El FBI, acusado de violar la ley contra Hillary

Con su carta al Senado anunciando la reapertura de la investigación de Hillary Clinton por sus emails, el director del FBI, James Comey, ha logrado la cuadratura del círculo: unir en su contra a altos cargos del Gobierno de George W. Bush y del de Barack Obama, que le han acusado de ser más duro con los emails de Hillary Clinton que con el intento del Gobierno ruso de interferir en las elecciones de EEUU en favor de Donald Trump. La razón del ataque es que Comey envió la carta sin saber el contenido de los emails, lo que amenaza con afectar al resultado de las elecciones. Porque, encima, Donald Trump ya dijo hace un mes que, si gana, meterá a Clinton en la cárcel, algo sin precedentes en la Historia de Estados Unidos.
Eso ha generado una curiosa coalición de rivales políticos contra Comey. La ‘bestia negra’ de la izquierda – el fiscal general con George W. Bush y uno de los ‘padres’ intelectuales de Guantánamo, Alberto Gonzales -, y la ‘bestia negra’ de la derecha – el primer fiscal general con Barack Obama, Eric Holder – coinciden en que el director del FBI se equivocó. El ex presidente del Senado y actual jefe de los demócratas en esa cámara, Harry Reid – uno de los políticos más cercanos a Obama -, ha declarado que Comey violó la ley de 1939 que prohíbe a la mayor parte de los altos cargos del Ejecutivo interferir en unas elecciones. Ése es el argumento en el que se ha basado Richard W. Painter, director de Asuntos Éticos de la Casa Blanca con George W. Bush, para presentar dos demandas ante la Administración del Estado de EEUU. La razón de la lluvia de ataques contra Comey es doble: legal y política. La política es bastante obvia, mientras que la cuestión legal tiene que ver con la Ley de 1939 – denominada ‘Ley Hatch’ por su promotor, el senador demócrata Carl Hatch – establece sanciones administrativas contra altos cargos que lleven a cabo acciones que puedan afectar el resultado de unas elecciones, y recomienda a éstos que sean «especialmente cuidadosos» en un año electoral.
Entretanto, las encuestas siguen mostrando que la distancia entre Hillary y Trump se achica, aunque no está claro si la reapertura del escándalo de los emails está cambiando la intención de voto.

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