PERSPECTIVAS ECONÓMICAS Y EXPECTATIVAS POLÍTICAS. EL CAMBIO DE MINISTRO NO APLACA LA INCERTIDUMBRE. EL SECTOR INDUSTRIAL Y LAS PYMES, PREOCUPADOS.

El nombre y la cosa

Nicolás Dujovne, nuevo ministro de Hacienda, arranca el mandato reconociéndole a Alfonso Prat Gay todo el camino recorrido este año para corregir distorsiones heredadas en la Economía. Aunque se refiera a la salida del cepo, la renegociación con los holdouts y la baja real del gasto este año (festeja el logro como uno de los más importantes) con agradecimiento hacia el anterior equipo, proyecta un camino futuro bastante distinto .Pero El lenguaje cambia cuando el ministro, por ejemplo, comienza a hablar de la posibilidad de bajar los altos impuestos al trabajo y cargas sociales, presión que identifica como un elemento distorsivo que bloquea la generación de empleo e incita a mantener ese 35% de economía en negro que el país nunca puede combatir. Así, el programa ahora habla de reducir impuestos que ahogan la economía y los bolsillos, como el caso del tributo al cheque; con cautela razona también sobre la necesidad de cambios en el IVA y en el impuesto a los ingresos brutos en las provincias. Esa batalla, ajena al público general, es la mas grande que presenta el país y complica la competitividad de cada región. Hablar de negociar con gobernadores una reforma a Ingresos Brutos, que no corresponden a la Nación sino a las provincias, es lo mismo que plantear la necesidad de una nueva Ley de Coparticipación Federal de Impuestos. La última fue sancionada por Raúl Alfonsín, después sólo se pusieron parches en ese reparto de fondos. Quizás sea imposible pero el Presidente que avance con ese tema quizá pueda ponerle el cascabel al gato, que es la debacle fiscal que vive la Argentina desde hace décadas.
Guarda, es cierto, todas las formas electorales y hasta se frena en cuestiones que serían razonables para el país pero que el macrismo no quiere mencionar siguiendo un absurdo cliché heredado del kirchnerismo, como es la posibilidad de tomar préstamos más baratos en el FMI. Por ahora, insiste, el mercado se normalizó tras la turbulencia que provocó el triunfo de Donald Trump y la Argentina podrá cubrir todas sus necesidades de financiamiento acudiendo solo al mercado. Un guiño a la vieja política que el Gobierno se niega a abandonar. Por tratarse del primer día de gestión, esperanza un ministro que pide bajar impuestos y controlar el gasto. Se acerca con eso a las promesas de Mauricio Macri en la campaña. Mas cuando acompaña esos gestos con la promesa de mantener una relación coordinada entre las medidas que se tomen en Hacienda y la tarea del Banco Central de cuidar el valor de la moneda. «Mantener bajo el déficit ayuda a combatir la inflación», resume el ministro. Lo mismo aplica para el momento de subir tarifas. Deberá luchar en esto con otros sectores del Gobierno que los últimos meses no actuaron en ese sentido. De última una frase suya resume las intenciones: «Construir una épica de la normalidad». Loable epopeya para un año electoral, donde el Gobierno negociará a cuatro manos con el peronismo.

Demasiadas urgencias

Pero, le alcanzará al Gobierno para torcer el rumbo de la economía con el solo hecho de cambiar nombres en el Ministerio? La respuesta es contundente: «Claramente, no».
Si se repasan los sectores productivos de la Argentina, salvo casos excepcionales como el juguetero o parte del campo, la otra gran mayoría se vio afectada por la caída del consumo local y el derrumbe de las ventas externas.
En este último caso la recesión de Brasil juega un papel preponderante. Es decir: si Brasil no se recupera, las automotrices locales, por ejemplo, van a tener que lidiar con una producción en 2017 mesurada, opacada por los vaivenes industriales y los elevados costos internos, producto entre otras cosas de un dólar alto. En el sector automotriz los únicos que parecen estar a salvo son quienes inclinaron su negocio a la fabricación de camionetas 4×4, que lograron ventas excepcionales en el mercado local y también en el exterior.Pero la industria sensible, como la maderera, la textil, calzado o electrodomésticos, sólo para nombrar algunos casos, depende más de la política interna que de la competencia o reconversión que puedan lograr en el corto plazo. Es decir que una reconversión, como pretenden algunos sectores del Gobierno, puede llegar a tener un costo social muy fuerte, que algunos analistas no ven viable justo en un año de elecciones. A esto hay que agregarle el temor que tienen los industriales a que el Gobierno no reconozca como economía de mercado a China. Dicen los empresarios que si esto pasa, la industria local directamente desaparece.
«La cadena de valor textil indumentaria terminó el año con una caída del nivel de actividad promedio de entre 25% y 30%, consecuencia del fuerte derrumbe del consumo del mercado nacional, y un aumento de las importaciones», denuncia el presidente de Protejer, Jorge Sorabilla.
Los textiles dicen que a partir de la aprobación del stock de las Declaraciones Juradas Anticipadas (Djais) a fines de 2015, se generó un cambio de expectativas por parte de canales comerciales mayoristas, supermercados, grandes tiendas departamentales y un porcentaje importante de marcas, que se volcaron masivamente a la importación, registrándose en el primer semestre del año un aluvión de importaciones que incrementaron en un 22% promedio el volumen en relación al mismo período anterior.

Los números hablan

Por su parte, Alberto Sellaro, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Calzado, también hace un balance negativo de 2016.»La industria del calzado tuvo que atravesar un año difícil. Culminaremos 2016, por debajo de la producción récord del año pasado, que fueron 125 millones de pares. Hay algunas fábricas con problemas. Y otras que resisten el mal momento ocupando a su personal en la fabricación de los productos de invierno. No suspendimos ni despedimos a ningún trabajador», asegura.
De todos modos, en la industria del calzado hacen una diferencia con lo vivido en los ‘90. «Somos conscientes de que no estamos viviendo una etapa terminal, pero le sugerimos al Gobierno que nos apoye en el monitoreo de las importaciones», pide Sellaro.
Otro de los sectores afectados por la caída del consumo es el de los productos eléctricos y electrodomésticos.
Gustavo Castelli, CEO de BGH Consumer, dice que en términos generales el año 2016 se presentó con una retracción en la demanda, pérdida del poder adquisitivo y alto nivel de stock por parte de fabricantes y comercios. En línea con esto, nos encontramos con una baja rentabilidad generada por precios muy bajos, y mucha cautela por parte de los consumidores, como consecuencia de la incertidumbre económica. «Nuestro objetivo para 2017 será afianzarnos en sectores estratégicos y continuar desarrollando e innovando en productos y servicios de tecnología, tanto con marca propia como de otras marcas reconocidas internacionalmente. En ese sentido, como parte de nuestra visión de largo plazo, extenderemos nuestro sólido proyecto de regionalización para llegar con nuestros productos y servicios a todos los países de América latina en los próximos años», se imagina Castelli.
La producción y venta de tabaco es otro de los sectores que no tuve un buen 2016. Pero a diferencia de los sectores sensibles, de tabacalero vivió este año una crisis que va más allá de la situación económica general.
La caída de la producción, superior al 15%, recortó horas extras y dejó más de 350 despedidos sólo en el sector industrial. Y las perspectivas para 2017 no son mejores: «De mantenerse el nivel de presión impositiva decretado en 2016, tendremos otro año problemático», indico. Este año que acaba de comenzar, el Gobierno no sólo deberá enfrentar las elecciones de medio término. Deberá lidiar con un mundo caro por el efecto Trump y contraído por la crisis mundial de manufacturas. En ese mapa, la lluvia de inversiones que imagina Macri parece lejana. La industria local, básicamente las pymes y sus problemas, esperan con cautela las decisiones de un Presidente y su equipo, de cara a un año que a simple vista parece tan complicado como lo fue 2016. Habrá q ver…

Fuentes: Ámbito, Cronista.

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