CONTINÚAN DESAPARECIDOS 7 TRIPULANTES DEL PESQUERO MARPLATENSE HUNDIDO EN LAS COSTAS DE CHUBUT

Creen que una soldadura mal hecha provocó el naufragio del Repunte

El capitán Eduardo Enrique Samite es el padre de Fabián Samite, uno de los siete tripulantes desaparecidos del buque Repunte, y junto a su familia realiza rastrillajes en una amplia zona costera, hallaron elementos del barco que naufragó y fueron entregados en el Juzgado Federal de Rawson.
Eduardo reveló que su hijo le había indicado que el barco presentaba falencias en la seguridad y criticó a la empresa Ostramar por no tener los buques en condiciones: “Estos barcos son trampas mortales”, aseguró.
Fabián se había recibido el año pasado de Conductor de Máquinas Navales, pero en la empresa de Luis Caputo le dijeron que solo lo podían embarcar como marinero, y en el rol de tripulación figuraba como engrasador.
“Está toda la familia acá, nos hemos venido de Mar del Plata para colaborar con la búsqueda. Están mi esposa, mis dos hijas, mi yerno y mi hijo de 12 años. Hemos realizado rastrillajes en la costa de Península Valdés, en Punta Ninfas y en Punta León”, explicó Eduardo Samite.
Llegar a la costa por vía terrestre no es fácil, son campos y hay solo huellas y deben movilizarse con camionetas doble tracción ya que, tras semanas de lluvia, los caminos se tornan casi intransitables.
“Formamos grupos de rastreo y recorremos zonas con el fin de encontrar elementos del naufragio. En Puerto Pirámides nos ayudaron los bomberos voluntarios que hicieron rastrillajes en motos por las playas. Y otro grupo lo hizo por arriba de los acantilados. Pero el reflujo de la marea lleva y trae cosas, por eso esperamos seguir encontrando algo”, manifestó.

Hallazgo de la baliza

“Mi hija Lorena Samite encontró la baliza Epirb que es el dispositivo que da la posición del barco”, contó; y considera que los elementos de seguridad no estaban en condiciones en el Repunte. “Algo ha fallado, porque esa baliza debió haber estado activa desde el momento en que tiran la balsa al agua, allí se activa y debe permanecer reportando la ubicación por casi 72 horas que es lo que dura la batería. Pero ahora la encontraron y la encendimos. Eso demuestra que la baliza estaba vencida o no tenía un control técnico, y eso es grave”, aseguró Samite. “Es decir, si los muchachos se aferraron a esa baliza, no estuvo reportando la ubicación”, estimó. “La encontramos en Punta León que es frente a donde se hundió el barco. Además, hemos encontrado botas de goma y plantillas, como que alguien llegó a la costa y las dejó ahí. Por eso no perdemos la esperanza de encontrar a la tripulación”, dijo mientras continúa con las recorridas costeras.

Peritajes

El capitán Samite explicó que “todo lo que fuimos encontrando lo llevamos directamente al Juzgado Federal. Ahí se harán las investigaciones y peritajes que correspondan. Nosotros lo que queremos es recuperar evidencia para poder saber qué pasó. Y queremos que se trabaje sobre el casco del buque hundido para ver por qué se hundió y pedimos que no se esconda nada. Que salga a la luz todo esto. Yo perdí a mi hijo, y todavía no lo doy por muerto hasta que me den el cuerpo”, sostuvo al reiterar el pedido de que se profundice la investigación.
“Esto tiene que servir para que no vuelva a ocurrir más”, reflexionó al tiempo de plantear que “hay que revisar toda la flota porque está más que claro que muchos barcos no están en condiciones de salir a navegar”, insistió.

Entraba agua al casco

Consultado si su hijo le había comentado sobre el estado general de los buques de Ostramar, reveló: “Fabián me habló varias veces de las malas condiciones en que estaba ese barco. Yo como capitán y padre de él le dije muchas veces que saliera de esa empresa. Los barcos no están armados con todos los artefactos en condiciones. Él me habló muchas veces de cómo estaba el barco”, precisó.
“Fabián me contó que varias veces tuvieron que volver a puerto porque tenían entrada de agua en el casco. Una vez zarparon desde Mar del Plata y debieron volver a la altura del faro de Punta Mogotes porque les había entrado mucha agua, y no tenían una bomba de achique”, reprochó.

Reparación de apuro

Enrique mencionó que, en otra charla con su hijo, éste le informó sobre una colisión y reparación de apuro. “Antes de venir para acá a la Patagonia a pescar langostino, había sufrido el barco Repunte una colisión. No sé si fue cerca del muelle o afuera, y la reparación que le hicieron fue muy precaria. Lo hicieron con algunos soldadores sin ser verificado por Prefectura Naval, o un ingeniero naval o personal de un astillero. Le hicieron una soldadura así nomás en el muelle”, describió.
En tanto, sostuvo que una reparación de ese tipo requiere “del uso de chapa homologada y la soldadura debe estar perfectamente controlada, porque el casco sufre grandes presiones de fuerza, impacto de ola, más la carga que lleva a bordo. Para navegar con las olas que había el día del hundimiento el casco debía estar en perfectas condiciones, por eso queremos que se llegue al barco y se hagan los peritajes; no vamos a permitir que esto quede en la nada”, anticipó.

El relato de Guaymas

Samite recordó que en las primeras horas de la tragedia “tuve que reconocer un cuerpo, lo trajeron en una bolsa negra a la Prefectura de Rawson. Y el muchacho estaba con parte de la cara destrozada, estaba irreconocible por el rostro. Ese cuerpo después lo llevaron a Trelew porque en Rawson no tenían una morgue”, lamentó.
Además, mantuvo contacto con uno de los sobrevivientes rescatados. “Logré hablar con Guaymas, que estuvo internado en Trelew, y él me dijo que hubo una entrada muy fuerte de agua, y no tuvieron tiempo de nada. Me contó que cuando estaban ya en el agua, estaban todos juntos, y una balsa estaba inutilizada porque quedó aplastada por un tangón, y la otra, dijo que se les fue, y no pudieron agarrarla”.
“Guaymas me contó que con la balsa toda rota, en un momento ya no resistía y se tiraron todos al agua, y ahí quedaron a la buena de Dios, en medio de olas muy grandes y fuerte viento. Él relata que después de haber estado ahí todos juntos, pasados unos 40 minutos, cada uno se soltó. Agarró una tabla y manoteó un salvavidas y se lo trabó con la madera, y así permaneció hasta que lo rescataron”, agregó sobre cómo ocurrieron los hechos aquel fatídico 17 de junio.

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