni que esté del lado del gobierno porque si uno mira todos los conflictos de Camioneros desde que Macri asumió siempre siguieron defendiendo los derechos de los trabajadores. No veo que claudique en términos de representación sectorial para negociar con el gobierno.

El desborde de las bases

P: -¿Coincide con los que sostienen que hoy las bases sindicales desbordan a la dirigencia?
A.N.:-Creo que hay bases muy disconformes con la dirigencia. En muchos sectores, hay un reclamo a la dirigencia de que tome otra actitud frente a la ofensiva patronal que estamos viviendo desde diciembre de 2015. No sé qué consecuencia va a tener ese desborde pero sí creo que ahí hay una fricción entre las bases y las conducciones. A veces, parece que las bases van a salir a comerse cruda a la burocracia, pero la verdad es que no tenemos datos precisos de qué está pasando en cada gremio. (…)

Fuente: LaPoliticaOnLine

ÚLTIMAS NOTICIAS