FIDELINA ANTIL ES UNA DE LAS ARTESANAS CON MÁS TRAYECTORIA EN CHUBUT

«Telar mapuche”, el arte de los pueblos originarios

Adquirimos prendas en tiendas para uso cotidiano con una total normalidad, sin un significado especial más que la cotidianeidad o gusto y moda personal, sin embargo, muchas de ellas son realizadas en Telares Mapuches implicando un arduo trabajo, tiempo y mano de obra de las Ñañas (abuelas) que ponen en cada prenda el alma, parte de su historia, su cultura, memoria e infinitos recuerdos.

fedelina
La leyenda y tradición Mapuche cuenta que la precursora del telar es la “Lalen Kuze”, gran araña madre y tejedora de la naturaleza. La “Lalen Kuze”, le transmite la habilidad y el arte de tejer a la Üllche Domo (la primera mujer), origen del pueblo Mapuche, poseedora de sabiduría de sus ancestros quien aprende la técnica del Telar y luego pasa a ser la encargada de transmitírselo a sus descendientes y mantener esta tradición siempre presente.
Desde pequeñas las niñas adquieren el conocimiento y el espíritu para realizar la técnica del Telar, a través de una ñimife (maestra), su madre o su abuela, una actividad que combina técnica, esfuerzo y dedicación. Ellas ayudan en el escarmenado de la lana y según su habilidad, comienzan a hilar.

Tradición mapuche

El Telar representa en la comunidad el sentir de la mujer y es ahí donde cada una de ellas plasma sus sueños y su espíritu, siendo el día a día una intimidad con ellas mismas, acompañado de un cántico el cual invoca a los dioses para que le otorguen la gracia de un bonito telar.
Esta tradición simboliza la vida cotidiana de la mujer mapuche, además de trasmitir sus alegrías y sus penas y el encuentro entre lo divino, lo terrenal, lo tradicional y la herencia. Allí mismo, plasman las historias que eran relatadas por sus ancestros sobre el amor y la belleza de la naturaleza, haciendo que estos relatos perduren en el tiempo y su historia se mantenga viva.
Las niñas ayudan a colectar las frutas, hojas, líquenes, involucrándose en la labor de teñir con elementos de la naturaleza, buscando imitar los colores del relmu (arco iris) que el wenumapu (cielo) despliega con esplendor entre la llovizna y el sol.
Fidelina Antil, artesana mapuche de la meseta chubutense radicada en la Ciudad de Puerto Madryn, contó que “para teñir la lana se usan frutas y hojas que otorgan tintes naturales permitiendo retratar los colores del relmu, así siempre lo hicimos las antiguas para mantener la tradición, lo sagrado y la sabiduría ancestral”.
El Telar es entonces evocador de los mitos originarios, representación de la supervivencia en el tiempo, un encuentro entre lo divino y lo humano, entre el pasado y el presente de un pueblo. Sin embargo, Fidelina remarcó: “hoy se ve solo como un hecho comercial, nadie valora nuestro trabajo y lo compran por dos pesos, cuando es algo que a nosotros nos demanda mucho esfuerzo, días enteros, y esto es lo que nos cansa a nosotros” y continuó: “muchos se aprovechan porque somos mayores y nos usan o nos roban”.
Muchas de las Ñañas, como Fidelina, hoy “ponen en duda si seguir o no transmitiendo esta sabiduría, ya sea por falta de recursos económicos, por la desvaloración y respeto de la sociedad por sus trabajos, o lo que esto mismo le generó a ella producto de las reiteradas veces que la “usaron” para un beneficio personal y unilateral, desconfianza e inseguridad”.
La sabiduría de Fidelina, no acaba por la realidad social. En ella habitan historias de vida única, que la han hecho una gran mujer y con mucha capacidad para enseñar y seguir trasmitiendo tradiciones Mapuches. Solo bastaría poder alinear a la realidad social para que ella sea una de las muchas Ñañas que no se vayan de esta tierra sin trasmitir todo lo que tienen en su alma, para continuar el aprendizaje y la historia de los antepasados.

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