MACRI VA COMPLETANDO CASILLEROS Y MARCA TENDENCIAS. PREFIERE ESTRUCTURAS Y EQUIPOS A INDIVIDUALIDADES FUERTES. LA IDA DE SANZ Y EL DESCONCIERTO RADICAL

Cambio y fuera

aMauricio Macri está en el momento fundacional de su Gobierno y lo está disfrutando. Es esa época en la que todo es nuevo para un presidente electo y se puede dar el lujo de innovar y modelar su administración. Todo es sorpresa para el público en ese tiempo y Macri supo aprovechar esa luna de miel previa a la asunción. Debutó en ese ejercicio con un tiempismo que usó para desechar algunos de los rumores que habían comenzado a rodar sobre el armado de su Gobierno y luego fue adelantando definiciones más duras como cuando aclaró que a partir del 10 de diciembre habrá un dólar único, idea que puede relativizar o no el gradualismo en el cambio.
Por lo pronto el nuevo presidente arrancó pisando el freno y alertando que no anunciaría su gabinete de una vez. Macri no se había adelantado en esos anuncios como sí lo hizo Daniel Scioli y tampoco lo hizo estos días. No dio nombre alguno, pero sí innovó en estructuras. Su novedad en materia de gabinetes será entonces la decisión de abstenerse de nombrar un ministro de Economía y en su lugar dividir las competencias que históricamente tuvo ese ministerio y hoy se encuentran repartidas en otras carteras.
Conformó así un «gabinete económico» integrado por seis ministerios: Hacienda y Finanzas (el verdadero Ministerio de Economía), Trabajo, Energía, Producción, Transporte y Agricultura y, finalmente, Ganadería y Pesca. Queda para el debate una exclusión que quizá fue producto del apuro: Infraestructura aún no aparece dentro y según otras interpretaciones la Cancillería, a la que el macrismo quiere darle un perfil mucho más económico y donde ya ungió a una mujer.
«No voy a designar un ministro de Economía. Voy a elegir un ministro de Hacienda y Finanzas y seis ministros van a formar el gabinete económico, para que rápidamente se analice cuál es la situación», fue la explicación.
Ese tema se discutía en el fumoir del primer piso del Palacio Duhau donde Rogelio Frigerio descansaba de un día agotador con un Cohiba. En realidad, ese armado del gabinete económico está basado en cambiar de estatus jurídico dentro de la Ley de Ministerios a carteras y secretarías de Estado que ya existen y ahora tendrán vuelo propio como ministerios o se independizarán de otras carteras. Aunque las funciones serán las mismas.
Macri no sólo reveló cambios sino también dejó que los suyos deslizaran algunos nombres. El de Elvio Colombo, conocido del ambiente por la consignataria Colombo y Magliano, corría para el Ministerio de Agricultura, mientras que Germán Garavano, consejero del Consejo de la Magistratura se estaba quedando sin oponentes para la llegada al Ministerio de Justicia. Macri, mientras tanto, volvía a insistir con el pedido de renuncia a Alejandro Vanoli, presidente del BCRA y de la procuradora Alejandra Gils Carbó, mientras que dejaba alguna chance al prometer que evaluará la gestión en YPF antes de decidir sobre el futuro de Miguel Galuccio.
Para la Cancillería anunció a la rosarina Susana Malcorra como reemplazante de Héctor Timerman en el Palacio San Martín. Actualmente se desempeña como jefa de Gabinete del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, cargo al que llegó en marzo de 2012. La decisión de Macri en ese tema es clave, sobre todo para comenzar con el proceso diplomático para acordar las invitaciones internacionales al acto de asunción presidencial, evento que organiza la Cancillería, pero normalmente se hace en dúplex entre Gobierno entrante y saliente. Por ahora, Macri sigue recibiendo mensajes y saludos de felicitación del exterior acomodado en la estructura diplomático-protocolar que tiene en el Gobierno de la Ciudad.
Es tanta la expectativa por la llegada del «canciller de Macri» que comenzó a correr una ola de pánico en exceso por Relaciones Exteriores que amenaza con congelar la lista de traslados comunes de diplomáticos, que ya estaban decididos desde mediados de año para ejecutar en noviembre y diciembre ante el miedo de que se sumen esas medidas administrativas a los criticados nombramientos de embajadores y ministros que Cristina de Kirchner envió a último momento al Senado y que también corren ya peligro de quedar congelados.

Freezer a los radicales

La salida de Ernesto Sanz de cualquier puesto en el gabinete de Macri generó un sabor amargo en el primer día tras el triunfo de Cambiemos. El propio Macri confirmó la noticia, que se conocía al menos desde hace 20 días. Sanz alega cuestiones personales y la necesidad de dedicarse de lleno a su familia en San Rafael. Ya sea por esa explicación, o porque el radical, fundador de Cambiemos junto con Macri y Elisa Carrió, se sintió relegado por el estilo que el macrismo le está aplicando al armado del Gobierno o consideró menor el ofrecimiento, la sensación fue de amargura para un sector de la alianza.
Antes que se produjeran mas `heridas´, Ricardo Alfonsín salió a desmentir que el macrismo vaya a absorber a la Unión Cívica Radical, como circuló por algunos medios y agencias de noticias, especulando con una especie de `quema de cartuchos´ del centenario partido con tanto reacomodamiento.
«Desmiento categóricamente haber sostenido la posibilidad que el PRO absorba a la UCR, en el sentido que consigna el cable de una agencia de noticias», afirmó el diputado.
El presidente del radicalismo de Buenos Aires salió al cruce de la versión y del «contenido inexacto» de la información que circuló.
«Es cierto que me hicieron un reportaje radial, pero la explicación ante la pregunta puntual no pudo ser respondida en totalidad porque se cortó la comunicación, dado que me encuentro viajando», señaló. «No creo que Cambiemos represente riesgo para la UCR», afirmó categórico Alfonsín.
En tanto, el senador electo Julio Cobos se refirió al paso al costado de Ernesto Sanz del próximo gobierno de Cambiemos y habló de la búsqueda de un «nuevo interlocutor» con el macrismo. Se sabe que para el PRO el gran desafío es que la UCR no lo convierta en la ex Alianza restándole autonomía, mientras que para los radicales, no es gratis haber jugado el capital partidario que quedaba a manos del macrismo sin demasiadas garantías de empoderamiento. Una relación que marcará definiciones. Habrá que ver…

Fuentes: Cronista, LPO, AF.

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