En el día de ayer, en los tribunales de la ciudad de Trelew, Fabricio Hugues quedó provisoriamente imputado por el asesinato de Brian Martín Mayo, de 21 años. La acusación, en la audiencia de control, estuvo a cargo del fiscal general Sergio Ferrín.
El Juez Sergio Piñeda resolvió, luego de las declaraciones de la Fiscalía y de la defensa, decretar la prisión del acusado hasta el próximo viernes 8, explicando que en el inicio de toda investigación la calificación es provisoria, pudiendo mutar o alterar esa condición en el transcurrir de la investigación, de acuerdo a los elementos que vayan presentando las partes. Al tratarse de una imputación tan grave, instó al fiscal para que acelere los trámites para llevar adelante las medidas pertinentes, dando a conocer el doctor Ferrín que la causa quedará en manos de la fiscal general Silvia Pereira.

Pedido de rueda de reconocimiento

El hecho por el cual se acusa a Hugues, de 31 años, ocurrió en la madrugada del domingo 3 de agosto, sobre calle Alem, entre España e Italia de Trelew. El Fiscal indicó que en ese lugar se produjo un altercado, presuntamente por una situación generada debido a un problema de tránsito. En medio de la pelea, de la cuál habría participado Mayo y su acompañante Gaspar Bejar, el imputado habría asestado una puñalada en la humanidad del primero mencionado, ocasionándole una herida que derivó horas después en su muerte.
Ferrín contabilizó, entre los elementos a tener en cuenta para acreditar la autoría, el testimonio del mismo Béjar y de personas que observaron desde las ventanas de un instituto médico situado en esa zona. Es por esto que solicitó la realización de una rueda de reconocimiento, solicitando la prisión preventiva por el término de la investigación y a partir de los peligros de fuga y entorpecimiento.

Defensa en primera persona

Por su parte, Fabricio Hugues declaró durante la audiencia, explicando que fue él quien resultara agredido por las dos personas que lo interceptaron, y sin dar mayores explicaciones lo golpearon, cayendo al piso donde continuó la agresión. Había visto que uno de ellos llevaba un cuchillo, que en medio de la refriega vio cerca suyo sobre el suelo y desde allí, tomó el arma punzante y tiró dos o tres puntazos hacia sus costados, tratando de salir de esa situación. Luego salió corriendo, dejando su auto en el lugar, llegando a la plaza Centenario, desde donde se dirigió a la comisaría para entregarse.
Comentó que, previo a los hechos señalados, había pasado a comprar cigarrillos en un kiosco céntrico y cuando continuó su andar, los ocupantes de un vehículo blanco con vidrios polarizados comenzaron a agredirlo verbalmente. Más adelante pudo ver cómo fueron detenidos por un patrullero, tras lo cual se produce el cruce referido donde se genera el altercado.
Manifestó que en ese momento él se dirigía a un terreno que le habían prestado, habiéndose separado de su mujer hacía pocos días, por lo que dormía en el mismo vehículo en el que se conducía. Cabe destacar que en la sala de audiencias se encontraban presentes la madre y su esposa.
Ante esta versión de los hechos, la defensora María Angela Gómez Lozano remarcó la coincidencia entre estos dichos y la declaración de los testigos, salvo Béjar, a quien consideró como parte interesada.
La abogada, aunque no se opuso a la evidente autoría, expuso que la calificación debería encuadrarse como legítima defensa. Lo que sí rechazó fue la materialidad y la calificación fiscal, la que consideró sin elementos suficientes como para imponer una medida de coerción tan extrema, solicitando la libertad de su defendido con obligación de firma en oficina de ejecución y prohibición de acercamiento a testigos. Subsidiariamente, pidió como alternativa el arresto domiciliario.