MACRI Y MASSA LOGRARON POLARIZAR EL FIN DE AÑO POLÍTICO. ¿DAS NEVES PODRÍA RECREAR SU ASPIRACIÓN A VICEPRESIDENTE? EL HORIZONTE FISCAL DE 2017: UNA ESQUINA DEMASIADO CHICA PARA DOBLAR TAN CERRADO

¿Pelea de payasos?

Por Trivia Demir

«El alma cuando sueña, es teatro, actores y auditorio», decía Addison.
Esta semana, varios miradores de coyuntura lo pensamos seguramente en simultáneo, pero el valor agregado, es que uno sólo lo escribió. Horacio Verbitsky lo expuso claramente “El debate desatado por el más hábil operador parlamentario del gobierno, Emilio Monzó, favorable a un entendimiento de la Alianza Cambiemos con el Frente Renovador y con sectores del justicialismo, que el jefe de gabinete Marcos Peña Braun y su tutor Jaime Durán Barba observan de reojo, sólo puede comprenderse en el marco de los conflictos interoligopólicos que tensionan al bloque dominante. El principal punto de unidad de las distintas fracciones del capital es el disciplinamiento, y la mayor explotación de la clase trabajadora. Pero esto no impide que emerjan las pugnas entre esas fracciones y su representación política. Lo que sigue es una hoja de ruta que puede servir a quienes padecen tanto por el acuerdo como por la disputa entre estos colosos: los trabajadores representados en las distintas centrales sindicales o movimientos sociales, la izquierda parlamentaria o no, los partidos de origen popular invitados a sumarse al nuevo bipartidismo como furgón de cola, y el kirchnerismo, acosado como un hecho maldito cuya mera subsistencia altera todo el escenario”. Una síntesis magistral en un copete.
Se podría estrujar tanta verdad y además destilar por goteo que con este tembladeral que deja la discusión por Ganancias, además de la teatralidad de ocupar el escenario de fin de año político, primereándole las marquesinas a los ruidos más sociales de saqueos o reclamos, salta a la vista el lado más politizado de un gabinete de Mauricio Macri que parecía que solo sabía de administraciones, y por otro, una perfomance candidateable de Sergio Massa que se despega con bandera opositora y mucha prensa casi gratis.
En esa catapulta final, el que saltó nuevamente a la palestra nacional, es Mario Das Neves. La foto de Massa y Mario juntos en la previa al debate en el Senado tiró al aire otra rareza tan posible como la `pelea de payasos bipolares´ que muchos pensamos pero solo uno escribió, y es la posible candidatura a vicepresidente de Das Neves acompañando a Massa. Certezas olfativas que les surgen a miradores de contextos que husmean el ambiente para activar la pineal, hasta que los hechos digan lo contrario.

El que avisa no traiciona

Las aspiraciones de Massa nunca fueron escondidas. De hecho, a principios de este año, y frente a las críticas que recibió de distintos sectores del PJ por su participación en Davos, donde acompañó a Mauricio Macri , el diputado nacional y líder del Frente Renovador, Sergio Massa , aseguró que su fuerza pelearía dentro de dos años para derrotar al oficialismo en las elecciones legislativas y que, en 2019, buscará llegar a la presidencia.
«Yo soy adversario político de Macri, no un enemigo. Quiero que en 2017 le ganemos la elección y tengamos una propuesta mejor para la gente y que en 2019 le volvamos a ganar y podamos ser gobierno», afirmó Massa en diálogo con América TV el 26 de enero pasado.
De hecho, Massa anticipó esto que se está dando a fin de año, y que es ocupar entre los dos todo el escenario. En aquel momento contó que durante el viaje que compartió con Macri a Davos, Suiza, le planteó diversos temas: «Nosotros tenemos en agenda Ganancias, el 83 por ciento móvil, la emergencia en seguridad ampliada, el narcotráfico y leyes por delitos de corrupción que vamos a plantear, seguramente vamos a tener diferencias con el Presidente (sic)», sostuvo.
En ese momento, Massa salió a su vez al cruce de las críticas de los dirigentes del PJ que rechazaron la posibilidad de que el ex intendente de Tigre pueda liderar el peronismo, pero también entendió que muchos caminos no le quedaban después de su frustrada campaña presidencial de 2015, donde hizo yunta con el ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota.

¿Se va despejando el camino?

Y considerando el mapa de la pulseada, además de estos datos, es para considerar que entre los mandatarios que más bregaron por la aprobación del proyecto sobre Ganancias que impulsó la oposición en Diputados y ahora está en la Cámara alta, figura el cordobés Juan Schiaretti. Lo hizo desde un primer momento, no obstante lo cual no resultó muy efectiva en cuanto a resultados su presión, ya que los diputados de su sector terminaron votando el proyecto impulsado por el Frente Renovador. Todos menos una, Blanca Rossi.
Y de cara al debate en el Senado, el legislador Carlos Caserio, de Unión por Córdoba. Sin embargo, Schiaretti dejó clara su oposición mostrando la apertura de aguas. Lo hizo una vez más ayer en radio Mitre, donde criticó fuertemente el proyecto que tiene media sanción en Diputados y recordó que el de Ganancias es “el impuesto más progresivo que hay”. Se diferenció a su vez del resto de la oposición que defiende esa modificación señalando que la presión sobre ese impuesto no es tan alta en la Argentina, comparada con otros países de la región y del mundo, como España, y hasta lo hizo con otras naciones “a las que nos queremos parecer, como Australia, donde ese impuesto es del 50%”.
Agregó que «no se puede hacer así una ley entre gallos y medianoches», al tiempo que se diferenció también de Sergio Massa. Cuando el periodista Marcelo Longobardi le recordó que la iniciativa que él cuestionaba había sido promovida por quien era su aliado político, Schiaretti aclaró que él no tenía nada que ver con UNA, que esa había sido “una alianza electoral”, y se alineó con lo que definió como “el peronismo republicano”.

Poco margen de acción a la política

Más allá de esta politización evidente y de los rulos que se puedan ir dando en cada región y fuerza partidaria bipolar, la economía dicta otras cuestiones. Para muchos apresurarse con nuevas candidaturas podría licuar sus gestiones presentes y por ende sus perspectivas futuras. En Chubut conocemos de eso.
Según Hernán Goñi, a lo largo de su primer año de gestión, la administración de Mauricio Macri asumió que el costo financiero que pagaba por obtener gobernabilidad era razonable. Los proyectos que aprobaba el Congreso, o las concesiones que reclamaba la CGT, podían solventarse con reasignación de gastos y un poco más de endeudamiento. “La raya la cruzaron con el fallo de la Corte Suprema que les ordenó adecuar los aumentos en las tarifas de gas. Ahora, con la reforma de Ganancias que votó la oposición, ese margen se esfumó”, dice el analista desde el Cronista.
“Hasta el mes de agosto, la meta de superávit fiscal primario parecía alcanzable. Pero la necesidad de mantener más subsidios tarifarios que los proyectados pesó más de la cuenta. La prolongación de la recesión, que achicó los ingresos tributarios, y la seguidilla de demandas sociales que enfrentó el Gobierno, hizo que la cuenta se fuera desbalanceando cada vez más. Con la ampliación presupuestaria de $ 130.000 millones difundida ayer, los analistas aseguran que la meta de déficit primario de 4,8% del PBI quedó muy lejos de la realidad. Por esa razón, el cambio de estrategia que instrumentó el Gobierno en Ganancias dejó a la vista que hoy el límite fiscal acota el margen de acción político. Si el 6% que pronostican los analistas se cumple, el proyecto que impulsó la oposición solo conseguirá elevar el desfinanciamiento. Si a eso se le suma la dificultad que enfrentará ahora la Argentina para emitir deuda, por el cambio de escenario financiero que impusieron el triunfo de Donald Trump en primer lugar, y la prometida suba de tasas que se dispone a aplicar la Fed, entonces se entenderá por qué la Casa Rosada no habilita una negociación final. En lugar de ir por el veto, están dispuestos a descontar el costo extra a las Provincias, que tampoco podrán reemplazarlo por bonos”. Si todos entienden el contexto, tal vez no haya que llegar a los extremos, dicen los que saben.

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