PARA LO QUE GUSTE MANDAR

Sobre ovnis y jerseys

Por Cándido Rivera
candidorivera@walla.com
www.rivera.bitacoras.com

Bueno, Cárdenas, veo que ya está mejor. Rivera, nunca fue para tanto, ¿o acaso usted nunca tuvo gripe? Obviamente que sí, pero cuando lo llamé, por la voz que tenía, más que gripe usté tenía una colonia de gremlins viviéndole en el garguero. Me dolía la garganta, Cándido, usted no me perdona ni las licencias médicas. Yo le perdono todo lo que quiera, Pelado, siempre y cuando no incluya ni efectivo ni a la patrona, yo le perdono lo que me pida; pero por favor no chupe la cucharita y la vuelva a meter en el dulce porque le hago ir hasta la Anónima a comprar un frasco para usté solo. ¡Uh, perdone, Cándido! Perdone las tarlipes, que si le llega a haber quedado un bicho en el aliento y mañana me levanto con anginas le voy a mandar una carta documento con ántrax. Déjese de amenazar, Cándido y páseme las tostadas que las tiene encanutadas desde que llegué. ¿Cuántas quiere? ¿Cómo cuantas quiero?, páseme la canastita y listo, que yo me sirvo, Rivera. No, Pelado, dígame que yo le alcanzo, no vaya a ser que al hablar se le escapen gotitas contaminantes y… ¡Ma finishela, Cándido! Le digo que ya estoy curado, ¿qué quiere, que le traiga un certificado médico?
No, deje, igual, usté con tal de jorobarme es capaz hasta de falsificar la firma de un tordo. No se crea, Cándido, pero ¿qué es ese libro que está leyendo tan rosadito? ¿Tiene algún problema con el color, Pelado? Me parece raro, nada más. Menos mal que no dijo rarito, Cárdenas, es una biografía sobre Ed Wood, se llama, mire, “Ed Wood: Platillos volantes y jerseys de angora”. ¿Quién cornos es ese Ed Wood y qué tienen que ver los ovnis con los pulóveres? Ufff… Cárdenas, casi estoy tentado a prestarle el libro si no estuviera seguro de que en su vida va a terminar de leerlo. Me ofende, Cándido, como si nunca hubiera leído un libro… A ver, nómbreme uno. Eh… Bueno, tampoco me va a andar tomando examen justo ahora, no sé, tendría que pensar, no fue hace mucho, era sobre una guerra, no, no, sobre una mina que se divorciaba, no, espere, esa es la película que vimos con la bruja la otra noche que se había a quedado a comer la Gladys, nuestra amiga de Trenque Lauquen que un día conoció a un periodista que fue a cubrir la pelea de… ¡Está bien, está bien, le creo, seguro que terminó de leer un libro! ¡Mah’ que un libro, debe haber leído una biblioteca entera!, pero por favor llámese a un piadoso silencio, piadoso para mí por lo menos.
Mire, Ed Wood fue un director de cine… ¿Habrá sido el director de la película que vimos el otro día con la patrona? No, no creo, Cárdenas, a Ed Wood lo eligieron como el peor director de cine de todos los tiempos. Bueno, no era muy buena tampoco la película que vimos. ¿Era en blanco y negro la película, Pelado? No. Bueno, entonces no era nada de Ed Wood. Escúcheme, Ed Wood nació en 1924 y la palmó en el ‘78 y todas sus películas fueron en blanco y negro. ¿Por qué, no le gustaba el cinemascope? ¿Qué tiene que ver el cinemascope con el color, Cárdenas?, ah, usté se refiere al technicolor… Segual, Cándido, no sea tan dogmático. No soy dogmático, Pelado, lo que pasa es que usté es flor de bruto.
Bueno, la cosa es que al tipo siempre le encantó el cine, desde chiquito, es más, sus padres cuando tenía seis años le regalaron la primera cámara. El problema es que no siempre lo que nos gusta nos sale bien, Pelado. Cuando pudo se fue a vivir a Broadway, porque en esa época era la meca de cualquiera que quisiera pegarla en el séptimo arte… ¿En dónde? En dónde, ¿qué, Pelado? Usted dijo en el séptimo arte, ¿cuáles son los seis anteriores? Es una forma de decir, Pelado, no me rompa la paciencia, ¿quiere que le cuente o no? Bueno, como querer, querer… ¿Mejor lee el libro, Cárdenas? No, está bien, ¿qué me decía?
Lo que le decía es que, resumiéndole un poco la cosa, nunca la pegó en la industria del cine, encima tenía algunas fijaciones, que si hubiera nacido cincuenta años más tarde en una de esas lo hacían estrella mundial, pero en los cincuenta vestirse de mujer o usar ropa interior femenina no estaba del todo bien visto. Y lo bien que hacían, Cándido. No sea cretino, Pelado, que lo denuncio en tres minutos al Inadi. Bueno, el tema es que entre que no era muy dotado para el cine y que los temas que proponía a los productores eran mucho más que osados para la época, lo terminaron rajando de todos los estudios. Lo que sí pudo es hacerse amigo del gran Béla Lugosi… ¿Drácula! Exactamente, Pelado, aunque convengamos que un Drácula bastante venido a menos, a Lugosi lo agarró al final de su carrera, cuando ya nadie lo buscaba y ni siquiera lo respetaba. Actuó en un par de películas de Wood que hoy sí son famosas más por la trascendencia que adquirió su director después de muerto que por su calidad cinematográfica, Cárdenas. Lo que pasa es que Ed Wood se hizo un verdadero director de culto, mucho tiempo después de morir, o sea, que la vida le hizo una cruel jugada, la fama y trascendencia que siempre buscó terminó encontrándola cuando ya no pudo aprovecharla.
Entonces ese libro no es una comedia, Cándido. No, la verdad que no es una comedia, Pelado. Ah, entonces mejor no lo leo, Cándido. Sí, sí, me imagino.

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