BRONCA EN CAMBIEMOS PORQUE LOS MINISTROS SE BORRAN DEL TIMBREO QUE VIENE. CIRCULA UN MANUAL PARA TIMBREAR. EL RELATO SOBRE LOS RIESGOS DE LA GOBERNABILIDAD Y LAS CONSPIRACIONES. Y COMO VOLVER A LA CAMPAÑA DEL “SE PUEDE” CUANDO “NO SE PUEDE”

Ring raje

El sábado habrá otro timbreo de Cambiemos en todo el país, pero dicen que los funcionarios no irán. Y los que deberán patear la calle y aguantarse más de un reclamo vecinal, serán los legisladores e intendentes.
Hasta ahora, además de los voluntarios y amigos, los funcionarios del gabinete de Mauricio Macri habían encabezado las últimas ediciones de esta modalidad por excelencia de campaña del PRO. Incluso el presidente se sumó en varias ocasiones, junto a los aliados de la UCR y la Coalición Cívica.
Pero ahora, el Gobierno determinó que los funcionarios no participarán de la actividad, sólo reservada en esta ocasión para los adherentes y los dirigentes que no ocupan cargos en el Ejecutivo.
En el seno de la alianza, afirman que la decisión enfadó a los legisladores, intendentes y referentes de Cambiemos en los distritos gobernados por la oposición.
«Las medidas las toman ellos y nosotros tenemos que salir a poner la cara con los vecinos», reproduce LPO sobre dichos de uno de los referentes bonaerenses del PRO.
Los legisladores también protestan porque deben salir a defender al Gobierno luego de las semanas más difíciles del Gobierno, con la calle tomada por las marchas en contra. Este síntoma de abandonar el frente y optar por la trinchera, se leyó puertas adentro y afuera como una manera de preservarse ante el mal ánimo que se habría agitado este mes contra la sumatoria gobernante.
Para colmo, hasta les dieron “manuales” de cómo manejarse en el timbreo: “Debemos lograr que la fotografía refleje una relación personal y un vínculo emocional con las personas. La cercanía no implica contacto y tampoco se origina si son muchos voluntarios los que hablan con un solo vecino”, es uno de los consejos del “Manual del Timbreo” que recibieron militantes, legisladores y funcionarios de Cambiemos antes de salir a la calle, recorridas en las que no hay lugar para la improvisación y todo está escrito en detalles y con instrucciones: desde qué decir hasta cómo hacer las imágenes que más tarde invadirán las distintas redes sociales, confirmó Perfil.

«No quieren que termine»

Otro indicador de que hay preocupación en el oficialismo que ya comenzó a hacer uso de la siempre vigente victimización oportuna, fue que la figura más fuerte y menos cuestionada del Gabinete, fue quien estampó los embates contra la gobernabilidad que se estarían evidenciando.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, aseguró esta semana que hay quienes aspiran a que el gobierno «no finalice su mandato» porque «están flojos de papeles». «Están las dudas de que quieran voltear» al jefe de Estado Mauricio Macri. «Hay sectores para los cuales cuanto peor esté la cosa, mejor. Son los mismos que vienen poniendo palos en la rueda durante todos estos primeros quince meses de gestión, que se oponen a todo, que están en contra de cualquier cosa que hagamos; son los que quieren volver para atrás», apuntó Frigerio.
En tanto, el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi respaldó la teoría de la conspiración en marcha. Consideró que hay «gente que puede hacer cualquier cosa con tal de retomar el poder», y destacó que la Argentina «está mejor de lo que pensaba».
Por su parte, el ministro del Interior llamó a «combatir esas fuerzas que nos quieren llevar para atrás, que quieren decirnos que no se puede, que tenemos que condenarnos a vivir siempre de la misma manera».
Consultado por MDZ Radio sobre si sus referencias a los que «ponen palos a la rueda» estaban destinadas al kirchnerismo, respondió: «Es obvio. Permanentemente por las redes sociales, en charlas, conferencias lo dicen con todas las letras: ‘necesitamos que este gobierno no llegue a finalizar su mandato'».
«Entre otras cosas, muchos lo plantean por su situación judicial, porque están flojos de papeles, porque seguro se han llenado los bolsillos con los recursos de la gente y necesitan que este gobierno no termine porque este gobierno le da libertad a la Justicia para investigar y no como antes cuando la Justicia actuaba bajo las órdenes del Ejecutivo», aseveró.
Frigerio a su vez reconoció que la Argentina transita por un «proceso difícil» dado que «hay gente que le cuesta llegar a fin de mes», pero insistió en manifestar su optimismo en que «este es el camino» para salir de los problemas que aquejan al país. «No estamos diciendo que en quince meses resolvimos los problemas, que ya salimos, que está todo bien. Decimos que este proceso de cambio es durísimo, difícil, costoso pero que no hay que perder el rumbo y que hay que seguir siendo persistentes porque este es el camino que va a posibilitar que vivamos mejor».

Comparaciones odiosas

Rattazzi afirmó que la Argentina está «mejor de lo que» él «pensaba», ya que por ejemplo «los números» de la inflación «dan que está bajando», aunque manifestó que el país «viene de un desastre total de los últimos 12 años y no se cura con aspirinas».
«Yo no pensaba que iban a querer voltear a (al ex presidente Fernando) De la Rúa, pero lo voltearon. Entonces, hay que prestar atención. Hay gente que puede hacer cualquier cosa con tal de retomar el poder. A ese tipo de riesgo yo no le creo institucionalmente, pero que las dudas están, están», enfatizó.
Por último, Rattazzi, consultado sobre la inflación, expresó que «los números dan que está bajando» y especificó que la suba generalizada de precios «es tremendamente desfavorable para las personas de menos recursos», ya que «las condena a la pobreza».

Con este escenario, la pregunta del millón es como llegará Cambiemos a encarar el tramo más complicado de la campaña este año electoral que ya está rodando. Según el columnista político Martín Rodríguez, el discurso que se ha vendió usando no ayuda: «Ustedes no sirven», «ustedes malgastan la energía», «ustedes son un costo laboral». Pasado en limpio, ese parece ser el mensaje del gobierno hacia la sociedad, como bien señala el antropólogo Pablo Seman. Esa belicosidad no aparece tanto contra el kirchnerismo o CFK, por lo menos en boca del presidente, que se cuida de ni nombrarlos, sino contra los efectos del kirchnerismo en la sociedad. Alguna vez el sociólogo Ignacio Ramírez señaló a partir de un estudio de opinión la tentadora idea de que la sociedad resulta más kirchnerista de lo que cree (y de lo que vota) en base a una serie de preferencias (por ejemplo: sobre cuánta regulación aceptan del Estado en la economía). Decía Ramírez que la dimensión del kirchnerismo no pasaba tanto por la identificación partidaria, sino por el ecosistema social.
Antes había retos. Ahora también. Así, la sociedad entra en una suerte de penitencia porque la «malacostumbraron» a vivir demasiado fácil, a ser subsidiada, a hacer juicios laborales en masa, etc. Se sienten retados, incluso, porciones de esa misma sociedad que «votaron el cambio». Becarios del CONICET, empresarios Pyme, maestros, operarios de ramas no viables (textil, calzado), trabajadores que pagan ganancias, son las víctimas de esta nueva mano invisible y parecen vivir una inversión del discurso de los 90, cuando se decía, «las provincias son inviables». Ahora lo que parecen inviables son los sujetos.
Entonces, la pregunta «¿cómo va a ser la campaña de Cambiemos?», cuando el promedio de encuestas en la provincia de Buenos Aires sacude el exitismo. «Primero deben fundar la autoridad política, después vendrá la economía», dicen que dicen los que dicen hablar con «inversores». Y por lo pronto también, con tantos frentes que hay abiertos, se diría que la sociedad les devuelve un poco el reto: marzo abrió con un calendario demoledor de cortes, marchas y paros intenso. Ahora deberá surfearse esta ola de desagrados. El tema es que se hizo campaña diciendo que «sí se puede», pero se gobernó este tiempo diciendo que «no se puede». Tienen que volver al «sí», el tema es como. Todo gobierno es una pedagogía social. Como dice la politóloga María Esperanza Casullo: «Cambiemos no es tan eficaz en construir un discurso positivo de Cambiemos: quién es, para dónde va, cuál es el futuro de felicidad que piensa ofrecer a una mayoría.»
Por supuesto, claro, acá hay un problema. Vivimos pendientes de una industria de la información que incluye consultoras, medios, redes sociales, percepciones, militancia, paneles de televisión, consumo de revistas digitales. Y la comunicación del gobierno, el mantra de su micro-segmentación, el argumento duranbarbiano de que son una máquina finisecular de estudiar la sociedad, pareciera encerrarnos en la trampa de que en realidad no sabemos lo que pasa y ellos sí. «Macri flota con su imagen», dicen en base a su información. Habrá algo de verdad en esto, pero también de simbología de globo amarillo aún no pinchado. Por lo pronto, para el timbreo que se viene el fin de semana quedaron bastante menos. Habrá que ver…

Fuentes: Perfil, LPO, NA, AF.

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