EL PRESIDENTE DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS ANALIZÓ LA PROBLEMÁTICA EN MATERIA DE INFRAESTRUCTURA

Sanabra abogó por una planificación urbana de “largo plazo”

La ciudad de Puerto Madryn “carece de una visión a mediano y largo plazo”, afirmó el arquitecto Carlos Sanabra, titular de la Regional 4 del Colegio de Arquitectos del Chubut, que comprende los departamentos de Biedma y Telsen.
En este sentido, se refirió a la necesidad de ejecutar un plan de urbanización de carácter integral y planteó que “el concepto de urbanización es un concepto mucho más amplio que hacer casas o extender cañerías, necesita de una visión profesional, y esa es la que está ausente en la mayoría de las ciudades de la provincia, y en la nuestra también”.
Por otra parte, anticipó que a mediados de noviembre habrá un encuentro nacional de arquitectos, organizado por la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA) y el CCT Conicet-Cenpat, en el que se debatirán cuestiones relacionadas a la planificación en materia regional, así como también disertarán especialistas del país y del exterior.

Diario: ¿Cómo analiza la situación actual de la ciudad, en términos de infraestructura?

Carlos Sanabra: – Estamos en una situación muy complicada, porque, en principio, es una ciudad que no tiene plan de futuro. Cualquier ciudad medianamente organizada, cualquier región más o menos ordenada y desarrollada del mundo, tiene un plan de futuro, un modelo de ciudad. Uno se preguntaría, en ese caso, como va a ser el Madryn del 2030 o del 2050; nosotros, eso no lo tenemos, falta esa visión de mediano y largo plazo. Es una carencia muy importante, porque nadie puede hacer inversiones si no tiene una orientación cierta hacia dónde va la ciudad, ni de la parte privada ni de la pública. Me pregunto qué inversiones públicas vamos a hacer si no sabemos qué modelo de ciudad estamos tratando de alcanzar.

D: ¿Ello puede tener que ver con el continuado crecimiento demográfico que ha tenido la ciudad en las últimas décadas?

CS: – No, esto tiene que ver con una falta de visión de nuestros políticos, en general, que no han entendido que una de sus principales funciones es hacer predecible el futuro de la ciudad; es decir, tener un plan de futuro. Nuestros políticos, en todo el país, en la provincia y también en nuestra ciudad, se preocupan mucho por lo inmediato, lo del corto plazo y lo urgente; lo que es noticia hoy. Pero son muy deficitarios en cuanto a lograr una buena administración de la ciudad, y orientar la misma a un futuro cierto. Eso es lo que nos caracteriza, negativamente, por supuesto.

D: ¿Qué tipo de obras, por ejemplo, serían necesarias en el futuro inmediato?

CS: – En principio, tenemos un atraso importante y cada vez más grande de infraestructura. Ninguna ciudad puede desarrollarse si no tiene desarrollada, previamente, la misma. Uno encuentra, permanentemente, declaraciones de distintos funcionarios a nivel provincial y local, hablando de que se van a hacer tantas viviendas y demás, pero esas viviendas necesitan una infraestructura, que no solo responde a los servicios básicos de agua, gas, energía eléctrica y cloacas, sino además de equipamiento urbano, pavimento, cordón cuneta, centros de recreación; hemos perdido de vista, hace muchos años, que la ciudad crece por planes de urbanización y no por loteos, conjuntos y barrios de viviendas. Y el concepto de urbanización es un concepto mucho más amplio que hacer casas o extender cañerías, es un concepto integral, que necesita de una visión profesional, y esa es la que está ausente en la mayoría de las ciudades de la provincia, y en la nuestra también.

D: Desde hace tiempo, se vienen desarrollando ambiciosos proyectos inmobiliarios y edificios de gran envergadura. ¿Existe la factibilidad, o bien, si la misma está, puede la ciudad soportar esa demanda de infraestructura de servicios?

CS: – Yo diría que no. Si se tomara cualquiera de estos edificios de gran densidad, que se están construyendo ahora, y colocara en todos los lotes de la manzana, un edificio de iguales características, tendríamos una densidad y una presión sobre los servicios públicos que no soportaríamos. De alguna manera, estos edificios están creciendo a expensas de los otros, de lo que los otros lotes no hacen. Pero el tema es que nuestro Código de Planeamiento lo permite, y los edificios que vemos crecer a nuestro alrededor, están todos aprobados.

D: Es decir, que no están infringiendo el Código de Planeamiento Urbano.

CS: – Exacto. Sin embargo, hay varios problemas que se suman, y uno de ellos es que nuestro Código de Planeamiento y Edificación permite estos edificios, y no solo eso, sino que los alienta. Supongamos que un propietario de un terreno en el sector céntrico de la ciudad va al Municipio y consulta qué puede hacer; le van a decir que puede hacer este tipo de edificios, con factores de ocupación elevados, gran ocupación del suelo, con mucha densidad, y eso genera una presión muy grande sobre la infraestructura. Nosotros estamos viendo este contrasentido, tenemos un gran atraso en infraestructura, pero, por otro lado, el Código alienta este tipo de edificios. No es un juicio de valor sobre los mismos, sino que se trata, puntualmente, de un contrasentido; por un lado, tenemos dicho atraso y no nos preocupamos por resolverlo, y por el otro, el Código permite hacer ese modelo de ciudad y edificio, que es lo que se ve.

D: ¿Qué papel juega la inversión inmobiliaria?

CS: – Es muy importante y, de hecho, las ciudades crecen y se desarrollan por la inversión privada, pero esta debe estar orientada a un modelo de ciudad, así todos estamos tranquilos; el privado, por un lado, que hace la inversión, porque sabe que la misma va a tener un futuro, y también el Estado, porque sabe que esa inversión del privado ayuda a construir ese modelo de ciudad. Esa sería la situación ideal.

D: ¿Se debería modificar, en tal caso, el Código de Planeamiento Urbano y hacerlo más restrictivo?

CS: – No necesariamente tiene que ser restrictivo, sino que, lo que hay que cambiar, es el punto de vista, la visión. Hay que entender que a la ciudad hay que entenderla de forma integral, no por partes. Por otro lado, tenemos en Puerto Madryn un gran territorio para desarrollar, y por el otro, necesitamos pensar nuestra infraestructura y cómo proveernos de servicios que sean confiables y que no estemos permanentemente en situación de riesgo. Lo que sucedió hace algunas semanas, donde nos quedamos casi una semana y media sin provisión de agua, porque había más turbiedad (en el río Chubut) que los valores normales, es un punto débil de la ciudad, que debería tener dos o tres fuentes alternativas para alimentarse de agua. También, debiera tener, para situaciones de riesgo como esta, un plan de contingencia, que automáticamente se empiece a poner en práctica cuando se detecta que hay una situación de riesgo. De hecho, lo que nos pasó con el agua también puede pasarnos con la energía eléctrica, porque la misma también está en un punto de fragilidad muy alto. Lo que hay que cambiar es el punto de vista, pensar en una ciudad a largo plazo, analizar cómo queremos vivir los madrynenses en 2030, porque en ese año, seguramente seamos 200 mil habitantes o tal vez más, y me pregunto dónde van a vivir esos vecinos, dónde van a trabajar, cómo se van a mover, cómo va a ser el sistema de agua, de energía eléctrica, qué vamos a hacer con los líquidos residuales, con la basura; todo eso hay que ponerse a pensar, seriamente, y en una tarea de tiempo completo. No puede ser que, cuando aparece un evento especial, nos lo pongamos a pensar. Alguien debería estar pensándolo de manera permanente.

D: El episodio de la falta de agua potable disparó dos proyectos puntuales. Por un lado, el análisis de la construcción de una planta desalinizadora y, por el otro, el fomento de construcciones con tecnología y elementos sustentables. ¿Esto ayudaría a resolver el problema, o tan solo una pequeña parte?

CS: – Ayudaría, en parte, pero insisto en que necesitamos, por un lado, un pensamiento a mediano y largo plazo, con participación de gente muy profesional en el tema, que fortalezca nuestra comunidad en términos de infraestructura. Es decir, que recuperemos el atraso pero que el crecimiento a futuro esté sostenido con criterios profesionales muy fuertes en temas de infraestructura y de la ciudad en general. Por otra parte, los madrynenses tenemos que empezar a cambiar nuestras conductas, y las mismas deben ser más amigables con nosotros mismos, con la comunidad y la ciudad.

D: ¿Cómo cuales, por ejemplo?

CS: – Por ejemplo, en otros países, desde hace muchos años, las aguas grises se separan de las aguas negras, en cada vivienda. Entonces, eso implica una disminución muy grande en cuanto a los consumos de agua, además de que hay un uso muy eficiente de la misma. Por otro lado, estamos viendo algunos proyectos en el Colegio de Arquitectos, para utilizar el agua que se utiliza en el lavado de ropa, para riego de árboles. Es un volumen muy importante. Muchos países tienen sistemas así; todo el noroeste árido de Estados Unidos, por ejemplo, tiene por normativas y desde hace muchos años, la separación de aguas grises de las negras. En la actualidad, se están calificando y certificando edificios y ciudades, en términos ambientales, tanto en Alemania, Inglaterra y el centro de Europa, en países como Austria, Suiza, Francia, donde, por un lado, producen la energía que consumen, y por el otro, recuperan el agua que utilizan, conformando un ciclo completo. De este modo, los madrynenses tenemos que empezar a cambiar nuestras conductas, pero también, desde el sector público necesitamos comenzar a ver la ciudad con perspectiva de mediano y largo plazo, ya que esto es lo que orienta a las inversiones; sobre todo a las privadas, porque las ciudades crecen gracias a las mismas y no a las de carácter público.

D: Ser de algún modo “pasivos” frente a dicha necesidad de un cambio de conducta, sería como ir “a contramano” del mundo.

CS: – Exactamente, pero también, sería ir a contramano nuestro. No vamos a tener mucho futuro si continuamos con esta manera de consumir, de vivir, de tratarnos entre nosotros, ya que, en definitiva, el maltrato que uno hace a la ciudad, le vuelve a uno mismo. Puerto Madryn, por ejemplo, debe ser una de las ciudades con más cantidad de calles de tierra, y tiene un parque automotor muy importante; esto significa que hay mucho polvo en suspensión, y el mismo es muy dañino para la salud, porque uno lo aspira y eso lastima las vías respiratorias. Entonces, el hecho de que la ciudad pueda desarrollarse con calles pavimentadas es muy importante. El incorporar árboles, también lo es. Pero en todo eso, hay una pata que tiene que ver con el Estado, y otra con las conductas de los ciudadanos, con cómo nos compartamos con nuestra ciudad.

D: ¿Cómo viene gestionando los proyectos, en este sentido, el Colegio de Arquitectos?

CS: – En primer lugar, se está organizando, para los días 10, 11 y 12 de noviembre, un Congreso Nacional de temas de planificación territorial y urbanismo, en Madryn. Eso lo hacemos desde la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), junto con el Centro Nacional Patagónico (Cenpat). Tendremos especialistas de varias provincias del país, y estamos aguardando la confirmación para la posible visita de algunos profesionales del exterior. Será una buena oportunidad para debatir y ver qué orientación le damos a la planificación de la región patagónica y de nuestra ciudad. Otra cuestión es que venimos reuniéndonos, hace ya un tiempo, con distintos sectores de la comunidad, detrás de un proyecto que esperamos poder hacer público en el corto plazo, para incorporar una gran cantidad de árboles a la ciudad. Entendemos que ello tiene una gran cantidad de beneficios; de hecho, no tiene factores negativos, y puede involucrar a toda la comunidad en una acción concreta, de resultados visibles, en beneficio de toda la comunidad; no solo en lo estético, que es una parte, sino que también generaría mejorías en todo sentido, en cuanto a la capacidad de la ciudad para absorber gases de combustión de los autos, para lograr sombra, reparo, mejora en la estética urbana y generar comportamientos de los vecinos a favor de la ciudad, ya que la intención es que los mismos se comprometan y aporten parte de su tiempo en la plantación y el mantenimiento de árboles. Ojalá podamos lograr, en no mucho tiempo, que Madryn sea un oasis verde sobre la costa de la Patagonia, eso mejoraría muchísimo la calidad de nuestra ciudad.

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