Corea del Norte lanzó un cohete de largo alcance con la pretensión de colocar en órbita un satélite desafiando una vez más la prohibición que le impuso Naciones Unidas sobre el recurso a misiles de estas características. Fuentes norteamericanas, citadas por Reuters, confirmaron la noticia pero indicaron que el recorrido del misil no presentaba ningún peligro para EEUU o «sus aliados», en referencia a países como Corea del Sur y Japón, cuyas fuerzas armadas se encontraban en alerta roja previendo esta contingencia. El cohete sobrevoló las islas sureñas de Okinawa, según indicaron los medios nipones. La agencia surcoreana Yonhap indicó que una sección del misil cayó cerca de la isla Je-Ju, al suroeste del país. La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, convocó una reunión de urgencia para discutir una posible respuesta a esta acción al tiempo que exigía una convocatoria inmediata del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Los analistas habían advertido que Kim Jong-Un, el líder norcoreano, pretendía vincular este significativo gesto con el aniversario del cumpleaños de su padre, Kim Jong-Il, que se festeja el día 16 y constituye una de las fechas anuales más importantes en el calendario oficial del régimen. Irónicamente, frente a la controversia y el interés mediático generado en medio mundo por la decisión norcoreana, el lanzamiento del Kwangmyongsong no recibió ninguna publicidad en Corea del Norte hasta que se concretó. El cohete fue disparado desde las instalaciones de Sohae, ubicadas en una zona montañosa cercana a la frontera norteña con China. Esos proyectiles tiene un alcance de más de 10.000 kilómetros, lo que les permitiría llegar hasta el territorio de EEUU. La reacción de EEUU no se ha hecho esperar. El Gobierno estadounidense dijo que tomará «todas las medidas necesarias» para defender su seguridad y la de sus aliados ante las «provocaciones» del régimen.