El pasado 11 de septiembre se celebró, no sólo en Argentina sino también en el resto de América Latina, el “Día del Maestro”, fecha en la que se conmemora el fallecimiento del educador argentino Domingo Faustino Sarmiento, quien a su vez se constituyó como Presidente de la Nación entre 1868 y 1874 y es considerado, hasta la actualidad, como un auténtico estadista.
Por su parte, el ministro de Educación del Chubut, Fernando Menchi, envió un “cálido y afectuoso saludo a todos los maestros en su día”, a la vez que destacó la “vocación de servicio y el compromiso por su trabajo”, afirmando que “un maestro se distingue por la pasión y el compromiso que pone en su tarea, por educar, no sólo trasmitiendo conocimientos estructurados sino transparentando valores y principios, siendo solidario y responsable, crítico y objetivo respetando y haciéndose respetar”.
A su vez, subrayó que “un maestro elegiría una y mil veces esta actividad” y agregó que “para un maestro, el tiempo es relativo y nunca suficiente al compartirse entre la familia y la escuela”.

Educar como primera vocación

Por otra parte, refirió que un educador “nunca sabe hasta dónde llega su influencia en cada estudiante al que abrazó a lo largo de su carrera, y siempre quedará en el corazón de ellos” y reflexionó sobre las propias experiencias personales a lo largo de su formación inicial: “En mi maestra de primer grado, la señorita Elena Pontón, mi actual maestra, la señorita Mirtha (Haydee Mirtha Romero), y en el maestro del año ´Leo´ (Leonardo Montorfano), saludo a todos los maestros que hacen grande nuestra Patria”.
A su vez, el subsecretario de Recursos, Apoyo y Servicios Auxiliares del Ministerio de Educación, Carlos Plantey, también saludó a los educadores en su día y expresó que “hoy es el día de aquellos que hacen que cada sueño sea posible, por eso quiero agradecer por la vocación, la abnegación y el sacrificio que hacen día tras día; que disfruten este día tan especial para todos ustedes, ¡Feliz Día del Maestro!”.

El legado de Sarmiento

Entre las numerosas enseñanzas de Domingo Faustino Sarmiento, varias de las cuales han marcado una imborrable impronta a lo largo y ancho de la educación argentina, se destacan los audaces pensamientos del educador, quien afirmaba que “todos los problemas son problemas de educación” y que “los discípulos son la mejor biografía del maestro”.
Además, el maestro sostenía que “es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos; son las escuelas la base de la civilización” y que “hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela”.