EL BOOM DE LA CONFRONTACIÓN MEDIÁTICA, SIEMPRE DE LA MANO DE LOS MEDIOS AFINES AL ESTABLISMENT. LAS NUEVAS “PLATAFORMAS” VIRTUALES. ¿IR O NO IR? Y PARA QUÉ? ESA ES LA CUESTIÓN

Meta debate

romanaDesde una perspectiva institucional, didáctica, el encuentro de presidenciables del domingo a la noche en la Facultad de Derecho fue un paso adelante. Quizá más importante porque, como sostienen los promotores de Argentina Debate, es un acontecimiento nuevo en estos 32 años consecutivos de elecciones. Sergio Massa se puso en el centro de la escena y a todas luces fue el más elocuente y el que más aceitado estuvo para dar diagnósticos y propuestas. Fue, además, el único que tiró un dardo que puede hacer temblar la relación entre empresarios y funcionarios de cualquier partido cuando se refirió a que Mauricio Macri tiene un padre, un primo y un gran amigo que facturaron miles de millones de dólares como contratistas del Estado. La referencia es a Franco Macri, Angelo Calcaterra y Nicolás Caputo, figuras paradigmáticas en la historia de la obra pública porteña anche nacional. Son algunos de los empresarios que alimentan los recursos de los políticos y por eso muchos candidatos suelen valerse de la retórica de la transparencia en vez de hacer nombres.
Massa, a su vez, fue el único que recibió un dardo cuando Nicolás del Caño lo increpó por promover el presentismo docente cuando era un ausentista serial de las sesiones de Diputados. El resto de las supuestas preguntas entre candidatos no funcionó, ni para diferenciarse ni para darle dramatismo al verdadero problema que tiene la oposición, especialmente Macri y Massa, que los dos compiten entre sí y saben que están al borde de que no haya balatoje. Ese debate era, a la vez, la última oportunidad para presentarle al electorado antiK una alternativa en común, alguna fórmula que les permitiera un difícil renunciamiento. Hubiera sido un gesto de valentía pero de imposible cumplimiento al interior de las frágiles coaliciones que ambos lograron. En principio, medido en términos de efectividad, quizá Massa le saque algún puntito a Daniel Scioli y algún otro puntito a Macri. Demasiado cerca están las elecciones como para que el tigrense sueñe con una glamorosa segunda vuelta contra el candidato del FPV que el domingo fue el gran ausente.

Medios y mediciones

El rating indica que entre América y Canal 26, en Capital y GBA, la audiencia osciló entre un millón y un millón y medio de telespectadores. Algunos portales de medios gráficos que pasaron online el programa estallaron. Los tuiteros tuvieron una jornada agitada. Estimulante para los estudiosos de la era digital pero muy escaso para evaluar impactos. La realidad es que Daniel Scioli decidió no ir y también los dos canales de aire que suman el 70% de la audiencia promedio en Capital y GBA –El Trece y Telefe- no tuvieron problema en seguir con sus programaciones habituales y darle la espalda al debate. Quizá, otra hubiera sido la decisión del motonauta si las radios AM de más audiencia y los canales del Grupo Clarín y de Telefónica hubieran armado una cadena nacional privada para ponerla al servicio de esta buena iniciativa de Argentina Debate. Es curioso, en los programas posteriores al encuentro de presidenciables, todos cargaron contra Daniel Scioli y ninguno se preguntaba los motivos por los cuales los dos tanques de la televisión abierta pegaron el faltazo. Los debates entre candidatos suman a la democracia, son una herramienta al servicio del votante y son, al mismo tiempo, una muestra de poder de los medios en el esquema de negocios y política. En Estados Unidos se promueven una cantidad de formatos para que los candidatos discutan entre sí, respondan a preguntas de periodistas consagrados o de representantes de organizaciones de la sociedad civil. Los medios son un factor de equilibrio y al mismo tiempo un sector poderoso en el sistema de convergencia entre mundo editorial, telecomunicaciones y medios masivos. Ningún debate va a evitar que en el Pentágono se decida una cruel operación como la de bombardear un hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán que dejó una veintena de muertos. Ninguna campaña ciudadana parece capaz de evitar que un joven psicópata cada tanto se meta en una escuela y asesine a mansalva. Cada vez que aparecen asesinos seriales, la prensa informa que las armas sofisticadas que llevaba el killer las había comprado en una armería. Chris Harper Mercer, el criminal de Oregon, tenía 13 pistolas y fusiles legales. La pregunta, desde la Argentina, desde la difícil libertad de prensa que supimos conseguir: ¿es bueno o es malo que haya debates entre candidatos? Dicho de otro modo, probablemente el sistema de medios de Estados Unidos ayude a reducir daños tanto en las incursiones criminales de sus efectivos militares repartidos por todo el mundo como en las conductas de los sociópatas que realimentan la mentalidad imperial reinante en buena parte de la sociedad de ese país. En la Argentina, el debate podría ayudar a consolidar un esquema de instituciones que, como una ley que se prorroga año a año, vive de la emergencia. O sea, del cortoplacismo.

El día después

En la Argentina de estos años se puso de relieve que los dueños de los medios condicionan los mensajes y manipulan las audiencias. Eso forma parte del a-b-c del periodismo. La programación y la agenda periodista no son neutrales, para los empresarios de medios es una forma de acumular poder. Esta vez el Canal Público se bajó del debate pese a que había participado de la organización y había comprometido a Adrián Paenza para estar entre los periodistas presentadores. Bastó que Scioli no fuera para que el Siete prefiriera pasar la goleada de Independiente a River. Dicho de otro modo, Fútbol para Todos está muy bien pero No Todo es Fútbol. Es probable que el pragmatismo de los ejecutivos de los dos grandes canales privados de aire haya sido el factor decisivo para no prestar sus pantallas a un debate sin el candidato con más chances de ocupar la presidencia el próximo 10 de diciembre y que el Canal Público tomara el mismo camino sin más motivo que acompañar al candidato del gobierno. El Siete, el Trece y Telefe: tres tristes tigres.
Desde los imperativos morales, podría decirse que Scioli fue pragmático y se perdió la oportunidad de mostrar un republicanismo cabal. Una campaña electoral no es más que poner en juego los recursos para seducir votantes. Acá no están en cuestión los dilemas weberianos de la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. Sintéticamente, la primera significa tomar decisiones prácticas, útiles a los fines que se persiguen; mientras que la ética de la convicción es la que pone de relieve el costado de los valores, creencias y sentimientos en las decisiones. Por supuesto, siempre están presentes ambos aspectos en esa mirada de Max Weber.
Dicho esto, todo indica que Scioli se valió de encuestas que lo ponen a tiro de ganar el 25 de octubre: su presencia no iba a sumarle ni restarle votos. (…) Otro modo de entender el lugar que quiere ocupar tal vez…

• Eduardo Anguita – Infonews

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