COSAS QUE IMPORTAN

Política y Espiritualidad

Por Dra. Patricia Chambon
www.patriciachambon.com

“Y puesto que la política se sirve de las demás ciencias y prescribe además qué se debe hacer y qué se debe evitar, el fin de ella incluirá los fines de las demás ciencias, de modo que constituirá el bien del hombre. Pues aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que es mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades. “
Aristóteles, Ética Nicomáquea, Libro I,2 (1094b)

“¡¿Cómo estás?! “ La pregunta resonó con sorpresiva alegría por el inesperado encuentro entre dos jóvenes que, como yo, caminaban a orillas del mar una de esas tardes soleadas. Evidentemente hacía tiempo que no se veían. El interpelado respondió: “Bien, todo lo bien que se puede en estos momentos que estamos viviendo en el país…y el Planeta!” A lo que el otro respondió extendiendo ambos brazos con las palmas abiertas en actitud de rechazo, como queriendo empujar algo invisible: “ ¡No, de política ni me hables! ¿Cómo estás vos? Digo…espiritualmente.” Mi paso ligero, el viento y la distancia no me permitieron oír cómo siguió ese diálogo. Pero esas pocas palabras fueron suficientes, para que se abriera otro diálogo. El mío. Un diálogo interno conmigo misma, que surgió ante la manera divergente de presentar la realidad que uno de los jóvenes planteó: “De política no me hables. Hablemos de la vida espiritual.”
¿La vida política no es vida espiritual? Este supuesto, que sostienen varias personas, expresa tácitamente una forma de ver la realidad escindida: por un lado la política, por otro lado lo espiritual. Como si, haciendo referencia a supuestos excluyentes, la actividad política que pertenece al ámbito público no tuviera relación alguna con la vida espiritual, supuestamente “privada” de las personas. ¿Esto es realmente así? ¿Cómo lo vemos en nuestra realidad actual? ¿La vida pública no tiene relación con la vida privada? Claramente sentí que esta dicotomía es la que origina tantas confusiones y malestares!! Porque en un Universo Integrado, donde todo se relaciona, no hay nada que pueda existir en forma disociada. Por tanto, la política es parte de nuestra vida, nos guste o no. Aunque nos escudemos tras un insípido “De política yo no entiendo nada…” al momento de votar nuestro voto es un acto político íntegro, que no se disocia de nuestra persona toda. Este acto expresa una elección y manifiesta una forma de creer en un sistema de ideas que, se supone, puede ser propicio para organizar o dar respuesta a los problemas sociales y ambientales que nos involucran a todos.
Sostener que se puede transitar por este Mundo viviendo espiritualmente sin hacer política es una divergencia conceptual que alberga en sí misma una contradicción.¿ Y de dónde parte esta divergencia? De la idea que sustenta el Viejo Paradigma donde lo Político tangible y lo Espiritual intangible no se relacionan.
Para consensuar en el significado de lo que estamos hablando, vamos a definir los términos en cuestión. Los diccionarios relacionan el término “espiritual” con una entidad no corpórea. La raíz etimológica originaria del latín lo define como “aliento” o “respiro”. Algo tan vital y esencial como aquello que representa la Vida pero que no se ve. Por tanto el “espíritu” forma parte de lo no-manifiesto y se expresa en todos los seres vivos . Por otra parte si buscamos “política” en el diccionario encontraremos que deriva del antiguo griego, donde “polis” significaba “ciudad/estado” y hace referencia a toda actividad relacionada con la vida del ciudadano. Puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar los problemas que se producen dentro de una sociedad. La utilización del término se hizo popular en el siglo V A.C., cuando Aristóteles desarrolló su obra titulada justamente “Política”.
Es sabido que en la Antigua Grecia, todos los temas del Estado eran asuntos de todos los ciudadanos. Los antiguos griegos empezaron a llamar a estos temas “politikoí”, en oposición a aquellos intereses personales de los ciudadanos llamados “idiotikós” o “privados”. Así los hombres que no se preocupaban de los temas concernientes a la “pólis” eran llamados “idiotes”, que significaba “ciudadanos privados”. Con el tiempo el uso de este término se aplicó en forma peyorativa como “inculto” o “no conociente de las artes civiles”, derivando siglos más tarde en nuestra actual palabra “idiota” ,como un verdadero insulto, ya que en la Antigua Grecia la vida pública era de gran importancia para los ciudadanos.
Remontándonos hacia el pasado vamos comprendiendo como se origina el uso de determinados vocablos y su aplicación para describir las actitudes de las personas. El uso que se hace de las palabras, sin comprender su verdadero significado, puede originar malos entendidos. Esto es común que suceda con el término Espiritualidad, que habitualmente se toma como sinónimo de Religiosidad. Ser una persona espiritual no necesariamente implica ser una persona religiosa y viceversa. El Espíritu no está vinculado a la religión, puede haber una espiritualidad religiosa tanto como una espiritualidad sin religión. Nada, nadie, tiene el monopolio del Espíritu que habita, alienta y vibra en el corazón de todos los seres. Como tampoco existe una verdadera espiritualidad que, de una u otra manera, no se traduzca en una “política de vida”. No existe lo espiritual sin encarnar en lo humano, al menos en este Planeta. Sería creerse parte de una alucinación delirante o de un mundo fantasmagórico. De la misma forma no puede sostenerse una política verdadera sin espiritualidad. Porque una política sin espiritualidad carece de lo esencial y lleva a la muerte. Lo sabemos y lo padecemos. Sólo hay que abrir los ojos y VER.
Somos seres espirituales, con diversas funciones, en tiempo de asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos comunes o como políticos para vivir en coherencia y hacer Vida una verdadera Política Espiritual que se define en cada acción para cuidar el BIEN COMÚN incluyendo al Medio Ambiente, a la Humanidad, a todos los seres vivos, comenzando por los más amenazados.

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