DAS NEVES PLANTÓ CAMBIOS EN EL IPV POR LA AVANZADA DE LOS `COBRADORES PRECOCES´. LA ANGURRIA DE ALGUNAS CONSTRUCTORAS Y EL CIERRE DE CANILLA NACIONAL A LOS FONDOS PARA OBRAS EN DICIEMBRE

Tengan mano compañeros

Por Juana de Arco*

Podrán decir que muchas de las cosas de Das Neves no cambiaron, pero gran parte de las más importantes parece que sí. Sus tiempos de reacción y de tolerancia ante el menor resquicio de choreo interno de algún vivillo o de irregularidades es resuelta en tiempo récord. Eso significa para los que no entendieron, trabajar para el bronce, porque poder y fama, ya tiene.
Esta semana tiró del avión el cambio en el IPV anunciando que corría Alejandro Bertorini y en su lugar lo reemplazaría el ex intendente de Dolavon y actual titular de CORFO, Martín Bortagaray. En realidad, a Bertorini lo tiró `en paracaídas´porque lo hará recalar con `puente de plata´ que construyen en el Ministerio de Infraestructura que conduce el ministro Alejandro Pagani, volviendo al arquitecto a su equipo original. Es que cuando se manejan datos de las toneladas de cemento que circulan en la obra pública, lo mejor es blindarse de los López y detectar a tiempo los ataques de generosidad eclesiástica.
Das Neves sin embargo marcó bien esa cancha y dio a entender los motivos del mini tembladeral interno al indicar que al IPV “le quiero dar un ritmo distinto”, señalando en ese sentido que en ese ámbito “a veces hay que enfrentarse con las empresas constructoras, donde algunas están enviciadas”
Para mayor precisión, dicen en los comideros políticos de Trelew que concretamente Bertorini le habría hecho un importante adelanto de dinero por construcción de viviendas en Trevelin, a la empresa Sudelco, una histórica constructora del Valle que concentra gran parte de los trabajos chicos y grandes encargados por el estado, merced a precisas y correctas licitaciones, detrás de la cual resuena siempre el asesoramiento irrestricto del multiempresario Jorge Aidar Bestene, ex asesor ad honorem de los gobiernos de Chubut; ahora posible candidato a diputado nacional en 2017 y conocido paladín de los buenos negocios. Al parecer a esa prestigiosa empresa Bertorini no le aplicó los tiempos que están teniendo las finanzas públicas, y esto se leyó como una peligrosa debilidad que expone no poco a toda la gestión.
Dicen además que el mismo día el representante de Sudelco y actual presidente de la Cámara de la Construcción, Patricio Musante, habría polemizado bastante fuerte con el ministro de Economía Pablo Oca, no por fútbol ni por el menú navideño precisamente, sino por el ritmo de pagos a las empresas que apilan ladrillos verdes.
Con estos dos datos, dicen que Mario subió al avión para enfilar por el callejón de nubes más corto hacia la Rosada a seguir espadeando Ganancias y Reembolsos mascullando en el aire, la necesidad del cambio, mientras a su lado, uno de los que resoplaba su mal rato era Oca, que ya está pensando en cómo saldrá la negociación con la Atech y otros tantos temas de caja que requieren mirada a futuro y amplia templanza en la mano que sostenga la balanza del debe y haber.

Un mes `flotante´

Para colmo el escenario este mes fue extremadamente complicado a nivel ingresos destinados a la construcción, y aunque no lo quieran entender los `cobradores precoces´ provinciales, cada sector tiene su ingreso pautado de acuerdo a la canilla grande. Y aunque le quieran achacar a Oca la poca disposición para considerarlos, o refunfuñen porque Das Neves está súper repuesto de salud y se empieza a ocupar de casi todos los detalles, lo que quedó bastante claro con algunos cambios de Gabinete, es una absoluta realidad que el Gobierno Nacional pisó los pagos de la obra pública para poder cerrar las cuentas del déficit fiscal. Quién no lo sabe o no quiere entenderlo no lee diarios nacionales.
Este es precisamente un reclamo que hacen no sólo Sudelco, sino las grandes constructoras, que en el último mes no están cobrando sus facturas. Y lo reconocen los funcionarios. Pero ese es sólo uno de los temas dentro de la compleja puja que hay hoy entre los popes de la construcción y los hombres de los ministerios de Interior, Transporte y Energía, donde indexación de contratos, descuentos de precios y atomización del negocio suman presión.
El ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay se comprometió a que 2016 cerraba con un déficit del 4,8%. Pero en los últimos meses el Gobierno resolvió muchos conflictos con la chequera y eso impactó en las cuentas. Desde reducir la suba de tarifas al incremento de planes sociales, pasando por ayudas a provincias y municipios.
“Desde principio de mes no están pagando las facturas que vencen, no tienen plata”, dijo hace menos de una semana el presidente de una de las mayores constructoras del país. “Esto es en off the record, no? -preguntó un empinado funcionario, de los que firman contratos de obra pública-. Si, es así, dejamos de pagar, hay que cerrar los números del año. Pero esto siempre se hizo así, no? Para principios de enero empezaremos otra vez a pagar con normalidad; esto es sólo deuda flotante. Y no estamos frenando el ritmo de las obras, para nada”, reconoció la fuente.
“Eso es cierto -añadieron en otra constructora-. Se han puesto muy exigentes con los plazos. Nosotros estamos haciendo una ruta en el norte del país y nos volvieron locos para que la terminemos antes de fin de año”. Pero en tanto, las facturas sin pagar se acumulan, se cancelarán con los fondos del año próximo.
Hasta ahí, es un problema de caja. Como tuvieron otros gobiernos. Pero en esta ocasión hay además una agenda más profunda, con enojo marcado de los dos lados. Los empresarios critican con dureza a los funcionarios, los tratan de “inoperantes”. Los funcionarios devuelven gentilezas, y escupen epítetos como “corruptos”, y dicen que aunque los repiten `off de récord´ no llegan a decírselos unos a otros en la cara, advierte Clarín. Esto, que no es el caso de Chubut, sirve para mostrar la tensión del ambiente, ya que entre las grandes constructoras y los tres ministerios nacionales que manejan la obra pública hoy el aire se corta con un cuchillo.

Cambio de `bocha´

Uno de los temas que más críticas privadas concentra es la actualización de los pagos. O sea, la indexación. Hasta abril pasado regía el decreto 1.295. A partir de mayo, el 591. Pero este último no fue reglamentado. Los funcionarios aseguran que “está en trámite”. “Nos están pagando con actualizaciones a mayo, con lo que ha sido la inflación”, se queja una constructora local. “Te dan los certificados, te atienden, son prolijos -agrega el mismo empresario-. Pero el ajuste no aparece”.
Los empresarios se quejan de muchas cosas más. Que no hay un interlocutor único, porque las obras están repartidas en varios ministerios, con distintas formas de trabajo.
Que el Gobierno no avanza con los organismos multilaterales: uno asegura que en el Banco Mundial le dijeron que por esa razón todavía no pudieron terminar de adjudicar los US$1.500 millones de dólares que tenían previstos para el país para este año. Es dinero para infraestructura, la misma que el banco se negaba a financiar al anterior gobierno. Y hasta el segundo semestre de 2017 no se pondrá en marcha el sistema PPP, de alianza público privada, que puede dinamizar el sector.

Mal-entendidos

Pero el fondo es la batalla que cruza a empresarios y funcionarios y que es tratar de establecer una forma de relacionarse. Veamos algunas definiciones.
“Argentina está enferma de corporativismo -dice un ministro nacional-. La corrupción está en la sangre de los empresarios. Se enojan porque ahora, por primera vez, hay competencia. Y las empresas más grandes hace mucho que no van al gimnasio. Son más lobistas que ingenieros”.
“En los últimos 10 años se contrataba pero no se construía, el negocio era ganar la licitación, no hacer la obra. Entonces no había ingenieros ni máquinas, se perdió ingeniería”, conceden desde una empresa de gran porte.
¿Coinciden? No. Es que se están refiriendo al que es el punto central de las divergencias, la tasa de descuento. El Gobierno licita obras y gana quien presenta un descuento mayor sobre el precio. Así los funcionarios luego pueden decir “Esta obra se contrató un 30% más barata que lo que la hacían los K”. “Pueden bajar los precios, ahora no pagan coimas como antes”, añaden en los ministerios.
Para los ministros, eso es ganancia: dicen que con ese sistema hay más competencia. Los empresarios dicen que por ese camino sólo habrá obras sin terminar. Todo esto se refleja profusamente en los medios nacionales que se animan a hablar de un tabú como el de la obra pública.
Además, a la hora de poner ejemplos en esta discusión, dos empresarios señalaron hacia el que sería el mayor constructor nacional y se preguntaron: ¿por qué él no se presenta en ninguna licitación? Y se respondieron: porque sabe que con esos precios no se puede hacer la obra. En otros casos se trata definitivamente de empresas satélites de las siempre vigentes monopólicas, y en definitiva gane una u otra, todo termina en el mismo grupo de manos amigas. Un sector con vicios de fondo difícil de domesticar para K, M o DN.

*Soy Juana de Arco, amiga de Juan de la Sota, fiel del Furia, seguidora de la Sombraonline y ceniza de tantos

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