MACRI CONFIRMÓ LA RENUNCIA DE LA MINISTRA DE RELACIONES EXTERIORES, SUSANA MALCORRA. ENTRETELONES DE UNA DIMISIÓN ESPERADA, PERO NO DESEADA.

Una baja de magnitud

A 17 meses del inicio de la presidencia de Mauricio Macri más de docena de funcionarios dejaron sus cargos en el Poder Ejecutivo nacional. Pero ayer, la renuncia de la canciller argentina Susana Malcorra por “temas personales”, resonó fuerte en el seno del poder, por tratarse de una baja más que sensible para la estrategia de proyección internacional del gobierno de Mauricio Macri. La forma en que lo anunció el Presidente no fue un dato menor: “Nuestra canciller nos abandona (sic), no del equipo pero sí como canciller, por temas personales”, anunció el propio Macri en una declaración a la prensa en la casa de gobierno. “Cuesta encontrar en la historia una canciller como Susana. Gracias por el enorme aporte que ha hecho”, dijo el Presidente.
Malcorra, de 63 años, se radicará en España y desde allí continuará ligada a la administración de Macri como asesora con rango de ministro, confirmó además el jefe de gabinete de ministros Marcos Peña. El reemplazante de Malcorra será Jorge Faurie, actual embajador argentino en Francia, agregó. El cambio se producirá el 12 de junio próximo, y es todo un tema para la política exterior del país.
“Es un momento complejo porque estoy tomando una decisión que tiene tensiones entre responsabilidades de gobierno y responsabilidades personales. Mi familia está radicada en España y hace mucho que estamos separados”, explicó la canciller al justificar su decisión. Sin embargo, hace nos meses había dicho “Si Macri lo quiere, hay Malcorra para rato”. Qué pasó para que se aparte, seguramente muchas cosas más de las que se exponen oficialmente.

No tan sorpresiva

Malcorra, en el cargo desde 2015 cuando asumió Macri, fue una pieza fundamental en la estrategia del mandatario de dar un giro radical en la política exterior llevada adelante por su antecesora Cristina Fernández (2007-2015), quien había priorizado las relaciones con los gobiernos populistas de la región.
“Susana ha sido una pieza fundamental”, admitió Macri, quien destacó que en su anterior rol de jefe de gabinete de Naciones Unidas “todas esas relaciones que ella entabló, las puso al servicio de la Argentina”.
Durante su gestión Argentina recompuso la relación con Estados Unidos y con países centrales de Europa al tiempo que se distanció de Venezuela. La situación en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, venía de recambios desde noviembre del año pasado, cuando Malcorra reemplazó a su vicecanciller Carlos Faradori por su jefe de gabinete, Pedro Villagra Delgado; y a la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cristina Baldorini, por un especialista de inversiones que conoció en Davos, Horacio Reyzer.
Además, Malcorra venía apuntada por la presidenta de la Comisión de Relaciones exteriores de la Cámara de Diputados, Elisa Carrió en varios temas. Un encubrimiento que realizó “a pedido” de autoridades de la ONU en un caso grave de denuncia de derechos humanos, fue el más resonante y que Carrió interpuso en la carrera de ascenso de la canciller. La patinada a sus aspiraciones en la ONU, habría sido uno de los temas que ayudó a completar la decisión de Malcorra de dimitir.
Las permanentes `macanas´ oficiales que debió justificar como parte del Gabinete de Macri, que de alguna manera depreciaron su postulación internacional, no fueron un dato menor para una mujer de carrera que fue mano derecha de Ban Ki Moon.

El papelón “Malvinas”

En septiembre del año pasado, Malcorra tuvo uno de los momentos más incómodos a nivel profesional. Tener que salir a aclarar los dichos de Macri sobre Malvinas, sobre la eventual voluntad de la premier británica Theresa May de dialogar sobre el diferendo de soberanía. La Cancillería incluso debió aclarar -valga la redundancia- que la aclaración de Malcorra, fue a pedido del Ejecutivo. La canciller se vio en la situación de `traducir´ que en realidad lo que Macri dio como un hecho de Estado sobre un tema tan sensible como Malvinas, fue apenas una cortesía aseverativa en un encuentro casual entre funcionarios, y que nada tenía que ver con una formalidad siquiera pensable. Una situación poco más que vergonzosa en términos de política exterior.
Estas y otras numerosas situaciones fueron mostrando el abismo de manejo entre una funcionaria de carrera, y las improvisaciones constantes que la dejaban expuesta en el escenario internacional, de parte de la cúpula del Ejecutivo.

El papelón “Estados Unidos”

Tal vez una de las gotas que sobrepasó el vaso, fue la renuncia de Lousteau, de la cual Malcorra se enteró por los diarios. En la Casa Rosada la renuncia del embajador argentino en los Estados Unidos, días antes que el propio Presidente Macri visitara a su par Donald Trump, generó un revuelo de magnitud. Tanto como la falta de reemplazo, lo que aún no se produjo después de casi dos meses, pese a la nómina en danza. El primero en carpeta fue el ex ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, pero prefirió ir a asesorar extraoficialmente a la gobernadora María Eugenia Vidal. Malcorra había presentado como idea a la mesa chica de la Rosada antes de que comience la gira por Asia, que el próximo embajador sea alguien de carrera ya que en los últimos 30 años, el país sólo tuvo dos representantes en EEUU de carrera. Además, porque desde mediados del año pasado en La Casa hay cierto malestar por las promesas que no cumplió el staff de relaciones internacional de Macri, capitaneado por el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo.
Durante la campaña de 2015 en varias oportunidades Pompeo mantuvo reuniones, casi todas en la sede de Cambiemos en Balcarce al 442, con ministros plenipotenciarios de Cancillería a los que les dijo que de ser electo Macri se terminaría con la política de designaciones políticas en lugares «estratégicos». Sin embargo esto no sólo no ocurrió, sino que además se paralizaron todas las designaciones de carrera, salvo que se trate de algo urgente.
Pero como sucedió con el famoso «segundo semestre» en la Cancillería se les dijo a varios en carrera que deberían esperar a que termine el trabajo fuerte de re inclusión en el mundo. Durante los primeros seis meses de 2016 se pospusieron traslados por labor desde Buenos Aires. Sin embargo, a fin de año ni siquiera se habían mandado los pliegos de ascenso.
Por esto, en el gremio comenzaron los roces con Malcorra, en especial por designaciones políticas en puestos que habitualmente ocupan funcionarios de carrera, ya que así lo dicta la ley del servicio. Hubo tres agregados en relaciones de prensa y comercio que incluso culminaron con una denuncia por irregularidades.
Todo éste cocktail, sumando a la victoria en noviembre de Donald Trump en las presidenciales cuando la canciller se jugó abiertamente alertado que Argentina se sentiría «más cómoda» si Hillary Clinton era electa presidente estadounidense, hicieron que Malcorra presente la propuesta de recategorizar la representación en el Norte, que aun sigue vacante desde el 3 de abril pasado, para evitar `serruchos´ políticos.

El papelón “China”

Como broche final, la gira de Mauricio Macri por China no trajo los resultados esperados porque antes de avanzar en cualquier otra iniciativa el gigante asiático esperaba detalles del informe ambiental de las represas de Santa Cruz, que exigió la Corte Suprema para reactivar las obras acordadas por Cristina Kirchner y que la potencia asiática impuso continuar a la actual administración, antes de avanzar en otros acuerdos. Como Macri no estaba al tanto del tema, el embajador Diego Guelar le había pedido que demorara su visita hasta septiembre, cuando se estima que los informes podrán estar terminados y aprobados. Sin embargo, el pedido de Guelar no fue escuchado porque Macri quería participar del foro sobre conectividad internacional («Una Franja y una Ruta para la Cooperación Internacional») y aprovechar para empalmar la visita de Estado prevista para este año, aunque no tuviera bien amarrados los convenios a tratar. El resultado no pudo ser peor: los chinos sólo mostraron interés por la construcción de la planta de energía renovable Cuchari Solar, en Jujuy, un proyecto que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, viene remando por su cuenta.
Una muestra de lo mal que salió la gira en términos concretos fue que el ministro de Finanzas Luis Caputo, presente en todas las fotos, tuvo que cancelar varias reuniones con empresas chinas. Apurados por el malhumor chino se reunieron de inmediato técnicos de ambos Ministerios para avanzar el trabajo y acordaron tener todo listo para fines de junio. En el medio, Elisa Carrió, presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores, le advirtió a Susana Malcorra que no podía seguir firmando acuerdos bilaterales sin pasar por el Congreso.
China no aflojó y se remitió a lo que esperaba. Es que no tienen la paciencia institucional que promueve Macri, y así lo supieron los gobernadores que acompañaron la comitiva, como Alberto Weretilneck (Río Negro), Sergio Uñac (San Juan) y Omar Gutiérrez (Neuquén), quienes se quedaron con las manos vacías y molestos, prefirieron no seguir viaje a Japón ante la falta de certezas. Ninguna de esas provincias figuró en los 21 acuerdos con China difundidos por el Gobierno como trofeo del paseo, la mayoría memorándums de entendimientos. El país esperaba inversiones, y Malcorra tuvo otra vez que salir a explicar que el fracaso no era un fracaso. Una semana después, abandonó el barco de la cancillería.

Fuentes: Telam, NA, AF, LPO, AND.

ÚLTIMAS NOTICIAS