CONVOCADOS Y AUTOCONVOCADOS GRITARON “NI UNA MENOS” UNA VEZ MÁS

Madryn marchó pidiendo Justicia por el crimen de Micaela

El flagelo de la violencia de género atraviesa por igual, y desde hace décadas, a todas las jurisdicciones del país, siendo que ninguna de ellas se encuentra exenta de padecer, en carne propia, el horror que significa la violencia machista elevada a su máximo exponente, que es el femicidio.
El pasado sábado fue encontrado, en un campo cercano a la localidad de Gualeguay, Entre Ríos, el cuerpo sin vida de Micaela García, la joven de 21 años que, una semana atrás había sido vista por última vez saliendo de un boliche. La víctima se encontraba desnuda y, horas antes, había sido encontrada su ropa a unos ocho kilómetros de la Ruta Nacional 12, por lo que los investigadores presumían el trágico desenlace, que hizo que miles de personas se alzaran, en todo el país, pidiendo Justicia y reclamando una mayor preocupación institucional y judicial en cuanto a los crímenes de género, la cual, en vista de los resultados, parecería no haber.
El presunto asesino de Micaela, Sebastián Wagner, de 30 años, residía en la localidad de Gualeguay desde agosto de 2016, cuando fue puesto en libertad por el juez de ejecución de penas Carlos Alfredo Rossi; se trata de un sujeto sobre el cual pesaba una condena a nueve años de prisión por dos violaciones, en cuyo marco fue remitido, hacia el magistrado, un informe realizado por el Servicio Penitenciario local, el cual desaconsejaba su excarcelación, basándose en pericias psicológicas.
Sin embargo, el juez optó por la liberación del condenado y, que siete meses después sería detenido, en esta ocasión, por el brutal crimen de la joven, a quien según autoridades policiales, su asesino fue “despojándola de sus prendas de ropa en el camino”, para luego arrojar su cuerpo a un terreno baldío, donde fue hallado por un can de rastro cadavérico.
La noticia provocó el repudio a nivel nacional, donde el reclamo de Justicia no solo estuvo dirigido hacia las autoridades policiales y al Estado en sí mismo como institución que debe garantizar y resguardar la seguridad de los ciudadanos, sino también hacia el propio juez que liberó a quien luego se convertiría en un femicida; incluso, un senador por el departamento de Gualeguaychí, Nicolás Mattiauda, pidió públicamente el juicio político y posterior remoción del magistrado: “Tenemos un tipo de jueces que se ponen más cerca de los delincuentes que de sus víctimas”, consignó.

Estallido social

Horas después de conocido en macabro hallazgo, el colectivo “Ni Una Menos” convocó a una marcha para las 20 horas del mismo día, en este caso en la Plaza San Martín de Puerto Madryn, donde cientos de mujeres, portando banderas con distintas leyendas como “El Estado es responsable”, se movilizaron con duras consignas hacia la Justicia y las instituciones: “Yo sabía, yo sabía, que a los violadores los cuida la Policía”, expresaba una enérgica y a la vez angustiada multitud, en relación a responsabilidad que se le endilga al juez de la causa por haber liberado al sujeto condenado por dos violaciones, decisión que, directa o indirectamente, arrojó el lamentable saldo de una víctima más de la violencia machista.
Se trata de una nueva marcha de las tantas que hubo en Madryn, en el marco de una lamentable problemática a la cual la ciudad no es ajena, y ello ha quedado en evidencia tras las estadísticas dan cuenta del incremento en la cantidad de denuncias por violencia familiar y de género en la ciudad costera; a su vez, en mayo del año pasado, el femicidio de la estudiante entrerriana que residía en Madryn, Diana Verónica Rojas, volvió a marcar “a sangre y fuego” una memoria colectiva que brega por impartir Justicia, allí donde muchas veces fallan las instituciones.

Bronca e indignación

En las redes sociales, el grupo de teatro Las Magdalenas convocó al encuentro a través de un duro y sentido mensaje: “Mirale la cara. Mirala en el barrio. Mirala con lxs pibxs. Mirala en el merendero y con el micrófono. Con la casaca y las ganas. Con las compañeras y amigas. En los plenarios y calles. Mirala, que se te grabe, que nunca desaparezca. Mirala para nunca más preocuparte por una catedral, un patrullero o una pared pintada. Mirala y dejame de romper los ovarios con las caras tapadas, nuestras tetas y algún cascote. Mirala y decime si no te sentís un f….. Mirala y preguntate si vas a seguir hablando sobre cómo iba vestida, sobre la hora que era, sobre el lugar y dónde estaban esos padres, preguntate si andaba sola y sentite una m…… Mirala y volvé a decirnos violentas si te dan los huevos. Mirala y decime que no podemos estar hartas, enojadas, angustiadas. Mirala y salí a la calle con tus compañeras. Mirala y discutile a los machitos de tu familia, amigos y compañeros. Mirala y hablá de un Estado ausente y una justicia cómplice. Mirala y no te olvides del violador suelto, del juez que lo libera, de la yuta no haciendo una m…… Mirala y no permitas nunca más el chiste misógino en la oficina, el golpe que se escucha en la casa de la vecina. Mirala y no te hagas el p…….. Mirala y dejá de decirle piropo al acoso y violencia a la violencia machista. Mirala y no desvíes la mirada cuando nos gritan, tocan, ningunean, ridiculizan, golpean. Mirala y hacete cargo del cupo, de correrte, de dejar avanzar. Mirala y ca….te en tus privilegios que nos hacen de pared cuando queremos gritar. Mirala y nunca más se te ocurra decirnos cómo luchar, cómo expresarnos y con qué formas hablarles. Mirala y que te quede bien claro: Micaela es nuestra lucha y hambre de justicia. Mirala y que te quede claro que no vamos a parar, que Micaela es un llanto colectivo en un abrazo común. Que hoy en los barrios suspendemos el taller de mujeres para pasarnos el mate entre lágrimas que prometen justicia. Mirala para siempre y nunca te olvides: no vamos a parar nunca, porque si paramos le fallamos a la negra y a todas las que no están. Mirala porque la negra no lucha más, pero acá estamos nosotras y juramos vencer. Vamos a llenar de machos, ratis y jueces el paredón, se va a acabar”.

El mensaje de los padres

«Vuela alto mi negra!! Como siempre lo hiciste. Te prometo que lucharé por tus ideales, que todos te puedan ver. No me salen las palabras. Siempre estás en mi corazón», escribía el pasado sábado la madre de Micaela, Andrea Lescano, horas antes de que cientos de manifestaciones se replicaran a lo largo y ancho del país, en pedido de Justicia y al grito de “Ni Una Menos”.
Micaela García era oriunda de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, pero residía en la localidad de Gualeguay, donde cursaba el profesorado universitario de Educación Física; militaba en el espacio político “JP Evita” de dicha ciudad y era considerada “una joven que luchaba por una sociedad mejor”.
Su padre, Néstor García, quien se desempeña como decano de la Universidad Tecnológica Nacional Regional Uruguay, llamó a “no hacer Justicia por mano propia” y a seguir “el orden institucional”, remarcando que “vamos a vivir para tratar de lograr una sociedad más justa, como pretendía Micaela”.
A su vez, expresó que “Micaela era referente de un movimiento, con un compromiso marcado para buscar una sociedad distinta, era muy especial, pero yo sé lo que ella pretendía, por lo que vamos en búsqueda de sus sueños” y reconoció: “Tengo una tranquilidad rara, porque sé que Micaela nos va a seguir guiando; el dolor tiene que servir para cambiar la sociedad”.

Crimen y fuga

El sospechoso y único detenido por el crimen de Micaela, Sebastián Wagner, había estado dos días sin que su pareja, Nora González, conociera su paradero. Había llegado el sábado a la noche «muy borracho, drogado» y con un raspón cerca del cuello, según precisó la mujer. El sujeto habría luego confesado la violación y posterior homicidio de la joven de 21 años.
Cuando la Policía arribó a una casilla de madera en la calle La Tablada al 7700, en el barrio San Carlos de la localidad bonaerense de Moreno, los efectivos dieron la voz de alto y escucharon un arma gatillar varias veces, pero aparentemente la misma se habría trabado; los investigadores presumen que Wagner habría intentado defenderse a los tiros, o bien intentado quitarse la vida, tras hallarse acorralado por las fuerzas de seguridad.
“Está bien, me entrego”, gritó el sujeto tras verse rodeado.
En referencia a cómo llegó hasta dicha localidad del oeste de Buenos Aires, según fuentes judiciales, algunas escuchas telefónicas establecieron que el individuo había salido el domingo pasado de Gualeguay, y que en la Ruta Nacional 12 había abordado un camión que posteriormente lo trasladó hasta la provincia de Buenos Aires; luego, en la localidad de Campana, según presumen los investigadores, fue recogido por la pareja de su madre, pero luego fue supuestamente entregado.

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