EL DOMINIO POLÍTICO CENTRÍPETO: DE LA PUJA TERRITORIAL ELECTORALISTA AL MITO DEL ESTADO PATERNALISTA. LA GENÉTICA DE LA CRUZ Y LA FLEMA

La Contracolumna: Tre-Lewis y la perla negra

Por Trivia Demir

p3“Trelew, cuna política, cantera de dirigentes”. Interesante y metafórico, aunque entre nacer y ser desenterrado, hay una diferencia bastante importante. La evidente necesidad de recuperar la base territorial, parece ser para los escribas oficiales, casi directamente proporcional a la baja expectativa que circula en Trelew por el aniversario de sus 130 años de vida.
Por eso el intento de mirar hacia atrás, reivindicando viejas glorias, porque por ahora, para adelante, el entusiasmo es escasísimo. “Valorada como símbolo político, ciudad querida…”, o adoctrinada?
El jueves día de acto aniversario, será una muy buena alternativa para el dasnevismo de tirarle una soga de alegría a la ciudad valletana con un discurso tan prometedor como recuperador, resaltador fluor de apetencias. Porque ya lo dijo Mario, `me gustaría terminar mi carrera política en Trelew´, palabras más menos.
Es verdad que ha sido tierra generadora de dirigentes que han saltado a la gobernación y con fuerte reconocimientos y hasta varios mandatos encima: Jorge Galina, Atilio Viglione, Carlos Maestro y Mario Das Neves, son de los que se levantaron del polvoriento caldero nodo, para establecer las coordenadas institucionales de toda Chubut.
Hay que reconocer que la ciudad es verdaderamente un “pivote”, una posición para jugadores diestros, de ataque. Un `pivote´ en general busca crear huecos y espacios por los cuales sus compañeros de equipo, generalmente laterales, puedan penetrar´. Pero no hay que mezclar el romanticismo maduro con el novelesco pasado.
Por eso difiero estimado Renato, de la sensiblería de reactivar la sobrevaloración para generar huecos en el partido electoral y frente que se viene.

Menos rosas, más espinas

La historia de Trelew es ruda y pegajosa, como la greda en los barrios donde no llegaron los ductos de asfalto sobrevalorado. Dicen los contadores de la otra historia, la extraoficial, que dos fueron los pilares reales que caracterizaron la construcción del lugar de paso: el plantado de la cruz católica y la destructiva dominación inglesa.
Trelew es una `vuelta de tuerca´ en todo el proyecto Galés, por eso surge casi 20 años después que llegaran los celtas a las costas de Chupat. De tanto ir y venir del puerto de Madryn a Gaiman, el tranco era larguísimo, sobre todo para trasladar la producción de las chacras, y terminaron pergeñando el ferrocarril. Detrás hubo negocios oficiales y paralelos (nada de sobreprecios como los de ahora, claro); y detrás de estos espurios menesteres, la caranchería y la habilidad británica resultó ser la aplastante rueda karmática que se llevó puesto desde el idioma hasta la prevalencia político-diplomática galesa.
Le seguiría años más tarde la otra mitad de campo que arrasaría la dominación de la fe. Si habían llegado preservando sus creencias, que entendían tenía que ver con mantener el idioma para el necesario entendimiento del cielo, los designios divinos y la interpretación de vida que requiere el mapa que lleva al más allá; en el `más acá´ el Catolicismo no tardó en aplastar los vestigios de Protestantismo que arrastraban. Los misioneros de tanto ir y venir de “aer Antur” (Fuerte Aventura), que fue reemplazado por el nombre de Tre-Rawson hacia Gaiman y el Valle, donde hervían las capillas galesas de tanta lírica, terminaron haciendo surcos más profundos que los de la doble trocha. Nada mejor que establecer una base al medio, propia y de hecho, una que se convertiría en parada necesaria: de allí los chicos de Don Bosco plantaron plaza y capilla, y los ingleses punta de rieles. En la segunda mitad de 1886 comenzó el tendido de las vías desde los dos extremos, del puerto de la Bahía Nueva a Tre-Lewis. Unos 250 obreros solteros, aprovechando la existencia de agua dulce y las ventajas de un relieve (frente a la Laguna Chiquichano) que protegía el emplazamiento de las inclemencias climáticas y de las periódicas inundaciones, se acodaron, dando cuerpo a la nueva población, con casas de comercio y actividades complementarias como banco, correo, transportes, hotelería, talleres; funcionando como área de servicios de la actividad agropecuaria que se desarrolló en el valle. Increíblemente Trelew dependió de la municipalidad de Gaiman, al igual que Rawson. Recién en 1903 se creó por decreto firmado por el presidente Julio A. Roca y el Ministro de Inferior J.V. Gonzalez, la municipalidad de Trelew, y por supuesto el primer intendente fue el de la idea del ferrocarril, el ingeniero Jones Williams, nexo directo con la compañía de capitales británicos que construyó y operó la línea ferroviaria “Chubut Central Railway” que funcionó durante 76 años.

Territorio y dominio

Idiosincrasia es el modo de ser que es característico y marca similitudes de comportamiento en las costumbres sociales, en el desempeño profesional y en los aspectos culturales. Las relaciones que se establecen entre los grupos humanos según su idiosincrasia son capaces de influir en el comportamiento individual de las personas, aún cuando no se esté convencido de la certeza de las ideas que se asimilan en masa.
Por extensión, este término es utilizado para identificar amplios grupos de personas sin especificar cada detalle que los relaciona entre sí.
¿Se pueden desestimar tanto arrastre idiosincrático de origen, para pensar en el destino?
Es probable que no, sin riesgo a cometer importantes errores de cálculo político.
Conquista desde la fe y el idioma, concentración logística, `caballo de acero´ para control del territorio, capitales externos que financian proyectos y empujan candidatos, y mano de obra barata, ubicación: centro, pivote. Verdaderas coordenadas que tienen que ver con el carácter y los genes de la vocación política trelewense.
Desde ese hueco del Valle, a diferencia de otra latitud, se genera verdadera dominación y autoridad. El dasnevismo lo sabe perfectamente. Desde allí se impuso por años el control institucional provincial, a tal punto que Comodoro escasamente en la historia más contemporánea de Chubut, pudo entrar algunos gobernadores.
Que la última elección haya sido un hijo del mackarthismo el que volviera a recuperar el territorio fue por lo menos un dato no menor, como para tratarse de un tercer mandato. Para colmo Adrián Maderna no pasó ni seis meses sin virar de color verde a celeste y blanco. El punterío que condiciona su gestión también es propio del bastión electoral en que se fue convirtiendo una ciudad tan extendida, como difícil de compatibilizar en sueños materiales e inmateriales. Las asimetrías necesarias para el control surgen evidentes de un atolladero de palabras ajenas para hablar de “el pobre” en una columna que no es esta. En esta, que es la contra, pensarse en términos de `yo y otros´ es seguir reproduciendo modos de dominación básicos. Tan básicos como que confluyan en actos de domingo todos los movedores posibles de porcientos en las encuestas barriales trelewenses: Gustavo Mac Karthy, Florencia Papaiani, Leyla Lloyd Jones, Adrián Maderna, y porque no, Pablo Das Neves. Todos probadores de traje de alcalde.
Para los originarios, de esta y otras latitudes, “el alma de un pueblo tiene una ligazón vital entre la tierra y la comunidad”. Por eso la pelea es territorial. Para el panadero, para el comerciante, para el repartidor, para los servicios más diversos, el gran fuerte es la incidencia sobre una zona. También lo es para el hampa que planea malas, para el dealer que reparte, para la liga del choreo de cajas fuertes y cajas pan, y por supu, para la masificación del voto-chori. En Trelew la política tiene dos vertientes claras: capitalizar la territorialidad, cosa bastante en crisis en los últimos tiempos (porque tal vez Adrián no entendió que la `dictadura del proletariado´ fracasó hace rato y en la instancia donde los pobres nunca llegaron al poder), o ampliar la brecha que existe entre “el pobre y el otro”(Este semestre el INDEC marcó 7% de desocupación en la ciudad).
Dice Claudio Naranjo, estudioso de los pueblos tigre, que al perder el sentido de unidad a través del territorio, nace una nueva concepción utilizada por los `caciques´ para darle cohesión al pueblo: el mito y la reivindicación de los derechos sobre la tierra y su `lugar en el mundo´. No es extraño entonces la importancia que cobra el hecho y el discurso, que don Mario traduce con magistral naturalidad, en esto de asegurarle casa a todos y cada uno, de los más posible.

ÚLTIMAS NOTICIAS