LA POLICÍA CORDOBESA FINALMENTE DESMINTIÓ QUE SE TRATARA DE WALTER CEBALLOS

El detenido en Cosquín no era el preso que se había fugado de Madryn

En el día de ayer, la policía cordobesa reconoció que el detenido, capturado por una contravención en la ciudad de Cosquín el día martes, no es Walter Ceballos, como se comunicó oportunamente. De esta forma, el jefe de la Unidad Regional de Puerto Madryn, José de la Cruz Castillo, confirmó que el hombre no era quien tenía pedido de captura y que estaba prófugo desde el 2013.
El hombre fue detenido en Cosquín, y tras verificar su identidad, se pensó que se trataba de Walter Ceballos, prófugo de la Comisaría Segunda con condena por homicidio desde 2013.
La policía cordobesa corroboró, en un primer momento, que se trataba del mismo sujeto buscado en Chubut y comenzó el entrecruzamiento de datos para su traslado. Sin embargo, cuando los efectivos estaban por partir a Córdoba, se determinó que no era el sujeto que se buscaba.
José De la Cruz Castillo, señaló que la confusión partió porque si bien coincidía el nombre del individuo, las fotografías y las huellas digitales determinaron que se trata de otra persona, por lo que sigue vigente el pedido de captura de Walter Ceballos en todo el país.

Una historia de novela

En febrero del 2013, los jueces Marcelo Nieto Di Base, Mariano Nicosia y Mariel Suárez determinaron la culpabilidad de Walter Ceballos en el crimen de Leandro Herrera, asesinado el 5 de junio de 2011 de un disparo en la sien.
Herrera, oriundo de Trelew, fue hallado sin vida dentro de su automóvil sobre la calle Estivariz al 1700. Pocos días después, Walter Ceballos fue detenido como principal sospechoso del crimen y también la joven con la que se iba a encontrar Herrera, una menor de edad que era pareja de Ceballos, a quien se la investigó como partícipe del homicidio pero finalmente fue absuelta.
La víctima fue encontrada en la mañana del domingo, dentro de su automóvil, con su billetera que contenía unos 800 pesos, por lo cual se descartó de entrada la hipótesis de robo, aunque faltaba su teléfono celular.
Los amigos de la víctima declararon que había venido a Madryn a encontrarse con una mujer, y el crimen pasional fue una de las primeras líneas que empezaron a indagar los investigadores.
En base a testimonios, se supo que la noche del crimen, Herrera había salido de su casa en la zona céntrica de Trelew hacia Puerto Madryn para encontrarse con una mujer a la que había conocido por Facebook. En la madrugada, estacionó finalmente su vehículo sobre la calle Estivariz al 1700 y en ese momento, el asesino abrió la puerta del acompañante y le disparó con un calibre 38 en la cabeza.
Una de las primeras líneas de investigación fue rastrear las líneas telefónicas, ya que a Herrera le habían sacado el celular. Si bien no se lo pudo hallar, se solicitó el listado de llamadas y mensajes realizados momentos antes a su muerte y se descubrió que un número de teléfono se reiteraba. Se pidieron allanamientos y la policía secuestró en el domicilio del sospechoso un teléfono celular, con el cual se realizaron las comunicaciones con la victima antes de su homicidio desde ese celular, pero con otro chip.
También se secuestraron y analizaron más elementos, que sirvieron como pruebas durante el juicio. Del interior del vehículo del sospechoso se secuestró un par de guantes de lana, color negro. Las pericias determinaron la existencia en su interior de ADN del imputado –lo que determina su propiedad, o al menos, su uso- y, principalmente, la existencia de pólvora en los mismos.
Pero además hubo un elemento fundamental, se determinó la existencia de rastros de pólvora en la manga derecha de la campera de Ceballos, secuestrada el mismo día del hecho y compatible con los rastros de pólvora hallados sobre su guante.
Según se determinó durante el juicio, Walter Ceballos obtuvo información por diversos medios, especialmente por Facebook, de las actividades que realizaba su ex pareja y de las personas que mantenían algún tipo de cercanía con la misma, entre ellas, Leandro Herrera. De esta forma, contactó a Herrera, inicialmente por Facebook y luego por mensajes de texto, generando una cita en Puerto Madryn la madrugada del domingo 5 de junio, noche en la cual cometió el homicidio.

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