LA CALIDAD EN LA SALUD DEPENDE DE LA ATENCIÓN PERMANENTE A LOS SÍNTOMAS

Recomiendan no descuidar la hidratación en adultos mayores

El agua es esencial, y en toda etapa de la vida, pero aún más cuidado habrá que tener cuando se llega a la edad adulta: una correcta hidratación y una vida activa son claves para una buena salud y calidad de vida de las personas mayores.
No seguir estas recomendaciones básicas puede llevar a un pronunciado deterioro de la salud, tanto a nivel físico como mental, y a mayor riesgo de muerte, de aquí que siempre se esté recordando sobre la importancia de una correcta hidratación.
Los hábitos de la población se están cada vez más alejando del “ideal teórico“. Aún peor, “el desconocimiento observado en temas de nutrición, es más grave y evidente en temas de hidratación“, apuntó la doctora Rosa Ortega, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
“Con frecuencia las personas no pueden precisar lo que han bebido y tampoco saben lo que deberían beber. La población no tiene conocimiento sobre la cantidad de líquido que deben tomar, y suele consumir una cantidad insuficiente“, añadió.
En este sentido, los mayores son los más desinformados y desprotegidos. Sucede también que cuando se es anciano se pierde, en gran parte, la percepción de la sed, por lo que pueden pasar más tiempo sin sentir necesidad de beber agua, y sin tomarla, lo que agrava aún más la situación.

Beneficios probados

Además, sus funciones renales también se reducen, y su actividad física es mucho menor, todo lo cual “condiciona un deterioro de la composición corporal, un menor gasto energético y mayor riesgo de obesidad y padecimiento de determinadas deficiencias, tanto cognitivas como físicas“, indicó la experta.
Lo cierto es que el no tener una correcta hidratación no es tema menor: puede llevar a un marcado descenso de la capacidad de rendimiento psíquico, y acelerar el proceso de desarrollo de trastornos cognitivos propios de la edad avanzada.
En concreto, aún ante una deshidratación leve de sólo un 2 por ciento, ciertas habilidades cognitivas cómo la coordinación viso-motora, la atención, y la memoria a corto plazo quedan afectadas de forma inmediata. Aún más, ya en casos de deshidratación mayor, desciende la capacidad de alerta y concentración, y aumenta el cansancio, la fatiga y la somnolencia.
“Los cambios en la cantidad de electrolitos en el cuerpo producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y otros sistemas que intervienen en el proceso cognitivo. Además, en un estado en el que no se tiene una óptima hidratación, la pérdida de líquidos conduce a la producción de hormonas de estrés, factor subyacente de los efectos negativos en la percepción, habilidad espacial y memoria“, explicó por su parte Ana Adan, profesora titular de Psicobiología del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona.
Así que ya sabes, la hidratación es clave en toda etapa de la vida, pero si estás al cuidado de personas mayores deberás ser aún más consciente de ello y ofrecerles agua y líquidos naturales de forma frecuente y periódica.

Falta de apetito

En general, quienes conviven o cuidan de un anciano deben tener en cuenta detalles de las ingestas además el agua. Muchas veces se encuentran con que éste comienza a perder el apetito de forma gradual, de modo que cada vez va ingiriendo una menor cantidad de comida. Si esto se alarga en el tiempo, puede provocar malnutrición y carencias nutritivas, que faciliten la aparición de diferentes dolencias en el anciano.
Habitualmente, esta inapetencia es transitoria, normalmente ligada a enfermedades como depresión, ansiedad, sufrir algún tipo de infección o pueden ser debidas incluso a la toma de algún medicamento que produce pérdida de apetito en el anciano. Cuando la causa desaparece, el apetito se normaliza.
Sin embargo, a veces dicha normalización no se produce, y entonces es necesario tomar una serie de medidas tanto para aumentar al apetito del anciano como para lograr que la ingesta calórica sea lo ayor posible.
Un modo de lograrlo es incluyendo en la dieta los alimentos que más le gusten, para así estimular su apetito. También es adecuado ofrecerle alimentos fuera del horario de las comidas, para que coma, aunque sea en pequeñas cantidades, a lo largo del día. Debemos preparar también alimentos que sean fáciles de digerir y de masticar por el anciano, sobre todo si la pérdida de apetito se debe a problemas de dentición. De ese modo, facilitaremos la toma de alimentos.
En estos casos, es conveniente evitar que beba mucha agua u otros líquidos precisamente antes de la comida, ya que esto produce sensación de saciedad y tomará menos alimento. Lo mejor es que beba un vaso de agua durante las comidas y beber treinta minutos antes o después de las comidas.
También es aconsejable variar en lo más posible la dieta, para estimular el apetito. Prescindiremos o restringiremos los alimentos poco calóricos, como las verduras y prepararemos preferiblemente aquellos más energéticos, para que el aporte energético sea alto aunque coma poca cantidad. (Vida Sana)

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