HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

La Tierra adelgaza y las abejas se sacan un diez en geometría

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

El otro día, leyendo el diario, vengo a enterarme de que un equipo de investigadores alemanes reveló que la Tierra mide cinco milímetros menos que la última vez que alguien fue y la anduvo tanteando. Parece que un tal Alex Nothnagel, de la universidad de Bonn, después de quemarse las pestañas con reglas y escalímetros, así, como quien no quiere la cosa, le dijo a todo el mundo que aunque la diferencia es pequeña, es crucial para el estudio del cambio climático. Qué ganas de andar amargándonos que tienen estos alemanes; no conformes con habernos dejado afuera en la copa del mundo, ahora vienen y nos enrostran que no somos capaces de bajar ni un gramo con la dieta de la luna, pero en cambio la tierra, sin esforzarse más que andar dando vueltas, pierde cinco milímetros, dígame, querido lector, ¿qué daría usted para rodando, poder bajar aunque sea un milímetro?
La cosa es que este buen señor, para darse cuenta de esos cinco milímetros de diferencia, que a más de uno de nosotros se nos debe haber escapado, transmitió microondas transmitidas al espacio, y a través de una red de más de 70 radio telescopios en todo el mundo, se percató que las mismas fueron recibidas con un pequeño retraso. Retraso que Alex utilizó para medir esos dichosos cinco milímetros.
Pero, bueno, que cinco milímetros será mucho para los científicos alemanes, pero a nosotros nos agarra medio a contramano, que para números, bastante tenemos con las cuentas del almacén.
Pero si hablamos de números, una historia interesante es la de las abejas, que para las cifras parecen que están mandadas a hacer, además de la miel y los picotazos.
Según algunos escribas, de dudosa certificación científica, no como los alemanes de las reglas, este hecho ya fue constatado por Papus de Alejandría, que si usted no lo sabía, fue un matemático griego que vivió del año 284 al 305. Según el tal Papus, las abejas son muy duchas con las matemáticas. Como usted ya se lo debe andar imaginando, tal afirmación se basaba en la forma hexagonal que imprimen a sus celdillas para guardar la miel.
Pero es necesario saber que las abejas, cuando guardan la miel, tienen que resolver varios problemas. En primer lugar tienen que hacerlo en celdillas individuales, de tal manera que formen un mosaico sin huecos ni salientes entre las celdillas, ya que hay que aprovechar el espacio al máximo. Entonces, sólo podrían hacerlo con triángulos, cuadrados y hexágonos. ¿Por que eligieron justamente entonces los hexágonos, si son más difíciles de construir?
Agárrese ahora, la respuesta a este dilema es un problema isoperimétrico, que viene del griego y quiere decir «igual perímetro». Papus había demostrado que, entre todos los polígonos regulares con el mismo perímetro, encierran más área aquellos que tengan mayor número de lados. Por eso, la figura que encierra mayor área para un perímetro determinado es el círculo, que, como bien sabemos todos, posee un número infinito de lados. Por eso las abejas construyen sus celdillas de forma hexagonal, ya que, gastando la misma cantidad de cera en las celdillas, consiguen mayor superficie para guardar su miel.
Así que la próxima vez que se le pose una abejilla en el hombro, en vez de espantarse al grito de “¡me pica, me pica, me pica la abeja del demonio!” asómbrese conmigo y exclame: “¡pero qué hermoso espécimen de bicho inteligente!, hacéte un hexágono.”

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