Página de cuento 491

Mezetin guitarrista

Por Carlos Alberto Nacher
Cnacher1@hotmail.com www.nacher.com.ar

La guitarra – Parte 3

Fue allá por el año 1718 más o menos, no recuerdo muy bien, en ese entonces yo era apenas un niño, pero este cuadro de Jean-Antoine Watteau me trae a la memoria a este músico inolvidable.
Recién comenzaba el siglo 18. Muchos años después el gran maestro del clave Juan Sebastián Bach (el más grande de todos los tiempos, lástima que no tocaba la guitarra – ¿o sí? – de quien uno de mis hijos lleva su nombre) inventara la música moderna y dodecafónica, que todavía hoy se sigue usando, muchas veces con éxito, sacando algunas que otras canciones que están de moda y las pasan por la radio a cada rato.
Pero antes de Bach aparece, por ejemplo, este tal Mezetin tocando la guitarra, inmortalizado en un cuadro de Watteau.
¿Tocaría acordes simples, de tercera y quinta nada más? Seguro que no sabía tocar un blues, o un tango, o un bossa.
Se cuenta que nunca dio un recital en River, ni en Obras, y menos que menos en la Oveja Negra. Es probable que allá por el 1700 ni siquiera haya grabado un miserable demo, en esa época era carísimo grabar, no como ahora, que vas al estudio de Cañavate y te graba por unos pocos morlacos. Sin ir más lejos, yo mismo realicé unas cuantas grabaciones en dicho estudio, la mayoría de las veces con cuestionable éxito.
Pero Mezetin no grababa nada. Simplemente se limitaba a tocar esa vetusta guitarra en medio del bosque, vestido de arlequín, y era feliz con eso, al parecer por el gesto de la cara.
Entonces, ahora quiero más a la guitarra.
Porque me pregunto, con el frenético devenir de las cosas de hoy en día, con el vaivén continuo de la rutina, la novedad, las cosas que pasan de moda o que quedan viejas de un mes para otro (perdóneme don Roy Centeno, no me quiero meter en su columna de los miércoles “Cómo nos cambió la vida”), me pregunto, ¿cuántas cosas duran más de 300 años? ¿Cuántas cosas despiertan la pasión de tantos, que cuando sacan el primer acorde con la guitarra no la pueden dejar nunca más?
Seguramente muy pocas. No se me ocurre otra, pero 300 o 400 años vivita y coleando no es para cualquiera. Pero la guitarra lo hizo.
Cuando uno escucha sonar esas cuerdas dulces, melancólicas, nostálgicas, estremecedoras, no puede seguir haciendo otra cosa.
Por ejemplo, cuando Angelo Debarre toca esa música proveniente de la tradición manouche, con un fraseo moderno y una gran apertura de espíritu, me emociona y me genera al mismo tiempo una profunda admiración. Nacido en Saint Denis, Francia, en 1962, este guitarrista provoca conmoción (pida ya cualquier CD de Angelo Debarre a cnacher@madryn.com ). Por ejemplo: Jazz Hot magazine, o con el Hot Quintet de Noruega, es impresionante.
Pero no quiero hablar ahora de Debarre, mejor seguimos con el sentimentalismo de la guitarra, que no te da ni te pide, que no te quita ni te saca, simplemente la guitarra, según Guillén:

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Qué se yo, por nombrar a unos pocos, Segovia, Lagrene, Grella, DiMeola, Metheny, Salinas…
Pero Mezetin, en ese cuadro, y hace 300 años, sabía lo que se siente.
De más está decir que antes de comenzar a tocar, se debe aprender a afinar la guitarra.
La sexta de oreja, la quinta igual que la sexta en el quinto traste, la cuarta igual que la quinta en el quinto traste, y así con todas, menos la segunda, que se afina igual que la tercera pero en el cuarto traste. ¿Por qué será? La verdad que no tengo ni idea, pero es así y así suena bien.
También se puede adquirir un afinador digital por 50 pesos y listo, hay que ajustar o aflojar la cuerda hasta que la luz se ponga verde.
Vayan afinando que en el próximo capítulo hablaré de Ralph Towner, legendario concertista de piano devenido en, para los críticos que saben, el mejor guitarrista de 12 cuerdas de los Estados Unidos, fundador de la agrupación Oregon, dueños de una música imposible de encasillar en un estilo determinado.
Bueno, me voy a practicar que estoy sacando una de Calamaro.

Hasta luego y saludos cordiales

Continuará…

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