CREER O REVENTAR

Las ventajas del “traje a rayas”

RAYALas curiosas rayas blancas y negras sobre el pelaje de las cebras continúan llamando la atención a numerosos biólogos, que llevan estudiando su origen y función en la naturaleza durante los últimos dos siglos, desde que el ‘padre’ de la Evolución, Charles Darwin, se preguntó para qué servían.

El enigma sobre el peculiar pelaje de estos équidos ha llevado a la comunidad científica a barajar numerosas teorías. Hasta ahora eran cinco hipótesis las más aceptadas: un camuflaje con el entorno (para evitar que sean vistas por sus depredadores), una función social (que les ayudaría a reconocerse entre ellas), una reducción del calor corporal, una estrategia para evitar ataques de sus depredadores a partir de la confusión que crean las rayas cuando están en grupo, y una forma de librarse de las picaduras de moscas. Esta última ha sido la explicación que ahora parece haber resuelto este viejo misterio, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de California (EEUU).

Mediante un detallado análisis del tamaño, la cantidad e intensidad de rayas que hay en el pelaje de siete especies y 20 subespecies de estos équidos, el equipo liderado por Tim Caro (perteneciente al Departamento de Vida salvaje, Peces y Conservación Biológica de la Universidad de California) ha llegado a la conclusión de que las rayas de las cebras sirven para evitar la picadura de las moscas y tábanos [insectos parecidos a las moscas pero más grandes y con antenas] que les rodean en su hábitat.

El investigador Caro explica que estos estudios no solo son interesantes para los científicos que llevan involucrados en este estudio cientos de años, sino también para el público en general. «Los niños estudian en el colegio el pelaje de los mamíferos pero no saben por qué tienen una coloración determinada. Este tipo de estudios ayuda a que los niños valoren más la naturaleza e incluso quieran conservar mejor a los animales», declara.

«Insectos como los tábanos, las moscas de establo y las moscas tsé-tsé se posan menos en animales cuyo pelaje tiene rayas blancas y negras que en los que tienen un pelaje uniforme», afirma el equipo en su estudio, recién publicado en la revista Nature Communications.

Además, el equipo señala que no existen datos empíricos para apoyar las teorías que relacionan el pelaje con el camuflaje, con la función de evitar los ataques de sus depredadores, e incluso con las interacciones entre individuos. Pero consideran que sí existe una fuerte asociación entre las mordidas de moscas y tábanos y la cantidad y tamaño de las rayas. «Nuestros análisis comparativos muestran que las picaduras han provocado la evolución de las rayas en el pelaje de los équidos en muchas partes del cuerpo», declaran. Una teoría que se propuso por primera vez en el año 1930 y que en pleno siglo XXI cobra más fuerza que nunca dentro de la evolución y adaptación de los animales.

Para lograr los datos que avalan esta conclusión, los autores del estudio realizaron un exhaustivo análisis sobre équidos salvajes, ninguno doméstico debido a que «el color de su pelaje es débil y han sufrido una intensa selección a través de la domesticación», explican en su trabajo. Concretamente estudiaron la cebra de montaña, la cebra de Grevy, la cebra común, el asno salvaje africano, el caballo de Przewalkski, el kiang y el asno salvaje asiático. Después, relacionaron todos los factores posibles: la ubicación de los grandes depredadores, la media de las altas temperaturas, los bosques y las localizaciones geográficas de tábanos, moscas de establo y moscas tsé-tsé.

Finalmente elaboraron un mapa en el que analizaron los datos obtenidos y comprobaron que «la distribución de las especies de équidos con rayas se solapa con los rangos de actividad de los insectos»; es decir, la distribución de las moscas y tábanos coincidía con la de los animales cuyo pelaje era blanco y negro.

Sin embargo, aunque los investigadores estadounidenses consideran probable que el pelaje de las cebras represente una adaptación evolutiva para evitar las picaduras de las moscas, admiten que «hay que tener precaución» ya que la cantidad de tábanos analizada es inexacta debido a la dificultad de contabilizar a las más de 4.000 especies que existen de estos insectos.

Fuente: El Mundo

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