La Visión Integrada

Por: Dra.Patricia Chambón de Asencio
www.patriciachambon.com

Es muy desconcertante y produce confusión ver las cosas por el ojo de la cerradura. Se corre el grave riesgo de estar viendo una parte muy parcializada de la realidad circunscripta por ese campo estrecho que es el estado de conciencia que tenemos.
Hay circunstancias que colaboran activamente en la estrechez de nuestro campo de percepción de la realidad. Una de ellas es el miedo. Cuando nos invade el miedo nuestra forma de ver la realidad se transforma en una visión en túnel, acotada, donde sólo vemos el problema. En nuestra mente lo único que aparece es deshacernos de él. No nos interesa investigar mucho más acerca de su origen o de su relación con otras partes del sistema. Sólo queremos que no esté. Que no nos moleste. Que desaparezca lo antes posible.
La ignorancia o desconocimiento es otra forma de estrechar el campo de la percepción. Es lo que sucede cuando surge un síntoma y lo interpretamos como una aparición desconectada del resto del sistema. Desde esa visión parcializada se aborda el síntoma, se alivian las molestias, pero no se va a la raíz del problema. Esta forma de abordaje nos lleva a instrumentar acciones que aplacan el síntoma pero no son efectivas a largo plazo y entorpecen el funcionamiento del organismo.
Cuando leemos así la realidad que se nos presenta estamos siendo presas de la ilusión de separación. Separación entre mi mente y mi cuerpo; entre lo que pienso y lo que siento; entre lo que siento y lo que hago; entre el entorno y mi persona. Cuando actuamos escindidos estamos cayendo en las redes del pensamiento mecanicista disociado. Esta disociación nos coloca frente al Universo en forma pasiva. Somos víctimas de las circunstancias. No sabemos cómo llegamos a determinada situación y menos cómo salir de ella. No vemos la relación que existe entre nosotros y el entorno.
Este fue el caso de una familia que hace algunos años me consultó por un problema de incontinencia urinaria en un pequeño de 6 años. Los padres estaban convencidos de que el niño tenía un problema neurológico y que debía ser tratad. El neurólogo, a quien ya habían consultado, no encontraba razones valederas desde la anatomía y la neurología para que este problema persistiera en el niño. Sin embargo el síntoma allí estaba y era bastante incómodo ya que había que cambiar las sábanas mojadas cada día. Estos padres eran muy buenas personas y deseaban lo mejor para su hijo. Sin embargo no estaban viendo la escena en forma completa. Esperaban que con alguna medicación desapareciera definitivamente este síntoma tan incómodo que adjudicaban exclusivamente al esfínter urinario de su pequeño hijo .Después de escuchar atentamente a todos los integrantes del sistema, comprobé que existía una carga emocional disruptiva que no era expresada abiertamente en la familia. La pareja tenía problemas de relación y era en el horario nocturno, cuando el niño ya se había dormido, que discutían sus diferencias en la habitación contigua. Evidentemente, aunque el chico estuviera “dormido, su cuerpo percibía las discusiones en tono crispado detrás de la pared y en este caso, la angustia era expresada en forma de micción nocturna. Para estos padres era muy difícil comprender que el niño estando dormido pudiera angustiarse por el tipo de discusiones que ellos tenían. Así lo expresó el padre durante una sesión: “- No creo que el tono de mi voz o el tipo de palabras que yo use pueda hacer que el esfínter de mi hijo no funcione correctamente -”. Evidentemente su visión estaba disociada de la realidad circundante.
Todos alguna vez hemos sentido reverberando en el aire aquello que no se expresa, de lo que no se habla, pero se siente. Nuestro cuerpo es el primero que lo detecta. La expresión “entré a la habitación y el aire se cortaba con un cuchillo” evidencia este impacto que recibimos por “el aire” sin que nadie diga nada. Estas situaciones son la muestra sensible de que estamos en relación estrecha con nuestro entorno. Si pudiéramos ver nuestros campos de energía, nuestros campos electro-magnéticos, nos sorprendería ver la estrecha relación que tenemos con lo que nos rodea y vemos aparentemente “separado”. Así es, en este Universo interdependiente todos estamos conectados e influyéndonos mutuamente. Justamente por eso, es que algo que está sucediendo dentro de mi área de influencia está íntimamente relacionado con mi forma de pensar, sentir y actuar. No es ajeno. Lo ajeno, o extraño, simplemente es lo no reconocido proyectado afuera.
Para ampliar nuestra mirada y tener una visión integrada tenemos que expandir nuestra consciencia.
No es lo mismo mirar desde la planta baja de un edificio que desde la terraza. Las visiones a ras del piso son acotadas y no permiten una mirada de conjunto. Sólo cuando nos elevamos, podemos acceder a una visión más amplia. Por supuesto que para poder hacer esto tenemos que desprendernos de los temores atávicos que nos impiden dejar la visión de planta baja. Generalmente las visiones a ras del piso muestran horizontes estrechos y no son para nada halagüeñas. Esto parece ser todavía un mayor incentivo para que, muy aferrados a ellas y sumidos en la desesperación que nos genera la angustiosa inmediatez, digamos: “¡Esta es mi realidad!”. Si nos dejamos invadir por el miedo no podremos mirar más allá de nuestra nariz. Si es el miedo quien nos guía, ya lo sabemos, nuestra visión es en túnel. Sólo vemos la luz al final y pasan inadvertidas las puertas que se abren alrededor. Las percepciones de la realidad acotadas, las visiones en túnel o a través del ojo de la cerradura, son condicionadas por el miedo. Esto es aprovechado por los expertos en manejar y controlar multitudes con fines inescrupulosos. Estemos atentos a los estímulos que nos generan temor. Seamos conscientes de las innumerables formas en que el miedo se adueña de nuestra percepción dejándonos con visiones angustiosas y miopes de la realidad. Atrevámonos a dejar las visiones a ras del piso para elevarnos sobre nuestros propios temores y ver más allá. Así podremos acceder a una visión de conjunto. Dejaremos de vernos “separados”. Seremos conscientes de que en este Universo estamos todos conectados y se abrirá ante nosotros una Visión Integrada de la Realidad.
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