Israel redobló los ataques en Gaza y los muertos ya superan los 550

En medio de creciente presión internacional para que se firme una tregua, Israel intensificó ayer sus ataques contra la Franja de Gaza, donde cada vez más calles quedan sepultadas bajo escombros, salas de hospitales con pacientes son destruidas y caravanas de familias abandonan sus hogares y se refugian en escuelas.
Según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, al menos 566 palestinos murieron y más de 3.350 resultaron heridos desde que el Ejército israelí lanzó su última ofensiva contra el pequeño territorio palestino, sitiado desde 2007.
Del lado israelí, el Ejército informó que al menos 25 soldados y dos civiles murieron en combates o por los casi 2.000 cohetes lanzados por el movimiento islamista Hamas y otras milicias palestinas aliadas, la mayoría en las últimas 48 horas.
La UNRWA, la agencia de la ONU encargada de los refugios palestinos, informó además que más de 100.000 civiles dejaron sus casas por miedo a los ataques y se refugiaron en sus 69 escuelas.
Esa cifra es más del doble de la que la UNRWA albergó en 2009, cuando Israel bombardeó e invadió la franja durante tres semanas y mató a unos 1.400 palestinos, entre ellos más de 1.100 civiles.
Las cifras sacuden, pero a poco de cumplirse dos semanas del comienzo de la nueva ofensiva, que el Ejército israelí bautizó «Filo Protector», la escalada militar no para de crecer.
La Cruz Roja Internacional denunció que un hospital de una ciudad de 50.000 habitantes en el centro de Gaza fue atacado cuatro veces a lo largo del día de ayer.
Según informó el Ministerio de Salud local, al menos cinco pacientes murieron, otras 70 personas, entre ellos 30 médicos, resultaron heridos y las salas de terapia intensiva y de emergencias quedaron dañadas. Israel defendió los ataques y aseguró que Hamas escondía armamento antitanque junto al hospital, en la ciudad de Deir al Balah. Pero los bombardeos contra hospitales y casas han provocado la reacción de la mayoría de la comunidad internacional.
Ayer a la madrugada, el Consejo de Seguridad hizo un llamado al «inmediato cese de hostilidades» en Gaza y expresó su «seria preocupación» por la escalada de la violencia en la Franja, según destacó el presidente de turno del Consejo de Seguridad, el ruandés Eugene Gasana, después de una reunión de unas dos horas para analizar la situación.
Más tarde, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también expresó su «preocupación por el alto número de víctimas», aunque fue muy claro en volver a apoyar «el derecho de Israel a defenderse».
Obama envió a El Cairo a su secretario de Estado, John Kerry, quien ayer comenzó a negociar, junto con el secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, y el gobierno egipcio, la posibilidad de una tregua entre Israel y Hamas, según la agencia de noticias EFE. En tanto, el primer ministro de Hamas en Gaza, Ismail Haniyeh, reiteró en un discurso televisado que está dispuesto a firmar ya una tregua si Israel cesa los ataques y levanta el bloqueo, que asfixia la vida de la franja desde hace siete años.
Pero más allá de las palabras y el frenesí diplomático, dentro de la franja nada hace pensar que una tregua esté cerca.
Los que se quedaron en sus casas y no dependen de la ONU deben aprovechar los pocos momentos de calma que hay durante el día para salir a la calle a buscar agua -1,2 millones de los 1,8 millones de habitantes de la franja- tienen un acceso limitado a agua potable- y comprar alimentos. Los propios comerciantes aprendieron de conflictos pasados y ya instalaron un sistema de racionamiento en las calles, que sólo permite comprar una cantidad pequeña de alimentos y productos a cada persona.

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