Grandes interrogantes se suscitan en los adultos ante cada episodio de violencia entre chicos, que irrumpe en los distintos ámbitos de la vida cotidiana.
En este contexto, días atrás, la psicóloga y Directora General de Orientación y Apoyo a las trayectorias escolares, Ana Bishop, señalo que “es importante concientizar sobre el uso de cierta terminología y su incidencia en nuestra mirada sobre la conflictividad social”.y sostuvo que “nuestra sociedad se encuentra atravesada por múltiples formas de violencia y la escuela no es ajena a ello; los profesionales de la educación, la psicología y otras disciplinas nos entrelazamos en diversos debates pero hay bases que están fuera de discusión”.
En este sentido, recordó que, en el año 2005, se sancionó en nuestro país la Ley 26.061 “De Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes”, la cual determina la obligatoriedad de cumplir con la Convención Internacional de los Derechos del Niño, ubicando a los mismos como sujetos de derecho. Introduce así una mirada integral en pos de la máxima satisfacción de los derechos y garantías de los mismos.

La responsabilidad de los adultos

Respecto de quiénes serían los “garantes” de que dicha legislación se cumpla, Bishop manifestó que “somos nosotros, los adultos” y agregó que “de esta manera tanto el Estado como la familia tienen la obligación de intervenir. Así lo expresan sus artículos 5, 6 y 7 (Ley 26.061), dándole una participación activa a la comunidad y ubicando a la familia como responsable prioritaria y exhortando a que toda persona que toma conocimiento sobre malos tratos o de situaciones que atenten contra la integridad de niños, niñas o adolescentes a comunicarlo a la autoridad de aplicación de la ley”.
Además, la licenciada en Psicología expresó que “cuando extrapolamos conceptos que tienen origen en sociedades tan distintas a la nuestra corremos el riesgo de no ser conscientes de sus efectos” y añadió que “la palabra ‘bullying’, cuyo significado se traduce a un ‘torear’, posiciona a un niño como víctima y a otro como victimario, estigmatizándolos y marcando su futuro”, además de que “de esta forma al nominarlos vulneramos su derecho a la Dignidad y a un desarrollo pleno y libre de etiquetas; hay muchos factores a considerar y el Estado debe garantizar políticas públicas para resguardarlos”, mencionó.

Cómo es el abordaje provincial

En el Ministerio de Educación de la Provincia del Chubut, en consonancia con la ley ya citada y la Ley 26.892 “Para la Promoción de la Convivencia y el Abordaje de la Conflictividad Social en las Instituciones Educativas”, existen los Equipos de Orientación y Apoyo a las trayectorias Escolares, quienes desde una mirada relacional trabajan con la comunidad educativa favoreciendo la resolución no violenta de conflictos, considerando al conflicto como inherente a las relaciones humanas y como una oportunidad para motorizar un cambio que permita apropiarse, por parte de los estudiantes, de herramientas para la vida y para la construcción de un mundo que los incluya y considere la expresión en sus intereses y proyectos.
“Desde la dirección de la cual me encuentro a cargo, trabajamos con diversas estrategias tanto preventivas como de abordaje, ante situaciones emergentes con todos los actores de la comunidad educativa”, afirmó la Directora, sumando a ello que “pararnos desde este enfoque nos aleja de considerar a un niño o grupo de niños como problemáticos (victimarios y victimas) o como la famosa manzana podrida que hay que sacar del cajón porque contamina al resto, sino como sujetos de derecho que están atravesados por múltiples variables y que como adultos debemos acompañar con una mirada que les permita construirse y pensarse como integrantes activos de la sociedad”.
En cuanto a los equipos de Orientación y Apoyo a las Trayectorias Escolares, explicó que los mismos “trabajan desde un enfoque relacional que tiene en cuenta que el episodio ocurre entre sujetos con una historia que los antecede, dentro de un determinado contexto institucional y social que los contiene y en un momento de su ciclo evolutivo”, concluyendo que “por ello preferimos hablar de acoso entre pares y no de ‘bullying’ considerando de significativa importancia el rol del adulto y su intervención”.