La diputada nacional Adela Segarra está confiada en que se podrá tratar el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo que acaba de presentar en el Congreso. “Más de 60 legisladores han acompañado, hasta el momento, la iniciativa”, dice. El texto es el mismo que presentaron en la Cámara de Diputados las integrantes de la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito” en 2007, y que tuvo que volver a ser introducido en 2008, 2010 y 2012 por perder estado parlamentario.

En su oficina -ubicada a metros del Congreso- hay una imagen del expresidente Néstor Kirchner y de la presidenta Cristina Fernández. La diputada forma parte del Movimiento Evita. Mientras cuenta los puntos centrales del proyecto, toma mate. En el sillón que está sentada hay un pañuelo verde que lleva una consigna: “Aborto legal”.
“En esta oportunidad, el acompañamiento –explica, en diálogo con El Diario- es de más de un cuarto de la Cámara de Diputados. El proyecto cuenta con el apoyo de legisladores de todos los partidos, a excepción del Frente Renovador que no tomó postura, y de 300 organizaciones sociales.”

-¿Qué cambió?
-Cada vez hay más conciencia de que la interrupción voluntaria del embarazo no puede ser considera un delito, y, además, se sabe que el aborto clandestino es la primera causa de mortalidad materna en el país. Se estima que 500 mil mujeres deciden abortar por año. El proyecto plantea que hay que despenalizar el aborto y que toda mujer tiene que ser parte de un dispositivo de salud que acompañe el proceso. Toda mujer tiene que decidir sobre su cuerpo.
La iniciativa va a pasar por tres comisiones: Familia, Salud y Legislación Penal. En esta oportunidad, algunos presidentes y vicepresidentes de las comisiones son firmantes del proyecto. Cuando firmé por primera vez el proyecto, había muchos legisladores que no se atrevían a hacerlo. Ahora el que no lo hace, pide disculpas.

-¿Por qué ha sido tan difícil el tratamiento?
-Hay mucho temor. La postura contraria de la Iglesia condiciona a muchos diputados. Me parece que es un buen momento para debatir la despenalización del aborto, más aún con la presencia del papa Francisco. Sé que la Iglesia no va a estar a favor; no obstante, me parece que esa institución está hoy más comprometida con los pobres, y da, a su vez, ciertas muestras de estar más abierta a la discusión de diversos temas. La Iglesia tiene que tomar postura frente a los abortos ilegales que se practican. Muchas mujeres católicas deciden abortar, y muchas de ellas mueren por esa práctica. Entonces, ¿por qué no dar el debate con sectores de la Iglesia que están comprometidos con los pobres? Aunque no estén de acuerdo, ¿por qué no discutir? Es interesante que se pueda abrir el debate.

-Desde la proclamación del papa Francisco, ¿percibe que hay cambios?
-Sí, hay mayor compromiso y solidaridad con los pobres. El papa Francisco ha tomado postura frente a determinados temas de la Argentina, como ser los linchamientos. Es un papa que se compromete. El escenario actual es propicio para instalar el debate de la despenalización del aborto.

-Está el antecedente, más allá que sean temas diferentes, de la oposición de Jorge Bergoglio frente al matrimonio igualitario.
-No digo que la Iglesia pueda estar a favor. Simplemente, me parece que tiene que debatir la despenalización, porque el aborto también la atraviesa. Mueren mujeres católicas por abortos clandestinos. No reconocerlo, es como si se negasen las muertes que ocurren por violencia doméstica. Se sancionó, en ese sentido, una ley contra la violencia de género, pero hay un Estado anacrónico. Hay que interpelar más al Estado para que haya menos casos de violencia doméstica. El Estado no solo tiene que legislar, sino que también debe garantizar un sistema de salud que permita el cuidado y la integración de las mujeres.

-¿Las mujeres de menores recursos son las más afectadas?
-Una mujer de clase media aborta en una clínica. Lo hace de manera clandestina, pero con una cobertura. Hay una doble moral del propio sistema de salud. Se conoce la ubicación de las clínicas a las que acuden las mujeres pudientes para abortar, pero nunca he visto alguna denuncia. Están de alguna manera legitimadas por el sistema de salud. Las mujeres pobres se someten a abortos realizados en las peores condiciones de salud.

-En caso de que sancionara la ley, las prácticas profesionales se efectivizarán sin ninguna autorización judicial previa. ¿Es así?
-Sí. Hay, además, un antecedente de la Corte Suprema de Justicia que regula los casos de abortos no punibles. ¿Por qué habría que pasar por un proceso de judicialización? Es volver a victimizar a la mujer.

-¿Qué otros efectos provocaría la sanción del proyecto?
-Si se legaliza el aborto, habrá un sistema de salud integral y disminuirá la cantidad de abortos. No van a aumentar, al contrario. La interrupción del embarazo se enmarca dentro del sistema de salud. Por tanto, en la medida que se cuide y se proteja más a las mujeres, va a haber menos abortos.

-La Presidenta se ha manifestado en contra de la despenalización. ¿No influye?
-Creo que no. Es responsabilidad del Congreso. Nunca la Presidenta nos dijo a los legisladores que tomáramos determinada postura sobre la despenalización del aborto o que no se tratara. Es un tema transversal, y la responsabilidad de su debate pasa por el Congreso. Por ahora, no es responsabilidad del Poder Ejecutivo. Más adelante, en caso de que sancionara la ley, tendrá que acompañar con la implementación de un dispositivo que amplíe el sistema de salud.

-¿La despenalización es una deuda pendiente del kirchnerismo?
-No, el tema se ha instalado en varias oportunidades. En todo caso me parece que sigue habiendo asignaturas pendientes del Estado y de la democracia. En los últimos diez años, se ha avanzado muchísimo en la consagración de derechos. Las políticas públicas implementadas han puesto a las personas en el centro de la escena. Hay asignaturas pendientes, pero no son del kirchnerismo, sino de la sociedad. Se logra avanzar cuando la correlación de fuerzas lo permite. La despenalización del aborto es una asignatura pendiente de la democracia y del Estado, pero no del kirchnerismo.

-¿Conversó con la Presidenta sobre el tema?
-No.

-¿Por qué cree que el Frente Renovador no acompaña el proyecto?
-Parece que el Frente Renovador busca temas marketineros. (Sergio) Massa se opuso al proyecto de reforma penal y dio fundamentos que no tenían nada que ver con la iniciativa. La interrupción voluntaria del embarazo es un tema que puede ubicar a un legislador en un debate, como ser con la Iglesia. Es bueno, de hecho, que se dé el debate. No obstante, lo que aparece como conflictivo no es marketinero. El Frente Renovador prefiere no tratar temas conflictivos.

Principales puntos del proyecto

Artículo 1°: Toda mujer tiene derecho a decidir la interrupción voluntaria de su embarazo durante las primeras doce semanas del proceso gestacional.

Artículo 2°: Toda mujer tiene derecho a acceder a la realización de la práctica del aborto en los servicios del sistema de salud, en las condiciones que determina la presente ley.

Artículo 3°: Fuera del plazo establecido en el artículo 1° toda mujer tiene derecho a decidir la interrupción del embarazo en los siguientes casos:

a)    Si el embarazo fuera producido por violación, acreditada con denuncia judicial o policial o formulada en un servicio de salud.

b)    Si estuviera en riesgo la salud o la vida de la mujer.

c)    Si existieran malformaciones fetales graves.

Artículo 5°: Los servicios de salud del sistema público garantizarán el acceso gratuito a las prestaciones mencionadas en los artículos 1° y 3° y los de la seguridad social de salud y de los sistemas privados las incorporarán a sus coberturas en igualdad de condiciones con sus otras prestaciones.

Artículo 7°: Las prácticas profesionales establecidas en la presente ley se efectivizarán sin ninguna autorización judicial previa.

Artículo 8°: En caso de que la interrupción del embarazo deba practicarse a una mujer de menos de catorce años se requerirá el asentamiento de al menos uno de sus representantes legales, o en su ausencia o inexistencia de su guardador de hecho.