MALDITA TECNOLOGÍA

Creyó que le estaban golpeando la capsula espacial

El primer astronauta chino, el ahora general Yang Liwei, confesó que durante su estancia en el espacio en 2003 escuchó lo que pensó eran golpes contra el fuselaje de su nave espacial.
Yang, piloto de combate nacido en 1965, realizó un vuelo espacial de 21 horas el 16 de octubre de 2003. A bordo de la cápsula Shenzhou 5, dio 14 vueltas a la Tierra a 340 kilómetros de altura.
Recordando su experiencia en el espacio durante una entrevista en la Televisión Central de China, dijo: «Una situación no causal que he conocido en el espacio es un golpe que aparecía de vez en cuando».
Explicó que el sonido apareció súbitamente. «No vino ni fuera ni dentro de la nave espacial, pero sonó como si alguien estuviera golpeando el fuselaje de la nave espacial al igual que cuando se golpea un recipiente de hierro con un martillo de madera», dijo Yang.
Yang dijo que se puso muy nervioso cuando oyó el sonido, y se acercó a la escotilla para tratar de descubrir la causa. Sin embargo, nada fuera de lo común apareció tanto dentro como fuera, explicó Xinhua.
Después de regresar a la Tierra, habló a los técnicos sobre el sonido misterioso, y trató de imitarlo con algunos instrumentos, a fin de resolver el misterio. Pero Yang dijo que nunca más oyó el sonido exacto.
El sonido también ha sido escuchado por los astronautas Shenzhou 6 y Shenzhou 7. Yang dijo: «Antes de entrar el espacio, les dije que el sonido es un fenómeno normal, así que no hay necesidad de preocuparse».

Como parte de su ambicioso programa espacial, con el que busca ponerse a la altura de otras superpotencias como Rusia o Estados Unidos, China completó con éxito el lanzamiento de su sexta misión tripulada al espacio, por la que dos astronautas del país asiático pasaron un mes en el laboratorio espacial Tiangong-2 realizando diferentes experimentos.
El despegue tuvo lugar desde la base de lanzamientos de Jiuquan, situada en el desierto de Gobi, la nave Shenzhou-11 fue propulsada sin problemas por el cohete Larga Marcha-2F con destino a la órbita terrestre.
Esta es la sexta misión tripulada que China manda al espacio y, con sus 33 días de duración, se convertirá en la más duradera de todas, duplicando el tiempo que las anteriores habían permanecido en órbita. La última de todas fue la Shenzhou-10, que despegó en junio de 2013 con tres tripulantes a bordo y estuvo 15 días en el espacio. En esta ocasión se ha preferido reducir el equipo de abordo para alargar su estancia.
En el laboratorio, las principales tareas de los astronautas incluyeron la realización de diferentes pruebas con sistemas informáticos así como de los sistemas de propulsión y de soporte vital con vistas a la puesta a punto de la futura estación espacial permanente, Tianhe-1, piedra fundamental de su ambicioso programa que el gigante asiático planea poner en órbita hacia 2022.
Además, los astronautas también llevaron a cabo 14 experimentos científicos, algunos de ellos en colaboración con instituciones extranjeras, en campos como la medicina aeroespacial, biología, botánica u observación espacial.
El lanzamiento de la Shenzhou-11 es uno de los principales hitos de un 2016 en el que el programa espacial chino ha culminado varios proyectos en los que llevaba años trabajando. Entre ellos, la puesta en marcha del mayor radiotelescopio del mundo, el FAST, o la consecución de hasta 20 lanzamientos al espacio, incluyendo el primer satélite de comunicaciones cuánticas, el estreno de su nuevo cohete Larga Marcha-7 -destinado a ser el vehículo de transporte de los módulos de su estación espacial- y la puesta en órbita de un nuevo satélite militar.Se espera que la Estación Espacial Internacional (ISS en inglés), que recibió a sus primeros habitantes en el año 2000, se retire como tarde en 2028, por lo que la estación espacial china sería la única que para esas fechas permanecería operativa en el espacio.
En el pasado, China trató de colaborar con EEUU, Japón, Canadá, Rusia y la Unión Europea en el desarrollo del programa de la ISS, pero el rechazo frontal de la NASA a trabajar con las agencias chinas provocó que el país asiático se viera forzado a desarrollar su propio programa por sí sola.
El pasado 27 de septiembre, se celebraron en el Congreso estadounidense las jornadas ‘¿Estamos perdiendo la carrera espacial contra China?’, en la que los ponentes expresaron sus preocupaciones sobre el progreso de China en esta materia y pidieron al Gobierno de EEUU que refuerce sus defensas espaciales.»El mantenimiento de la capacidad de EEUU para establecer el dominio del espacio, es decir, la coservación de nuestro propio acceso al espacio, así como negar ese acceso a un adversario, es fundamental», declaró al respecto Dean Cheng, investigador de la Fundación Heritage.
El éxito de esta expedición supone un nuevo paso en esa carrera por convertirse en una nueva superpotencia espacial que refleje su creciente poderío económico y político en la Tierra. En el futuro, China planea aterrizar en el lado oculto de la Luna para 2018 y enviar una sonda a Marte en 2020.

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