Las autoridades galas reforzaron la seguridad y continuaron con las pesquisas por el ataque de motivación salafista que provocó la decapitación de un empresario. El victimario se habría tomado una foto con la víctima. Fuertes críticas opositoras a Hollande.

El gobierno de Francia rechazó ayer críticas opositoras sobre una supuesta debilidad en la lucha antiterrorista y reforzó la seguridad en lugares sensibles del este del país, donde el viernes tuvo lugar el atentado de tintes salafistas que se cobró la vida de un empresario y destrozó una planta química, en 
el marco de una oleada de ataques registrados en tres continentes.

El presidente galo, François Hollande, reunió ayer por segundo día consecutivo a su Consejo de Defensa, para demostrar que está movilizado en la lucha contra el terrorismo.

A su término, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, aseguró que nunca Francia estuvo sometida a un nivel tan elevado de riesgo de atentados, pero defendió las medidas tomadas por el gabinete para combatirlo.

En concreto, se refirió a la ley aprobada la semana pasada que refuerza la capacidad de los servicios secretos para intervenir conversaciones e información que circula por Internet.

Según Cazeneuve, quien compareció tras la reunión que mantuvo con Hollande y sus colegas de Defensa, Exteriores, Justicia y Ecología y Transportes, eso es clave para perseguir a los terroristas, incluidos a los de baja intensidad, como Yashim Salhi, principal sospechoso del atentado del viernes.