Del campo al consumidor los precios se multiplicaron 7 veces

Posiblemente el gran desafío de gobernabilidad que deba afrontar Mauricio Macri pase por defender el bolsillo de la gente contra la voracidad extrema del supermercadismo y los grandes intermediarios de la cadena alimenticia argentina. El equipo de “Cambiemos” lo sabe y es probable que adopte durísimas medidas para encajar a un sector prácticamente considerado “inmanejable”.
Así lo marca la realidad. De hecho, el índice IPOD de CAME, que mide la diferencia promedio entre el precio de góndola y de origen para una canasta de 20 alimentos, se deterioró 1,4% en el primer mes de 2016. El producto con mayor disparidad de valor continuó siendo la Pera donde el consumidor pagó en góndola casi 20 veces más de lo que recibió el agricultor en el campo. La Pera, junto a la Acelga, el Arroz y la Manzana Roja, mantienen distorsiones muy acentuadas desde que comenzó la medición hace seis meses. En enero se relevó además una canasta ganadera, donde la brecha promedio fue de 4,08 veces, pero subió 8,5% frente a diciembre pasado.

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Las alteraciones de precios en la cadena alimentaria volvieron a incrementarse en enero. La diferencia entre lo que pagó el consumidor por los productos agropecuarios y lo que recibió el agricultor aumentó 1,4%, impulsada principalmente por el aumento en la brecha de importes del Brócoli, la Manzana, el Repollo, la Frutilla y la Cebolla.
Así surge del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que elabora el Área de Economías Regionales de CAME para una canasta de 20 alimentos del agro relevada en la segunda quincena de enero.

La góndola multiplicadora

Durante el primer mes del año la diferencia promedio entre el costo que abonó el cliente en góndola superó en 7,1 veces a lo que recibió el productor en el campo, pero nuevamente con desigualdades de entre 13 y 19 veces en alimentos como Pera, Acelga, Arroz y Manzana Roja, que desde que se comenzó la medición (agosto de 2015), mantienen distorsiones muy marcadas.
Efectivamente, según el IPOD, las mayores disparidades de montos en la cadena durante el mes fueron de: 19,95 veces para la Pera que nuevamente fue el fruto de mayor brecha; 15,71 para la Manzana Roja que en enero pasó a ser el segundo producto con más deformación; 13,42 en Arroz que como en diciembre siguió ocupando el tercer lugar; y 13,07 en Acelga que pasó del segundo puesto en diciembre al cuarto en enero. En el otro extremo, los frutos o vegetales con menos diferencia fueron: Limón con un contraste de solo 2,44 veces (menor al 3,11 de diciembre); Lechuga que se multiplicó en 3,48 (vs 5,91 en diciembre); Calabaza 3,62; Aceite de Oliva 3,74 y Pimiento Rojo 3,85 veces.
Frente a diciembre, el IPOD subió 0,1 puntos, de 7,0 a 7,1. De los 20 alimentos agropecuarios que integran la canasta del índice relevado, en 10 la diferencia entre el precio de origen y el de destino aumentó en enero, mientras que en los otros 10 se redujo. Sin embargo, las subas promedio de las brechas fueron levemente más acentuadas que las bajas promedio y por el eso el IPOD mostró un leve deterioro.

Precios de origen vs precio destino

En enero, los productos que más bajaron sus precios al público frente a diciembre fueron: la Calabaza (-19,8%), la Berenjena (-15,4%) y el Aceite de Oliva (-10,4%). Sin embargo, en los tres casos también el agricultor recibió menos pago por su cosecha: 16% de rebaja en el caso de la Calabaza, 13,1% en la Berenjena y 19,2% en el Aceite de Oliva.
En cambio, una situación de particular desajuste se dio en el caso del Brócoli, donde el productor ganó 50% menos que el valor recibido en diciembre pasado pero el consumidor pagó en góndola 14,1% más.

IPOD vegetal vs. IPOD animal

Cuando se agrupan los productos por origen, se observa claramente cómo las mayores distorsiones en la cadena ocurren en los de procedencia vegetal, pero no por eso deja de sorprender también el animal. Efectivamente, mientras el IPOD que agrupa a 19 alimentos vegetales (se excluyó leche para esta comparación) alcanzó una brecha de 7,1 puntos en enero, el IPOD que agrupa a 4 productos animales (huevo, carne de pollo, carne de ternera y leche) se ubicó en 4,08, un 8,5% mayor al IPOD animal de diciembre pasado.
Extendiendo el IPOD a una canasta de 23 alimentos donde se combinan los de ambos orígenes, se obtiene una disparidad de 6,58 puntos, 1,7% superior a la de diciembre.
El IPOD es un indicador elaborado para conocer lo que ocurre con los precios de los principales productos agropecuarios que se venden en fresco en el mercado, desde que salen del campo y hasta que llegan al consumidor. Como se puede observar, en el recorrido que hacen hasta que llegan a la góndola, se generan un conjunto de alteraciones que suelen multiplicar por varias veces el costo de origen de muchos de ellos.

Se aprovechan

Si bien claramente hay productos que tienen estacionalidades en determinados meses del año, la situación en la Argentina va más allá de ese factor. Hay problemas más estructurales que explican por qué lo que paga el público multiplica en tantas veces el costo que tienen las frutas o verduras en el campo. Los altos montos de fletes y logística y la carga fiscal son factores que inciden, pero la mayor carga se debe a los abusos de muchos intermediarios, que no pueden explicar la evolución irracional que en muchas ocasiones tienen los valores.

Cuando Yauhar los trató de “chorros”

La encrucijada no es menor, porque si algo dispara la inflación y licúa el poder adquisitivo de la gente es la horrorosa ganancia que pretenden tener estas grandes corporaciones. Y no es tema de ahora. En junio de 2013, el ex ministro de Agricultura, el chubutense Norberto Yauhar advirtió con un término contundente “Son chorros”, dijo y vaticinó que la situación de mayor rentabilidad para el eslabon final de la cadena de comercialización “no lo va a cambiar ni Mauricio Macri ni Margarita Stolbizer en caso de que en algún momento lleguen a la Casa Rosada, porque es una cuestión instalada en el sistema comercial». “Los supermercados remarcan los precios de los productos con un 8 por ciento en todo el mundo, pero en la Argentina lo hacen con un 35 por ciento”. “El alimento deja de ser un comercio y se transforma en una bicicleta financiera”, estampó. No le contestó nadie públicamente, pero en breve pasaron a retiro el ministro de Economía Hernán Lorenzino, el ministro Yauhar, el de Gobierno, Abal Medina y nada menos que el bravísimo secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Todo un resultado.

¿Son o no son?

Y así sigue pasando. Esta semana, después de negarse a bajar los precios de la carne, Coto se compró el terreno más caro de Miami. La adquisición fue justo después de un fuerte cruce con Mauricio Macri por la creciente inflación, sobre todo en la carne, que alcanzó picos históricos.
Lejos de preocuparse, Coto le aclaró a Macri que la inflación no bajará porque él lo diga y después se fue a Miami a comprar el terreno, entre las calles Brickell y Biscayne Boulevard.
La parcela está junto al hotel Epic, frente al Marriot y a pasos del Intercontinental de Biscayne, en plena desembocadura del río Miami, y le permite construir hasta 185 metros de altura (609 pies) y hasta 596 unidades residenciales. El supermercadista se convierte en uno más de los hombres de negocios en Argentina, pero que apuestan al desarrollo inmobiliario en Miami, junto a Alan Faena y Eduardo Constantini.

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