COSAS QUE IMPORTAN

Solsticio de Verano

Por: Dra.Patricia Chambón de Asencio
www.patriciachambon.com

Todo es doble. Todo tiene dos polos. Todas las verdades son semiverdades. Todas las paradojas pueden reconciliarse.
– El Kybalion –

Finalmente está llegando el calor a estas latitudes. El verano se aproxima y se siente en el palpitar creciente de la actividad de todos los seres vivos. Plantas, animales, insectos y seres humanos incrementan en forma febril su hacer. Se avecina un fin de ciclo, un cierre. Es el momento de recoger los frutos, cosechar lo logrado y prepararse para un receso antes de que comience el nuevo ciclo.
En pocos días estaremos en el solsticio de verano por estas latitudes. El próximo 21 de diciembre, en toda la Tierra, entramos en Solsticio. Sol quieto, como lo traduce su antigua raíz latina, es el momento del ciclo en que el Planeta se acerca más al sol en el hemisferio Austral y, en contrapartida, en el Boreal se aleja más de él. Comienza el Verano en un polo y en el otro se inicia el Invierno. Este hecho se refleja en la cantidad de horas de luz solar que cada día tiene. El Día más largo del año inicia el verano en el Sur y en contrapartida a la noche más larga inicia en el Norte el invierno.
Justo cuando algo llega a su máxima expresión, comienza a declinar. Así sucede en esta realidad dual regida por la polaridad.
La máxima plenitud del Sol marca el comienzo de un nuevo ciclo, donde cada día la oscuridad se acrecentará hasta llegar a su máxima expresión en la noche más larga que marcará el comienzo del invierno. Luz y sombra. Verano e invierno. Calor y frío. Las dos fases de un mismo proceso. Las dos caras de una misma moneda.
Estamos habituados a verlo como manifestación natural, a comentarlo como hecho frecuente y hasta pensarlo como una posibilidad. Sin embargo, no estamos tan acostumbrados a transitarlo como vivencia. Cuando nos toca en la propia experiencia hacerlo, cierta incomodidad nos invade… “Es mejor ser joven rico y sano que viejo, pobre y enfermo” decía risueñamente mi abuelo mientras ponía cara de filósofo enunciando una gran verdad. Así es, todos preferimos una cara de la realidad. La otra solemos evadirla, negarla y otras veces ocultarla. Sin embargo todo tiene dos polos. Cuando algo llega a la máxima plenitud esa experiencia cúlmine encierra en sí misma el germen de la declinación. Se avecina un final. Un nuevo ciclo va a comenzar.
El Solsticio de verano marca en estas latitudes un final de ciclo. Es tiempo de levantar los frutos que durante todo el año se cultivaron. Cosechar lo sembrado.
Hay buenas cosechas y no tan buenas… Depende de la conjunción de múltiples factores. Sin embargo, siempre lo “cosechado” es productivo. Porque cuando la helada, la sequía o las pestes diezman los frutos, este revés sacude el alma de los humanos y les permite traer a la luz otras cualidades. La solidaridad, el amor al prójimo, la ayuda mutua, no surgen solas. Como tampoco se expande la consciencia en la comodidad y el letargo de los sentidos. La valoración de lo conseguido se percibe en el mismo momento en que se comienza a perder. Esta conclusión no responde a una perspectiva melancólica, es simplemente una cuestión de contrastes para poder percibir lo que de otra forma permanece oculto. La Vida en esta dimensión física, se desarrolla entre dos polos en una variación constante. Todos vivimos sujetos a esta Ley hasta tanto la asumamos con plena consciencia. Transitar entre los dos polos es parte del proceso de integración que todo humano tiene que hacer, hasta lograr la propia síntesis.
Queridos habitantes de este lado Sur del Planeta, brindemos entonces por la cosecha de este año, celebremos lo logrado y valoremos lo que no se logró… porque justamente allí está la simiente de la nueva siembra.

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