HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

El duro trabajo de entretener a los niños

Parte 2

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

Ya pasó la Navidad y el tío Camilo sigue durmiendo la mona debajo del pino. Es que estas fiestas, más allá de ser la oportunidad de reunir a toda la familia también pueden dar rienda suelta a ciertos excesos etílicos difíciles de controlar.
Mientras buscamos la forma de movilizar al tío Camilo les voy a contar algunas otras curiosidades que puedan aplacar por algunos momentos la hipermovilidad de nuestros niños carentes de escuela y aún sin colonia de vacaciones.
Por ejemplo, uno podría pensar que los ronquidos de la abuela Etelvina es una de las mayores causas de desaparición de especies aéreas, pero seguramente no tienen nada que ver con que una cuarta parte de todas las especies vegetales del planeta estarán en peligro de extinción en el año 2010. Y ante una noticia tan terrible lo peor es que dentro de esa cuarta parte parece ser que no figura nuestra Undaria.
Y si usted, querido lector, cada mañana se mira al espejo y no sabe qué hacer con esos rollitos que se reproducen en invierno y asoman en verano, sepa que una persona, a lo largo de su vida, pierde más de dieciocho kilogramos de piel. Y no, no se ha inventado nada para que esos dieciocho kilos se pierdan en cuotas más seguidas y constantes.
Y hablando de grandes dimensiones, es bueno saber que las galaxias más grandes contienen un billón de estrellas y que el universo contiene más cien mil millones de galaxias. O sea, eso hace muchas, pero muchas estrellas.
Un dato interesante, que nos puede acarrear largas y divertidas tardes de experimentación es comprobar si efectivamente la velocidad máxima a la que una gota de lluvia puede caer es de 28 kilómetros por hora. ¿Qué cómo podemos medir la velocidad de una gota de agua? No tengo idea, pero ponga a los niños a pensar en diferentes soluciones y le aseguro que dispondrá de al menos un par de horas para dormir la siesta.
Otro dato científico interesante es saber que un objeto pesado tardaría alrededor de una hora en hundirse unos diez kilómetros en la parte más profunda del océano. Convengamos que este dato es un tanto más difícil de comprobar en el seno de una familia tipo, y no vale arrojar al tío Camilo para confirmarlo.
¿Se acuerda que la semana pasada le contaba que en este mismo momento está vivo el diez por ciento de todos los seres humanos que vivieron desde el principio de los tiempos? Bueno, completando esa información hoy le cuento que hay más organismos vivos en la piel de un solo ser humano que seres humanos en toda la faz de la Tierra. ¿Qué es un asco de información y que ya mismo se está yendo a bañar? Bueno, vaya, que yo lo espero acá. Y si quiere y nadie mira, puede secarse al aire libre, sabiendo, por ejemplo que alrededor de mil billones de neutrinos del Sol habrán atravesado su cuerpo mientras lee esta frase. Sí, sí, mil billones, bah, ya debe andar por los dos mil billones, y si sigue leyendo van a ser como tres mil billones, y no le cuento cuando termine la nota, un derroche de neutrinos que le dicen.
Y no hablemos de todo el universo, que cada hora se expande más de mil millones de kilómetros en todas direcciones. Y usted después se sigue quejando de esa panza.
Y hablando de cosas grandes… No, no, me refiero a la expansión del universo, no de su panza, usted es una persona muy sensible, no sea tan susceptible; pero como le decía, si hablamos de cosas grandes, es bueno saber que la estructura viviente más grande de la Tierra no es Susana sino el gran arrecife de coral, que tiene más de dos mil kilómetros de longitud.
Y acá lo dejo, estimado lector, a pocos días de comenzar un nuevo año y dejándole los mejores deseos de paz y prosperidad, esperando que este año por fin se le cumplan todos los deseos y que alcance cada una de esas metas, que en silencio, se prometerá a la luz de los fuegos artificiales del 31.

Nota del autor: Información recogida de la página http://www.ociojoven.com/

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