NOTA DE OPINIÓN

Hoy lo esencial, la ruptura de la estacionalidad en los centros turísticos

Por Antonio Torrejón

historica playaDesde el logro de una actividad turística trascendente en número y consecuencias, se ha empezado a hablar de la necesidad de que se amplíe la temporada turística. Es un hecho cierto que la rentabilidad económica, tanto de las inversiones privadas como de las públicas, ha ido descendiendo al mismo ritmo que lo hacían -y no aumentaban- los precios que los visitantes turistas están dispuestos a pagar por el producto turístico que se les ofrece. Antes (hasta 1970, Argentina), con dos meses de ocupación plena los hoteleros vivían bien todo el año y ahora, ni se justifica iniciar el proyecto de una inversión en un centro turístico donde no sea demostrable la posibilidad de un mínimo de 100 días de uso al ochenta por ciento de ocupación. Antes venían menos visitantes, y por ello no se necesitaban las costosas inversiones públicas que en un mercado receptor orientado a la cantidad son imprescindibles, para ser competitivos.
Hoy en el Mar Mediterráneo y el Caribe, las organizadas ofertas del Turismo Náutico, han salvado la regresión de los lugares de «Sol y Playa». En el Atlántico Argentino, solo Madryn y la Comarca del Noreste del Chubut, han roto con una fuerte oferta de Fauna Marina, la «estacionalidad».
También la rentabilidad social requiere unas ocupaciones medias mensuales suficientes para poder mantener una ocupación en «puestos de trabajo» en alguna medida estables, ya que, de lo contrario, cuando otros mercados más regulares necesitan personal, se produce un trasvase hacia ellos, dejando al sector turístico de esos centros o comarcas sin trabajadores, con el mínimo estándar de calidad y profesión demostrable. La «ruptura de estacionalidad» deseada aportará, en consecuencia, entre otros beneficios:
1. Incremento de la rentabilidad económica de las inversiones privadas. 2. Justificación social de las inversiones públicas. 3. Ocupación estable, más dignos puestos de trabajo. 4. Progreso en las polivalencias profesionales. 5. Superación en los niveles de calidad de los servicios a los visitantes. 6. Mejoramiento de los precios medios si se opta por la especialización. 7. Optimización del mantenimiento de las instalaciones, tanto públicas como privadas, porque su uso será más estable. 8. Mejora de la calidad de la cara exterior de lo público, porque se deberá y se podrá mantener todo el año. 9. Mayor productividad de los costos de los servicios públicos, por su ofrecimiento de todo el año.
10. Mejora de la financiación municipal, porque el destino tendrá un sector aportante todo el año.

¿Cómo?

Reflexionar sobre la fórmula posible, que se llevo a cabo en Madryn, en el ciclo 2011 al 2014 :
1- Difusión de lo diferente, en un esfuerzo público y privado de manera sostenida durante la mayor parte de los días del año; «estar en la positiva noticia», para que los consumidores finales de todos nuestros mercados potenciales piensen, deseen y lleguen a la decisión de visitarnos.
2- Capacitación permanente; seguir preparando a la gente del sector en todos sus estamentos, para que la calidad sea un hecho espontáneo y que esté incorporada hasta en las mínimas prestaciones o aptitudes.
3- Innovar hasta con obsesión, para que los visitantes se lleven una renovada satisfacción de lo que vieron, o la vuelta a la vivencia. 4- Integrar «todos los esfuerzos» de los intereses públicos y privados de una «homogénea comarca turístico-geográfica», en Europa y los EE.UU. la mayor parte de los Municipios, han pasado en lo Informático, a plantear las difusiones en escala “Comarcal” ya que desde la proyección hasta la percepción de los turistas, captan este principal rasgo de futuro y grandeza.
El cumplimiento de este objetivo en las comarcas, con atractivos diversos y genuinos, es posible; lo importante es ponerse en manos de un esfuerzo siempre profesional, no en las manos de esperanzas «casi divinas». Recordemos que el turista hoy visita productos turísticos, no ciudades con turismo.

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