En el día de ayer, en los tribunales de Comodoro Rivadavia, Segundo Vargas fue declarado culpable por el asesinato de su pareja Daniela Flores y condenado a veinte años de prisión. Así lo resolvió el tribunal colegiado de primera instancia presidido por Daniela Arcuri e integrado por José Rago y Alejandro Soñis en relación al suceso acontecido el pasado 27 de enero de 2013. Por el Ministerio Público Fiscal se hizo presente Adrián Cabral, fiscal general; en tanto que la defensa del acusado fue ejercida por Esteban Mantecón, defensor público.

Los alegatos de las partes
En su alegato el fiscal general solicitó la prisión perpetua para Vargas por el delito de homicidio calificado, agregando que el acusado no poseía antecedentes penales condenatorios y que “no correspondía aplicar al caso las circunstancias extraordinarias de atenuación” por la violencia de género implícita en el caso. En contraposición, el defensor solicitó la aplicación de “circunstancias extraordinarias de atenuación” para Vargas, pidiendo ocho años, el mínimo establecido para el delito de homicidio agravado.
En su declaración, convocada por la Defensa, la trabajadora social del servicio social de la Defensa Pública, se refirió a la “situación de vulnerabilidad y desprotección” en que creció Vargas. Violencia de su padre en contra de su madre, “donde los hijos asumían la defensa” de ella. Destacando que “no hubo apoyo del Estado en el tratamiento de esta violencia estructural”.

Condena en primera instancia
Finalmente luego de un cuarto intermedio hasta las 15.15 hs. el tribunal resolvió por unanimidad condenar a Segundo Vargas a la pena de 20 años de prisión, coincidiendo con la defensa en que se dan para el caso las “circunstancias extraordinarias de atenuación”. Teniendo en cuenta para ello las pautas mensurativas establecidas en el Código Penal con sus atenuantes y agravantes. Como atenuantes consideraron la falta de antecedentes penales de Vargas, y como agravante el haber cometido el hecho frente a sus hijos. Manteniendo su prisión preventiva hasta que la sentencia quede firme.