UNA FAMILIA NECESITA UNOS $ 2 MIL PARA COMER EN LA COSTA

Temporada 2017: La Playa, más cara pero siempre con opciones

La segunda quincena de enero viene exponiendo inmejorables condiciones climáticas, ideales para aprovechar la extensa costa atlántica que posee la provincia de Chubut. Sea con escapadas de fin de semana o para veraneantes que eligen la zona para pasar unas más extensas vacaciones, los precios se vienen disparando, siendo uno de los reclamos principales de los entrevistados.
Un breve sondeo en la zona costera de Madryn permitió conocer que una familia tipo, con dos adultos y dos menores necesita en promedio entre 1500 y 2000 pesos para comer en un parador de un balneario, variando los valores de acuerdo al lugar de veraneo. Quienes quieren aprovechar todo el día en el mar, en general, no tienen más opción que recurrir al uso de las conservadoras con provisiones para “picar” algo bajo la sombrilla o ir a almorzar en un parador. Para esta última opción, en una comida para toda la familia, pueden llegar a gastar 2 mil pesos, variando los valores, si “piden entrada, el tipo de bebida y si consumen o no postre”.
Si la idea es ahorrar un poco más, detalló Florencia de 17 años, ciudadana madrynense, “hay que recurrir a las comidas rápidas de los puestos, donde un superpancho en Madryn sale 50 pesos, un cono de papas fritas 45 pesos, o una hamburguesa entre 80 y 100 pesos”.
Al mismo tiempo, puntualizó: “hay que reconocer que en vacaciones se come mucho y feo, donde la relación precio calidad es de lo peor. La comida que ofrecen es mayormente recalentada, o tiene mucha grasa y los licuados, por ejemplo, están llenos de agua”.
En relación a igual temporada del año anterior, dijo: “este año las cosas están carísimas y es notorio que todo aumentó un montón y si bien los paradores ofrecen la posibilidad de comer sin alejarse del mar, no suelen ser baratos”.

Más descanso, menos estrés

En vacaciones, comer afuera es muy frecuente. Esto forma parte del descanso. “Sin embargo, si no te medís se te desploma todo el presupuesto”, resaltó José Manuel que está veraneando en la zona junto a su esposa y su hijo. “Nosotros preferimos comprar en el supermercado y llevarnos las viandas a la playa. Otra cosa que hacemos algunas veces es volvernos al mediodía al alojamiento a comer, y después si no se levanta mucho el viento nos volvemos a la playa un rato más”, comentó.
“Esto nos ayuda a cuidar el bolsillo, porque la idea de salir a algún lugar de vacaciones es disfrutar y relajarse, no terminar endeudamos o estresados por los gastos de las vacaciones”, afirmó el turista.
En la mayoría de las playas argentinas, bajo las sombrillas, mandan las heladeritas con frutas, pan y fiambres. A la hora de comprar, los preferidos son los panchos, los choclos, los licuados y las ensaladas de fruta. Todo vale para engañar al estómago y gastar menos, especialmente para los jóvenes que veranean entre amigos y tienen que ser “súper gasoleros”. A ellos les gusta guardar plata para las salidas nocturnas.

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