EL EX MINISTRO PUSO EN DUDA LA CONVENIENCIA DE IRRIGAR LA MESETA INTERMEDIA

Yauhar: “Suena más a negocio inmobiliario que a desarrollo productivo”

yahuarEl Gabinete Provincial del Agua junto al Gabinete Productivo de Chubut participaron el martes pasado en Buenos Aires de la Jornada Nacional de Nuevas Áreas de Riego que tuvo lugar en el Palacio de las Aguas Corrientes. Los ministros de Infraestructura, Alejandro Pagani y de la Producción, Hernán Alonso junto a los presidentes del Instituto Provincial del Agua (IPA), Gerardo Bulacios y de la Corporación de Fomento de Chubut (CORFO), Martín Bortagaray; presentaron en la oportunidad un esquema de “potenciales expansiones” de áreas bajo riego en los distintos lugares de Chubut, insistiendo sobre la potencial explotación de 35.000 hectáreas bajo riego al norte del VIRCh, denominada Meseta Intermedia.
¿Pero qué hay detrás del magnífico proyecto que implicaría más de 70 kilómetros de canales y una inversión superior a los 140 millones de dólares para irrigar una zona contraria a la actual zona de chacras del Valle?
De hecho el proyecto no es nuevo. Ya en 2011 el ex gobernador Martín Buzzi intentó avanzar con el mismo, pero debió acotar las expectativas en virtud de las posibilidades reales que el ministerio de Agricultura de la Nación incluyó, en el marco del Programa Alimentario Argentina 2020 y de estudios de factibilidad concretos.

Lo posible y lo conveniente

El ministro en aquel entonces era Norberto Yauhar, quien consultado por el particular explicó claramente: “ Como proyectos para la meseta intermedia, había dos, uno muy caro que significa llevar casi 65 kilómetros de canales a la parte alta de Trelew, más los consiguientes canales internos para irrigar un sector de 35 mil hectáreas; y otro proyecto corto que está ubicado sobre la barda Norte, y que implicaría proveer de riego unas 7 mil hectáreas que era el más factible, porque se habían hecho las dos evaluaciones y eso marcaban todos los indicadores que vale la pena reconsiderar. Obviamente porque si pensamos que todavía el Valle tiene más de 18 mil hectáreas sin producir y tiene posibilidades de activar estas tierras porque tienen canales ya montados, para que ir directamente a un proceso de 35 mil hectáreas en la meseta intermedia. O sea, suena mas a negocio inmobiliario que a desarrollo productivo”, se interrogó.
“Me parece que primero debería optimizarse productivamente esas 18 mil hectáreas que hoy están ya en condiciones de ser regadas, reformulando con ese dinero y ofreciendo créditos blandos y rápidos a productores para que puedan tener acceso a financiación para encarar un desarrollo inicial, y además si se trata de anexar otra área, la óptima para desarrollo productivo por la calidad de la tierra inclusive, es la que está entre Gaiman y Dolavon, que son entre 5 mil y 7 mil hectáreas, con un costo mucho más bajo”, afirmó.
“Allí se puede desarrollar perfectamente junto con las otras 18 mil hectáreas que existen hoy improductivas aún y con riego existente, cultivos de sorgo y maíz en parcelas de 50 hectárea si se quiere, para engorde de ganado, abaratando casi en un tercio el costo de estos productos que hoy deben ser comprados fuera de la provincia”, explicó Yauhar al ser consultado sobre las posibilidades concretas visualizadas respecto a las inversiones posibles de acuerdo a su experiencia.
“No solo nos evitaríamos acarrear el sorgo o el maíz con flete incluído desde la provincia de Buenos Aires, porque lo estaríamos produciendo acá y de una manera donde pueda ser `cortapicado´, o sea maíz picado en verdeo en silo bolsa para los filos que hay en la zona, y sino sería grano propiamente dicho para abastecer a productores ganaderos del resto de la provincia. Pero claro, con un costo infinitamente menor y con una producción muy buena, porque a diferencia de los lugares que se trae a secano cuando se le coloca el agua en el momento justo, las producciones que hemos tenido en las chacras del Valle han oscilado entre 14 toneladas de materias seca (maíz en grano) por hectárea hasta 19 toneladas. Mientras que cuando hablamos de materia verde estábamos en 110 toneladas a 140 toneladas, porque se corta todo junto con el grano. Esto significa que bien encarado, puede significar un shock importante para los productores no solo del grano sino de ganadería, sea vacuna, porcina, o incluso para desarrollos de proyectos de avicultura, que ahora están muy acotados en nuestra zona. Esto permitiría costos mucho más bajos y que potenciarían una cadena concreta de producción a escalas nuestras”, afirmó Yauhar.

Inversiones siderales, negocio a medida

Paralelamente explicó que “cuando hablamos de la meseta intermedia estamos hablando de un proyecto que supera ampliamente los 130 a 140 millones de dólares, mientras que el proyecto menor implicaría unos 45 millones de dólares, una diferencia sustancial” apuntó el ministro apuntando a la actual situación de la caja pública, y a la posibilidad de optimizar recursos y consecución de resultados.
“Eso sería lo ideal al tiempo obviamente de fijar prioridades, pero bueno, sin duda uno está viendo que además de un muy provechoso negocio inmobiliario, también se evidencia un muy buen negocio para las constructoras, así que seguramente cuando haya que opinar en lo formal y se presenten los proyectos, que además deberán superar los consiguientes estudios de impacto y de factibilidad técnica, aportaremos nuestra mirada en función de tratarse de políticas públicas de interés general encaradas con dineros del erario.
También deberá darse los consiguientes proyectos de ley, dado que esas tierras hay que declararlas de interés público para prever cualquier obra, porque no se puede hacer trabajo para privados”.
El debate comienza a abrirse en virtud que se trataría de obra de dimensiones inusitadas en el marco de las inversiones que hoy pondera el Estado provincial, y sobre todo muy onerosa que implicaría unos 65 kilómetros de canales principales más otros ochenta kilómetros aproximados de canales secundarios para irrigar tierras privadas, pseudo chacras que apuntan además a loteos residenciales que tendrán el beneficio de la obra pública, con amplios beneficios para un sector inmobiliario en particular y para las empresas que se apresten a realizar el trabajo, y con escaso retorno en resultados productivos posiblemente para el grueso de la comunidad.

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