CASI NO TIENE COLOR Y EVIDENCIA NUMEROSOS ORIFICIOS EN TODO EL PAÑO

Hallaron una bandera argentina enterrada en la playa

banderaPodría suponerse que se trata de un hecho fortuito de un símbolo patrio utilizado en algún festejo o evento que se voló. O de algún descuido que terminó con la significativa tela entre la arena. Sin embargo, para Ricardo Godnic la bandera que encontró enterrada en la playa, a casi un metro de profundidad, perfectamente acomodada horizontalmente casi extendida, deja más interrogantes que simplificadas respuestas.
El descubridor del hecho que se acercó a El Diario para trasmitir su vivencia, explicó que el 7 de enero pasado, cuando estaba descansando relajadamente en la costa céntrica de Madryn, hundiendo los pies en la arena, comenzó a sentir un borde de algo extraño. Con curiosidad se dispuso a ir desenterrando minuciosamente el borde grueso de tela donde apareció incluso un cordón interior. Fue ahí cuando comprendió que no se trataba de una prenda de vestir sino de otra cosa, como una bandera, y se concentró en lograr recuperarla. “Menos mal que no tiré, porque estaba perfectamente acomodada extendida a buena profundidad y se habría roto”, explicó sorprendido el veraneante domiciliado en Ramos Mejías pero que como otros años, pasa parte del verano en la costa de Madryn, y opta por la zona de médanos, cerca del control policial en la zona del ex ´Rancho Cucamonga´.
La sorpresa de Ricardo visibiliza una mezcla de emoción, por tratarse de una bandera nacional a la que aportó con su casual “rescate”; e intriga, precisamente por tratarse de un símbolo patrio que de acuerdo a las pautas del ceremonial, requiere de muy específico y solemne tratamiento.
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Para Ricardo Godnic, la bandera que encontró enterrada en la playa, a casi un metro de profundidad, perfectamente acomodada horizontalmente deja más interrogantes que simplificadas respuestas. El paño está casi todo blanco y tiene notables y pequeños orificios en todo el paño

Los ritos patrios

Para contextuar la rareza del hallazgo, vale tener en cuenta las disposiciones que rigen en el territorio nacional, y no de ahora, sino desde la mismísima Asamblea del 13 de abril de 1813,
hay formas que se debe respetar. Algunas de estas fueron fijadas por distintas normas, por el uso y las costumbres, y otras configuran un carácter simbólico.
Se iza al salir el sol y se arría al ponerse, aunque llueva, y nunca debe quedar izada por la noche. No se lava, no se cose, no se plancha, no se dobla, no debe tocar el piso y para guardarse se hace un bollo con el sol hacia arriba.
Y lo que es más importante, la bandera se cambia solamente cuando no se distingue el color. Así lo obliga una la Resolución 1635/78 del Ministerio de Educación.
Sobre todo la Bandera no se podrá lavar, y esto si prefigura un símbolo: el lavado le quitaría la Gloria y los Honores acumulados en las batallas libradas, es decir que no se puede lavar la Honra de la Patria.
Al entrar en desuso, si es de Ceremonial y Protocolo “se conservará en cofre, vitrina o en otro lugar apropiado como reliquia, con una tarjeta en la que consten las fechas de recepción y retiro”.
Ante el inevitable desgaste o deterioro por el mero transcurso del tiempo, si la bandera es de izar, deberá incinerarse. Esta ceremonia se cumplirá en un recinto cerrado y luego de haberse anulado su carácter emblemático, para lo cual deberá cortarse y separarse los tres paños. Por último, se labrará un acta donde constarán los detalles de la ceremonia.
Bajo ningún concepto se podrá tirar o enterrar una Bandera Argentina, porque de hecho existen hasta importantes sanciones por esto.
O sea, quien dejó el símbolo patrio cubierto de arena en merced de la erosión del sol penetrante, del viento y a la vera de la cadencia marina madrynense entre la bajada 5 y 6, o desconocía todas estas normativas que rigen de uso, costumbre y ley, o quiso expresar o mantener algún significado particular enterrando el pabellón nacional de este modo.

Intriga y especulaciones

La bandera que se encontró enterrada en la playa de Madryn y que será ofrecida a los estudiosos que tal vez puedan vincularla con algún dato histórico o social, casi no tiene color. Muestra un tono grisáceo pero con la particularidad de estar completamente perforado por agujeros pequeños y grandes en todo el paño, como si hubiera sido alcanzado por una ráfaga de disparos, o sufrido algún tipo de evento que ocasionó este particular y llamativo deterioro. Esto generó todo tipo de especulaciones sobre la posibilidad de tratarse de una bandera que hubiera estado alguna vez en combate.
De hecho se trataría de una bandera realmente antigua, que se evidencia en el desgaste del paño central y de sus bordes
En el centro se perfila la impronta del sol de uso en las banderas de ceremonias oficiales, aunque pintado, no bordado ni en relieve en uno de los lados, pero si con los treinta y dos rayos flamígeros y rectos colocados alternativamente y en la misma posición que se observa en las moneda de oro de ocho escudos y de la de plata de ocho reales, que se encuentra grabado en la primera moneda argentina, como dispone el Art 2º del Decreto Nº 10.302.
Se debe tener presente que la Bandera con sol no es más la “Bandera de guerra” de exclusivo uso militar, o de instituciones oficiales; ya que por la Ley 23.208/85 del 25 de julio de 1985 determinó el uso de la bandera celeste y blanca con sol para toda la Patria.

Malvinas presente

Las perforaciones, el deterioro, la pretérita imagen que en definitiva traduce esta Bandera que fue encontrada enterrada en extensión, deja pensando. Ricardo, el “desenterrador”, no descarta algún simbolismo de quien la enterrara y automáticamente referencia a casos que sucedieron en Malvinas, tal vez porque muchas otras acciones se dieron y continuaron impactando a través del tiempo en Patagonia, después de la guerra sostenida con Gran Bretaña por la posesión de las Islas.
Hubo dos hechos que traen a colación este caso y son cuando Seineldin enterró al final de la pista del aeropuerto de Malvinas la bandera británica arriada, junto con un Rosario. Con lo primero les enterraba el “honor” a la colonia británica al declararles la guerra, y con lo segundo abonaba la tierra con la fe argentina que se suponía traía en aquellos días de ´Semana Santa´.
El otro hecho, deja un espacio para marcar teoría respecto al hallazgo de Madryn, y fue la única alternativa que barajaron algunos soldados para proteger la bandera Argentina antes de ser capturada cuando la derrota era inminente, y era enterrándola para no entregarla.
Sobre esto hay una emocionante historia del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 “ Coronel Conde” cuando la noche del 13 al 14 de junio sus trincheras fueron acribilladas por las baterías enemigas. Perdió 36 hombres y quedaron mirado el desastre que dejó la batalla otros 152 heridos. Cuando era inevitable el desenlace, dicen que el jefe del regimiento, teniente coronel Omar Giménez, propuso a los oficiales enterrar la bandera para que no quedara en poder del enemigo. De inmediato se cumplió la orden. Pero dos jóvenes tenientes, Jorge Guidobono y Miguel Cargnel se presentaron ante Giménez. En medio de la lluvia de balas plantearon su inquietud: el pabellón nacional no debía estar bajo tierra ni tampoco podía entregarse al enemigo. El jefe dio el visto bueno. Desenterraron la bandera, quitaron el plástico que la cubría, la desarmaron y distribuyeron las partes (el paño, la corbata, cinco distinciones y tres medallas) entre varios oficiales y suboficiales.
De la bandera se encargó el teniente Guidobono. De la corbata, Cargnel. El teniente Roberto Colom escondió una distinción en su bota. El mayor Carlos Carrizo Salvadores colocó una debajo de su cinturón, el subteniente Alfredo Luque puso otra en su guante. Así fueron ocultando los fragmentos, adosándolos con cinta adhesiva. Cuando terminó el combate. El grueso de los soldados fue transportado de inmediato en el buque Canberra rumbo al continente. Pero algunos hombres quedaron en las islas. Cargnel (paracaidista) y Guidobono (jefe de Comunicaciones) fueron llevados en helicóptero a San Carlos y separados del resto de sus camaradas. Durante 15 días los mantuvieron prisioneros dentro de un frigorífico. Y en una requisa donde los hicieron desnudaron descubrieron el “tesoro” de Guidobono. Después de una tensa situación que casi le cuesta la vida por no querer entregar el símbolo patrio que se convirtió en leyenda, precedió el reencuentro de las partes del pabellón en Buenos Aires. Hoy, la bandera de guerra del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana, vecina a La Plata y cada 11 de junio, la bandera veterana de Malvinas desfila ante las nuevas generaciones de soldados.
A propósito, aquellos soldados volvían en el Canberra, el mismo que dejó hace 33 años en el muelle de Puerto Madryn a más de 4.100 soldados ex combatientes de la Guerra de Malvinas. Los militares desembarcados fueron llevados a las ex barracas Lahusen, donde hoy funciona el bingo, y caminaron nuestra playa
Tristes, pensativos, pero en el fondo felices por poder pisar nuevamente el suelo de la Patria.
¿Habrá esta bandera encontrado la misma y extensiva seguridad que le otorgó alguien al ocultarla en nuestra playa? ¿Qué lucha externa o interna guardará este paño hallado?
Tal vez apenas un objetivo simple pero logrado: que nuestra querida Bandera Argentina dé para hablar y pensar.

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