COSAS QUE IMPORTAN

Hablemos de Amor

Por: Dra.Patricia Chambón de Asencio
Email: patriciaasencio@gmail.com

En vísperas de San Valentín, designado internacionalmente como el “Día de los Enamorados”, la atmósfera se inunda de canciones, poemas, avisos publicitarios y ofertas que aluden al amor.

Pareciera que una oleada de corazones rosas eligió esta semana para invadirnos sin improviso alguno para recordarnos que estar enamorado merece festejarse. Por qué se eligió el 14 de febrero para celebrar el día de los enamorados?

Cuenta la historia que Valentín era un sacerdote que ejercía en Roma en el siglo III, gobernada por aquel entonces por el Emperador Claudio II. El Emperador sostenía que los hombres solteros eran mejores soldados ya que no tenían compromisos ni relaciones que los retuvieran, por lo que brindaban mejor servicio al Imperio por lo que prohibió la celebración de matrimonios para los jóvenes. Sin embargo llegó a oídos del Emperador que Valentín continuaba oficiando casamientos clandestinamente y ordenó detenerlo. Fue en ese momento en el que el sacerdote intentó cristianizarlo. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma lo obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. El Emperador romano cambió de opinión y ordenó al Gobernador de Roma que procesara al sacerdote. Acto que llevó a cabo Asterius, su lugarteniente. Cuando éste estuvo frente a Valentín quiso ponerlo a prueba: le preguntó si sería capaz de devolverle la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. El sacerdote aceptó y obró el milagro devolviendo la vista a la joven que luego se convirtió al cristianismo. Cuenta la historia que Valentín se enamoró de la muchacha y en la víspera de su ejecución, le envió una nota de despedida que firmó con las palabras «de tu Valentín», de allí el origen de las cartas de amor y poemas que por tradición se envían los enamorados en esta fecha. Valentín fue martirizado y luego decapitado como castigo el 14 de febrero de 270 DC y por esto se lo designó como el santo protector de los enamorados.

Después de conocer el trágico origen de esta celebración es oportuno hacernos otra pregunta: ¿Por qué hace sólo poco más de una década comenzamos a festejar este día? Ya que si mal no recuerdo, nuestros padres no lo festejaban.

Sin duda que el día de San Valentín o Día de los Enamorados, es otra de las festividades que se han incorporado últimamente a nuestras costumbres provenientes de tradiciones de otras latitudes. No vamos a indagar, en esta ocasión, más allá sobre su origen, aunque si a alguien le interesa especialmente ese tema, puede investigar acerca de la festividad de purificación y fertilidad llamada “Lupercalia Februarius” que coincidentemente se hacía en esta fecha en la antigua Roma.

Más allá de los orígenes católicos o paganos de la festividad, lo cierto es que la palabra “amor” sale al mercado con la mejor cotización en estos días, produciendo gran alboroto entre los que se sienten enamorados y son fieles al festejo del día, como también entre los que se sienten solos y lejos del estado de enamoramiento. Porque sin duda alguna, estar enamorado es la mejor vivencia que podemos tener. Así como algunos festejan su enamoramiento en pareja, hay otros que lamentan no tener pareja alguna para festejarlo, sintiéndose más solos y desamorados que nunca.

Lo que no nos dicen los avisos publicitarios ni las tradiciones culturales es que se puede estar enamorado todos los días y que ese estado no es privativo de tener una pareja. Se puede estar enamorado de tantas cosas! Del trabajo que uno hace, de las personas con las que convivimos, del entorno natural en el que vivimos, de la música, de las artes… de la Vida! Porque la capacidad de amar es innata en el ser humano y es basamento “sine qua non” para su desarrollo y evolución. Por lo que para realmente convertirnos en un ser humano integral tenemos que aprender a amar. Tenemos que conocer el Amor.

Es el Amor quien nos lleva a trascender los límites de nuestra personalidad, nos anima a lanzarnos a lo desconocido, a ir más allá de lo impensado, a persistir cuando creemos que todo está perdido. Por Amor transformamos la adversidad en un logro. Es el Amor quien nos rescata del enojo, del rencor, del sufrimiento. Sólo el Amor calma el más profundo dolor. Es el Amor quien nos permite perdonar. Sólo el Amor verdaderamente sana. Este auténtico Amor, no tiene límites de edad, sexo o estado civil, color de piel, religión o partido político. No tiene límites. No los tiene porque es inclusivo. Incluye a todos, sin distinción. Es este Amor el que nos sostiene, nos da esperanzas, nos nutre cada día. Es este Amor quien nos inunda cuando comprendemos profundamente el sentido de la Vida. Este Amor es para honrar y festejar todos los días.

Hablemos de Amor porque es tiempo de ser sinceros, de hablar con el corazón.

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