LOS DOS IMPUTADOS POR EL HOMICIDIO OCURRIDO EN 2016 FUERON CONDENADOS A 15 AÑOS DE PRISIÓN

Emotiva carta del padre del remisero asesinado en Esquel, tras la sentencia

El 13 de febrero del año pasado, entre las 8 y las 8:30 de la mañana, el vehículo conducido por Matías Albornoz fue abordado por dos sujetos en la agencia “El Piltri” de la localidad de El Bolsón, Río Negro; momentos más tarde, el cuerpo sin vida del remisero aparecería a pocos metros del Paralelo 42, en el límite con la provincia del Chubut. La víctima presentaba un disparo de arma de fuego calibre 22 en el pecho, y el auto estaba junto al cuerpo del joven; a los pocos metros, su billetera vacía, sin la recaudación nocturna de aproximadamente 2.500 pesos, además de dos teléfonos celulares.
Los dos detenidos por el hecho, Juan Franco Ordoñez y Lucas Emanuel Mansilla, fueron condenados a 15 años de prisión por el “homicidio en ocasión de robo”, en un proceso judicial que culminó con una emotiva carta, redactada por el padre de la víctima, donde hizo referencia a que “la muerte de un hijo es única, así lo viví” y agradeció “la solidaridad, el acompañamiento y el respeto” de su entorno, tras la pérdida de su hijo.

“Es posible encontrar una luz de esperanza”

“Habiendo transcurrido un año del inicio del juicio por el asesinato de mi hijo Matías, quiero compartir con ustedes la siguiente reflexión, fruto de todo lo que hemos vivido con mi familia, a partir del hecho aberrante que cambió para siempre nuestras vidas”, expresó la carta, donde Albornoz reflexionó que “haber perdido un hijo y en forma violenta es, quizás, uno de los dolores más fuertes que una persona puede enfrentar; acaso sin respuestas lógicas o ilógicas; tal vez, con el convencimiento de que el día siguiente no solo nada será igual, sino que todo aquello por lo que creímos ser ya no existe”.
Sin embargo, “quizás por nuestra naturaleza, que a veces nos regala oportunidades, puedo decir que a pesar del enorme sufrimiento, es posible encontrar una luz de esperanza”, agregó.
“La muerte de mi hijo no ha sido un dolor mayor que la de otros tantos hijos, hermanos, padres o madres que, lamentablemente y a diario, cada vez son más. Pero, siempre, la muerte de un hijo es única. Así lo viví. Aunque, también, viví la solidaridad, el acompañamiento y el respeto, factores que hoy me sostienen de pie y me dan la certeza, por la memoria de Matías, de continuar lo más erguido posible ya no para que se evite un asesinato, porque parece imposible hacerlo, sino para que quienes deban enfrentarse a tan destructivo padecimiento, puedan encontrar en el acompañamiento de sus comunidades la esperanza y las fuerzas necesarias para saberse vivos”.

Con la contención de la comunidad

Por otro lado, el padre del joven asesinado agradeció “a las tantas personas que me hicieron sentir vivo; a mí, al resto de mi familia, a mi nieta, aunque todavía y gracias a Dios no tiene conciencia de lo sucedido. Un agradecimiento que se destaca en los amigos, en los compañeros de Matías, en las autoridades de mi ciudad y en las autoridades de la Comarca Andina, que en ningún momento dejaron de darme la esperanza de que es posible encontrar hechos humanizantes dentro de la política”.
También, sostuvo que “quiero poner sobre relieve a los medios de comunicación, a la prensa en general, tanto de El Bolsón como de Esquel, incluso de otras localidades que han logrado aquello que comencé a pensar hace un año y que parece un siglo: ‘El juicio no se puede caer de la agenda’. A todos ellos, no puedo más que decirles que los llevo en el corazón, porque si el dolor de la muerte violenta de un hijo es imposible de definir, el aliciente de saber que un día habrá Justicia es, quizás, la letra que puede dar explicación a lo que no la tiene, y estoy convencido de que, gracias a que siempre estuvo en la agenda, hoy puedo escribir estas palabras”.

“Cada vez hay más muertes injustas e innecesarias”

En el acompañamiento “he encontrado la solidaridad; la oportunidad, antes no advertida, de cruzarme con personas que fueron capaces de hacer mi dolor propio, de sostenerme, de empujarme y de convencerme acerca de elegir dar la pelea en la búsqueda de Justicia”, manifestó Albornoz, agregando que “el respeto, fue a través del recorrido de este año, que fue una vida; un juicio que duró para mí, toda una vida a pesar de que culminó al año, un dolor inagotable a cada momento, en cada audiencia, en cada encuentro con quienes se suponía primero y se confirmó después, habían asesinado a mi hijo”.
En este sentido, mencionó que “sin embargo, a pesar de todos los desencuentros, hemos dado con un proceso investigativo que nos mostró la cara deseable de la Justicia, la de sentir que está al servicio de los ciudadanos”, por lo que “quiero también agradecer al Poder Judicial de Chubut y a su sistema de Justicia Penal; porque sé que el caso se mediatizó, también sé que hemos estado siempre detrás del expediente o de la Fiscalía, o pidiendo alguna aclaración a los jueces. Aunque la realidad es que no estamos acostumbrados a sentir una Justicia cercana y muy probablemente por eso, cada vez en nuestro país, hay más muertes injustas e innecesarias”.

Justicia lejana y Justicia cercana

“Haber transitado ese camino”, sostuvo el padre del joven asesinado, “me deja la esperanza de que se puede confiar y de que el recorrido no sólo es a partir del reclamo, aún legítimo, sino que propone involucrarse y ser parte, para poder comprender, para saber conocer y para poder aceptar”, añadió.
En este contexto, manifestó que “hoy, ese recorrido me da la oportunidad de hallar, a través del dolor, la posibilidad de acompañar a otros en sus penas y la ocasión para reflexionar sobre nuestra sociedad, la Justicia desde un organismo y la Justicia como valor inquebrantable de nuestra sociedad; también, quiero decir que nada de todo esto hubiera sido posible sin el acompañamiento del doctor (Aníbal) Orellano, nuestro patrocinante”.
Albornoz concluyó el emotivo mensaje expresando que “ojalá, estos pensamientos puedan ser de utilidad para todas esas personas que todavía reclaman Justicia por la pérdida violenta de algún ser querido; ojalá, todos esos anónimos que no tienen recursos para acceder a un medio periodístico, que no tienen forma de comunicarse con un fiscal o un juez, que no tienen dinero, por ejemplo para viajar 180 kilómetros para asistir a una audiencia, pronto, puedan reconocer en la Justicia a un aliado y no a un enemigo que infunde mayor violencia por lo inexplicable de su lejanía”, añadiendo que “por el momento, a todos los que nos ayudaron, quiero decirles que voy a tomar esta oportunidad por mí, por mi familia y por la memoria de Matías, para que las personas que son víctimas de situaciones trágicas como la que viví, encuentren por lo menos el acompañamiento necesario para que el camino de lo irremediable resulte menos doloroso”.

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