LOS PRIMEROS MALTRATOS SUELEN PASAR ‘INADVERTIDOS’, AFIRMA LA LICENCIADA FLORENCIA ROUMEC

Cómo detectar los primeros indicios de la violencia de género

1La ciudad de Puerto Madryn es la que más denuncias por hechos de violencia doméstica registra, a pesar de tener un índice poblacional menor al de localidades como Trelew y Comodoro Rivadavia. La problemática del maltrato dentro de la pareja se ha convertido en un escenario tristemente común para muchas familias y mujeres que día a día padecen dicho flagelo, al tiempo en que el acompañamiento institucional en ocasiones no llega a ser suficiente para prevenir situaciones de abuso verbal, psicológico y físico que han llevado a la Comisaría de la Mujer a presentar alarmantes indicadores respecto de las denuncias que se acumulan mes a mes. Florencia Roumec es licenciada en Psicología (M.P. 0905), docente y, además de desempeñarse dentro del Servicio de Protección de Niños del municipio, forma parte del plantel de profesionales que día a día prestan servicios en la Casa de la Mujer, atendiendo casos de mujeres víctimas de violencia.

P: ¿Cuáles son las características más frecuentes en un individuo maltratador?
FR: – Más allá de las individualidades, mucho tiene que ver con una carencia en las habilidades de comunicación. Ante una situación conflictiva, que puede ser con la pareja o por factores externos como el trabajo, hay una falta de capacidad para resolver conflictos y problemas, lo que provoca una explosión o inestabilidad emocional, se enojan o se angustian, entre otros estados emocionales. Todos tenemos una reacción lineal ante determinadas situaciones, por ejemplo cuando tenemos un problema dentro de nuestra familia y sabemos cómo lo tenemos que resolver, por lo que tratamos de recurrir al diálogo. En contrapartida, una característica muy común del maltratador que, ante una situación de maltrato en el trabajo, se lo ‘guarde’ y acumule. También, el maltratador suele tener una faceta distinta a la real, por ejemplo en su trabajo puede ser una persona muy sumisa y agradable, y después en la casa ser totalmente diferente. Es decir que no tiene un manejo adecuado de las situaciones en las que está.

P:¿Influye la baja autoestima del agresor o la víctima en la relación de conflicto?
FR:- En la persona maltratadora, la baja autoestima es una cuestión muy frecuente que seguramente se encubre a partir de, por ejemplo, ser machistas, posesivos o excesivamente celosos, o bien demostrando mucha seguridad exacerbando su rol masculino por el cual hacen creer a la mujer o víctima que necesitan constantemente de su protección. Hablamos de mujer y de hombre, pero la violencia se puede dar en todos lados, de hijos a madres así como también en relaciones de pareja. Hay muchos tipos de violencia, y esta dependencia de la que hablamos tiene que ver con un ciclo determinado.

P: ¿Cuáles son los distintos tipos o mecanismos en los que se comienza a ejercer la violencia en una relación?
FR: -En un principio puede haber un trabajo sobre la autoestima de la mujer, muchas veces de forma inconsciente intentan comenzar a controlarla desde una fase más sutil. Hay humillación, ya sea dentro o fuera de la casa, y muchas veces fuera de su hogar el maltratador no parece una persona desagradable, en ocasiones todo lo contrario. Son formas de control sutiles que la mujer a veces no toma como algo violento, por ejemplo cambios repentinos de humor o reclamos que antes no se hacían respecto de ciertas cuestiones como la forma de vestirse, temas de trabajo, control de los gastos, las salidas y las amistades. Es un trabajo de alguna manera fino y tiene que ver con la inseguridad propia del violento, que desconfía de todo el mundo y consecuentemente va a querer aislar a la mujer para él mismo, por lo que ella frecuentemente puede generar una dependencia hacia el hombre, la cual se vuelve cada vez más extensa hasta que aparecen agresiones verbales y físicas.

P: ¿Cómo suele ser la reacción de la mujer frente a estos comportamientos de su pareja?
FR: -A veces, mujer está tratando de contenerla, de complacerla y calmarla porque no entiende por qué tiene ciertas actitudes, lo cual se da en una fase un poco más avanzada. Ahí, la mujer está más asustada y tiene miedo, presentando otra sintomatología. Al momento de la consulta, cuando se trata de cuestiones familiares el miedo tiene que ver en ocasiones con la dependencia económica y los hijos. Por ejemplo, en casos en que la mujer se quiere separar de su pareja, que es padre de sus hijos, y ésta le dice que no le va a pasar dinero o que no va a ver nunca más a sus hijos por culpa de ella. O en el peor de los casos, que se los va a llevar o que no le va a dar plata y van a pasar hambre. A una mujer que en algún momento amó a una persona, le cuesta creer o concebir la idea de que la puede llegar a agredir o matar. En estos casos, la sintomatología tiene que ver, por ejemplo, con cuadros de depresión.

P:¿Se puede concientizar sobre ciertas conductas para que la mujer detecte a tiempo una situación de maltrato?
FR: – Los primeros indicios de control muchas veces pasan inadvertidos y la mujer piensa que ‘me quiere, por eso me cela y me controla’, suponiendo que eso pasa porque su pareja la quiere proteger y ver bien. Esto es un trabajo mutuo entre los dos en relación a la dependencia patológica que se va generando, desde consignas como ‘no me gusta que uses esta ropa’ hasta ‘me da desconfianza esta persona’ o ‘no me gusta que vayas a lo de tu mamá o que lleves a los nenes a la casa de tu hermana’. En este contexto, el mundo externo se va achicando y se va creando un ciclo intenso, desde el cual se van produciendo las situaciones (de maltrato).

P: ¿De qué forma continúa este proceso de conflicto?
FR: -Después de esta etapa, suele haber una fase de reconciliación o ‘luna de miel’, que es lo que permite que este ciclo continúe sucesivamente y que sea cada vez más patológico. Tal vez al principio comienza con cuestiones de celos, por ejemplo en una relación de noviazgo, donde la pareja le rompe el teléfono a la mujer por una situación de celos, lo cual es algo de por sí violento y tal vez ella no lo ve así porque luego le pide perdón, o bien ella le pide perdón a él por sentirse culpable de haber motivado ese acto. Pero este tipo de cosas hacen que la mujer sienta que el problema es culpa de ella, o bien que tiene que cuidar a su pareja y ayudarlo a cambiar.

P: ¿Hay influencia, en este escenario, de una adicción que pudiera tener el agresor?
FR: -Lo más frecuente que he visto, en un 80 por ciento de los casos, es que las situaciones de violencia están relacionadas al consumo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que dicho consumo no es la razón del maltrato, sino un síntoma colateral que habla de la inestabilidad de la persona abusiva pero no es la razón. Por eso, hay muchas facetas donde se debe trabajar con el abusador, porque desde un comienzo no hay conciencia del problema, constantemente los agresores responsabilizan al núcleo externo, es decir a la pareja, a sus hijos, a su trabajo o a una situación específica.

P: ¿Cómo impacta en la víctima la fractura del ideal de relación que tenía hasta que comenzó la violencia en su pareja?
FR: -El ideal es algo que está instaurado desde los cuentos infantiles, el concepto de la mamá, el papá, desde jugar a la casita hasta lo que la familia le va instaurando a la mujer. Entonces, al momento de conformar una familia y ver que se derrumba ante este escenario, dependiendo de los recursos emocionales con los que cuente cada persona, muchas veces esto se presenta como algo que no tenían planeado, por lo que intentan sostener la situación ante la promesa de cambio por parte del abusador, o quizás porque esto fue vivido previamente por alguno de los dos y lo reproducen en su entorno, es decir que hay una normalización de la situación conflictiva.

P:. ¿Se ha avanzado en materia de concientización?
FR: -Hay mucha sintomatología que va surgiendo en base a lo que se va detectando de las formas abusivas más sutiles, que son las primeras. Como docente, hablo mucho con los chicos y les explico lo importante que es que cuenten con los recursos para enfrentar situaciones no sólo propias. La violencia en el noviazgo se ve muchísimo, es muy fuerte ver a nenes de 14 años que presentan celos excesivos y se aíslan de los amigos. En este sentido, hay un ideal de pareja y de familia sobre el que hay que trabajar en Madryn.

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