Brasil: Dilma y Marina van por el voto religioso

A menos de una semana de las elecciones generales, los brasileños se muestran muy divididos entre las dos candidatas con más chances para ganar la contienda electoral, -Dilma Roussef, quien aspira a la reelección y la ecologista Marina Silva- y todas las encuestas coinciden en afirmar que será necesaria una segunda vuelta.
En Brasil, hogar de la mayor población católica del mundo, la candidatura de Silva ha sido fortalecida por su pertenencia a la Asamblea de Dios, una iglesia evangélica con 12,5 millones de miembros.
Las últimas encuestas muestran a la ex senadora y exministra de Medio Ambiente nueve puntos por debajo de Rousseff en la primera vuelta del 5 de octubre, pero empatada para el probable ballotage del 26 del mismo mes.
Los católicos, mayoría entre los votantes brasileños, suman 123 millones –en torno a 65% de la población de 200 millones de habitantes– pero su número ha caído de forma sostenida desde los años 70. Al contrario, los evangélicos, que en 1970 eran apenas 5% de la población, hoy son un 22% y se espera que después de 2050 sean mayoría.
El desafío para Rousseff y Silva ha sido navegar cuidadosamente entre la fuerte herencia católica de Brasil y el músculo financiero, político y mediático de los evangélicos.
Las encuestas señalan que Rousseff tiene el apoyo de un 40% de los electores católicos ante 31% de Silva, quien a su vez lidera entre los evangélicos por 43% a 32%. Silva podría beneficiarse más del voto evangélico en un eventual ballotage contra Rousseff, porque una parte del electorado evangélico votaría en el primer turno por el pastor Everaldo Pereira, que tiene pocas chances de avanzar a la siguiente ronda.
En todo caso, tanto Silva como Rousseff parecen ser conscientes de la importancia de la fe en el voto, y evitan abordar temas polémicos como el matrimonio homosexual o el aborto, cuya legalización los evangélicos rechazan con fuerza. Aunque, al mismo tiempo, muchos jóvenes reclaman cambios al statu quo. Algunos observadores señalan que también Rousseff –una ex guerrillera de izquierda que antes de llegar al poder se declaró agnóstica, pero en campaña en 2010 dijo ser cristiana, goza de un fuerte apoyo de la Iglesia Universal Pentecostal del Reino de Dios, dueña de Récord, la segunda cadena de TV más grande de Brasil. (Cronista)

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