EL FPV PONE FOCO EN EL VOTANTE "POSIBLE" QUE YA JUGÓ CON EL PJ. GESTO A CUESTIONADOS. ZANNINI, MÁS VISIBLE EN LA CAMPAÑA. VIENE KARINA RABOLINI A CHUBUT

La carta «Hiperpejota»

COLUMNETA PEJOTA Y ELLAAEsta semana una postal dominó las claves de la política grande: la de Daniel Scioli en Salta con Carlos Zannini, el anfitrión Juan Manuel Urtubey y el gobernador de Jujuy y presidente del PJ, Eduardo Fellner. Una postal de la hiperperonización que ensaya el candidato para enfrentar lo que supone una “polarización” contra Mauricio Macri.
Las últimas dos semanas, entre tropiezos y errores propios, completaron la configuración de otro Daniel Scioli: el candidato del FpV terminó de visualizar -y asimilar- la táctica para apostar a un triunfo, sin segunda vuelta, el 25 de octubre.
El modelo de campaña que ensayará en la travesía hacia octubre se sintetiza en un término: hiperperonización. El gobernador, que se ilusiona con orillar el 40% en el escrutinio definitivo -en La Plata dicen que la cifra final será 40,2%-, se prepara para enfrentar una polarización extrema donde el plus de votos para llegar al 45%, o estirar a más de 10 puntos la diferencia sobre Mauricio Macri lo obtendrá entre los votantes peronistas o filoperonistas, votantes que en elecciones anteriores respaldaron al FpV y que podrían volver a hacerlo. Son ese universo que en el lenguaje de campaña se identifica como «voto posible» y toma como referencia el 45,3% que Cristina de Kirchner acumuló cuando fue electa presidente en 2007.

Por Pablo Ibáñez.-

«¿Qué señal hubiese sido para los gobernadores del PJ que Daniel no se quede en Tucumán con Alperovich y Manzur?», planteó un sciolista en medio de la lluvia ácida de la elección tucumana. La presencia de Scioli junto al candidato del PJ tucumano la medianoche del domingo, cuando la oposición viralizaba denuncias de fraude, encaja en esa variable: el candidato decodificó que su suerte electoral está en manos del peronismo.
El expediente Tucumán no es menor: en esa provincia, el 9 de agosto, Scioli obtuvo 320 mil votos más que Cambiemos, casi 40 puntos de diferencia por encima de lo que juntos consiguieron Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Para octubre, el bonaerense necesita retener ese caudal.
No hay dilemas de segunda generación. En la cosmovisión de Scioli el concepto «peronismo» es flexible: abarca a los jerarcas inoxidables y eternistas de las provincias y del conurbano, a la tropa hiper cristinista de La Cámpora, a los movimientos sociales kirchnerizados y a la Presidente. Es decir, el dispositivo K.
En Salta, Scioli jugó a anudar esa diversidad que Néstor Kirchner administró, no sin esfuerzo, y que su esposa presidente surfeó. Junto con su vice, Carlos Zannini, el bonaerense compartió una juntada con Juan Manuel Urtubey y el jujeño Eduardo Fellner, un gobernador reelecto y el otro que pondrá en juego su cetro en octubre en otra escala de los duelos peronismo versus oposición, ya que el radical Gerardo Morales enlazó al PRO, la UCR, el massismo y a Margarita Stolbizer detrás de su candidatura a gobernador.
Morales montó un formato similar al de José Cano en Tucumán, aunque éste engordó el frente al sumar del PJ clásico al clan de Domingo Amaya, intendente de San Miguel que hasta junio formó parte del universo K hasta que detectó, ante un poema hiperelogioso de Cristina de Kirchner sobre Manzur, que su plan de ser candidato a gobernador del FpV naufragaba. Pactó, entonces, ser el vice de Cano.
El acto en Salta, armado por Urtubey -que se imagina como futuro presidente del PJ y, más adelante, como eventual ministro «político», constituye una señal similar a la del domingo a la noche con Manzur porque Scioli sentó a su lado a Fellner, que es, además, jefe del Consejo Nacional del PJ y días atrás fue blanco móvil, un escalón por abajo de Milagro Sala, por la muerte del joven Jorge Velázquez.

Precauciones

La «hiperperonización» de Scioli tuvo como señal más clara el «aguante» a Manzur y Alperovich, el respaldo a Fellner y la defensa, sin confrontar abiertamente con Carlos Tevez -de quien tiene una estatua en La Ñata, su quinta en Tigre-, del multireelecto gobernador de Formosa, Gildo Insfrán. En un déja vu, Fellner e Insfrán integraron el reducido scrum de gobernadores del PJ que en 2003 jugó abiertamente con la fórmula Kirchner-Scioli. Además estaban el misionero Carlos Rovira, el bonaerense Felipe Solá -ahora otra vez en busca de ese cargo- y Julio Miranda, el peronista tucumano que en esos días bendecía a José Alperovich como su delfín.

Zannini, visible

Otro factor que estrenará la campaña de Scioli es que Zannini tendrá más visibilidad que la que tuvo antes de las primarias. Ayer, en Salta, el candidato a vice fue quien con más énfasis acusó a la oposición de montar una «campaña para empañar» la elección como parte de una estrategia política integral.
En la Rosada, igual que en el entorno de Scioli, anticipan que puede repetirse la ola de denuncias de fraude durante la elección en Chaco, que será el 20 de septiembre. En la provincia que controla Jorge Capitanich, que va a disputar la intendencia de Resistencia, Scioli-Zannini acumularon en las primarias casi 30 puntos más que Cambiemos. En el laboratorio del sciolismo usan esos datos para decir que se trata de un ataque quirúrgico de Macri, a quien perciben más agresivo y decidido a llevar el tono de la disputa electoral a un nivel extremo.

Rabolini a Chubut

Entre tanto, Scioli comparte agenda y es por eso que la próxima semana enviará a su esposa a participar de actividades junto a Martín Buzzi en Rawson, Trelew y Puerto Madryn. Si bien no es lo mismo, el gesto permite mostrar la cercanía operativa que mantiene el candidato presidencial con el Gobernador de Chubut. De hecho, la presencia sciolista trata por una parte de consolidar y aumentar su triunfo electoral en Chubut en las PASO y contribuir al arrates para con Buzzi que requiere de sumar gran parte de esa catarata de 20% de electores que votaron en blanco, tanto como de afianzar su posición y tratar de debilitar la de su contrincante, Mario Das Neves.
La presencia de Karina, en su carácter de esposa y presidenta del Banco Provincia de Buenos Aires en lo que será su segunda visita de distintas actividades vinculadas a la gestión pero sobre todo a aportar como figura de reafirme de marca de una campaña peleada. Con la ayuda de su mujer, Scioli puede agilizar agenda además de tomar el suficiente espacio para no distanciarse demasiado de su amigo Das Neves, sin faltar a sus obligaciones y lealtades para un soldado de la primera hora como ha sido Buzzi.

Fuentes: Ambito Financiero, propias

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