CRECE LA TENSIÓN ENTRE LOS GOBIERNOS DE CHUBUT Y RÍO NEGRO

La Nación defendió la instalación de una central nuclear en la Patagonia

La futura planta nuclear de Río Negro incrementó la tirantez política entre Chubut y Nación. El subsecretario del Interior de la Nación, Juan Carlos Morán y el gobernador rionegrino Alberto Weretilneck hablaron de “apresuramiento”. La escalada política que supone un riesgo para Aluar y las petroleras.
Los tiempos políticos parecieran haber empezado a acelerar los tiempos electorales, o viceversa. Sea cual fuere el origen primigenio, lo cierto es que la agenda pública está atravesada por estos días por los filosos dardos que desde el Gobierno provincial se arrojan a la gestión nacional. Y a nadie escapa que, señales políticas mediante, lo que se evidencia es sólo la punta de un iceberg de raíces más profundas.
El presidente Macri volvió de su gira asiática con compromisos de inversión de más de u$d 15 mil millones, y un entramado revitalizado de relaciones políticas y comerciales con los países de Oriente, en línea con su objetivo manifiesto de reinsertar al país en el concierto mundial. Entre los gobernadores que lo acompañaron, el rionegrino Alberto Weretilneck avanzó en la posibilidad cierta de instalar una planta nuclear en su provincia. Y el efecto político en las cercanías no se hizo esperar.
Desde Chubut, el gobernador Das Neves cuestionó la medida y agregó un condimento más a la tirante relación con el Gobierno Nacional. Es que el mandatario chubutense venía señalando su disconformidad en el último tiempo con las políticas nacionales, cuestionamientos que sintetizó en la frase “no vemos ninguna medida que avance a favor del bolsillo del trabajador”.
Naturalmente, en la Casa Rosada no son ingenuos. Saben que las fotos de Das Neves con Sergio Massa o Florencio Randazzo son claves para interpretar los desaires del mandamás chubutense, y que la lógica electoral juega fuerte en la actual coyuntura. Pero lo que más preocupa a Nación es que debe conducir una gestión que ha enfocado en darle previsibilidad a la economía, controlando las variables productivas y financieras, y en esa línea, “consolidar el proyecto” se ha vuelto la prioridad número uno. El Gobierno nacional es consciente que pone en juego mucho en las próximas legislativas, por lo que cada señal de desdén político es mirada no ya con tono conciliador, sino que el malestar se hace notar.

“Apresuramiento”

Frente a las críticas de Das Neves, el subsecretario del Interior nacional, Juan Carlos Morán, respondió que “no existió tanto apresuramiento para criticar la política energética de (el ex ministro de Planificación) Julio De Vido y de (el ex secretario de Energía) Daniel Cameron cuando llevaban a un descalabro energético al país”. El funcionario, que participó en Comodoro Rivadavia de las reuniones por la reconstrucción de la ciudad petrolera, sostuvo que “se debe ser más cuidadoso con un gobierno nacional que recibe una herencia pesadísima en el tema energético, y que trata de normalizar, de planificar y de generar inversiones”, y agregó que “ojalá se hubiese levantado la voz tan rápido en momentos en donde la energía se destruía y nos generaba una herencia pesada, que es la que recibimos con este gobierno”.
Morán brindó sus declaraciones a FM El Chubut, y defendió la instalación de una planta nuclear, al señalar que “será una inversión más que tendrá que tener sus controles, sus auditorías, también para cumplir con los estándares que corresponde. Pero me parece que es por ahí apresurado tomar posiciones más de carácter político, sobre todo cuando hay un gran esfuerzo para dar una vuelta de página del aislamiento, y de que el mundo nos vuelva a ver como un país serio con posibilidades de inversión”.

Década perdida

En ese sentido, indicó que “venimos de una situación de hace 10 años atrás cuando teníamos superávit comercial y gran parte lo explicaba el superávit energético que teníamos. A partir de la destrucción que hizo el kirchnerismo de ese superávit energético, se rompió también ese superávit comercial, se terminó generando un deterioro en todo nuestro sistema energético nacional, terminamos importando energía y sobre todo no desarrollando nuevas energías”, profundizó.
El dirigente nacional sabe de lo que habla. Fue una de las espadas de Elisa Carrió en el Congreso Nacional en momentos en que el kirchnerismo hegemonizaba la escena política, y eran pocas las voces que se alzaban para advertir de las consecuencias de las políticas que se ejecutaban.
El gobernador Weretilneck también mostró su enojo, y sostuvo que “parece apresurado y arriesgado, porque todavía no está definido el emplazamiento y ellos no saben dónde va a estar ubicada. Así que no considero conducente que una provincia se inmiscuya en temas que son de absoluta decisión de los rionegrinos”.

Aluar y las petroleras en tela de juicio

El denominador común habla de apresuramiento, y no es casual. Una posición intransigente puede traer no pocos dolores de cabeza, y casi nadie se atreve a aventurar sus efectos en el largo plazo. Desde el interior del Gobierno chubutense, por caso, algunos miran con preocupación la posibilidad de embarcarse en una cruzada ambientalista a ultranza. Es que se preguntan cómo articular una posición política que no arriesgue cuestiones que parecen naturalizadas en la lógica histórica chubutense, pero que ciertos sectores ya amagan con poner en tela de juicio, como son la explotación petrolera y la actividad de Aluar. “No tiene lógica oponerse a determinadas inversiones con el argumento de defender el medio ambiente, mientras impulsamos que en Madryn y Comodoro los ejes de la actividad económica sigan siendo ese tipo de industrias”, argumentan por lo bajo.
Nadie en el oficialismo quiere llevar mucho más allá el tema, porque saben que la escalada de pronunciamientos sólo les dará oxígeno a los grupos más radicalizados, enrolados en un cuestionamieníticas decisivas, y cada uno to abierto a las operaciones de las petroleras y de la empresa del aluminio. Pero mucho dependerá de la fina conducción política, y de la capacidad de amalgamar posiciones, que los sectores más enardecidos, hoy movilizados en algunos lugares de la provincia, puedan ser acotados políticamente.
Todos saben que se aproximan instancias decisivas, y cada uno buscará aprovechar al máximo su potencial político para capitalizarlo en las elecciones de medio término. Pero la tensión creciente abre muchos interrogantes de cara al futuro. Sobre todo, teniendo en cuenta la precariedad de las finanzas provinciales, y la perspectiva desalentadora que a mediano plazo ofrece la renta petrolera, alicaída aún más luego del temporal que asoló Comodoro Rivadavia recientemente. De cómo impacte esta tirantez política, en medio de un escenario de fragilidad económica y ánimos electorales exaltados, dependerá el futuro chubutense en el mediano plazo. (Sur Actual)

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