La semana arranca con pereza, letargo propio de los extenuantes y onerosos procesos electorales que de tanto encantarnos a treinta años de democracia, también nos sobreexigen y agotan un poquito. Cada dos años elegimos legisladores, cada cuatro presidente, ministros, modelos políticos, gobernador, intendentes, lideres barriales, autoridades de clubes, comisiones de padres, lo que sea renovable en sus roles, mandatos y porción de poder. Para no perder tiempo, en el medio le metemos algún que otro mundial, copa verano, América, clasificatorias, por supuesto con la consiguiente elección de DT, jugadores, rivales, etc. Y para todo eso arrancamos uno o más años antes, o sea, a decir verdad, el nuestro es uno de esos países que casi todo el tiempo está en campaña. No llegamos a disfrutar de lo que acabamos de elegir, que ya estamos relojeando lo que puede llegar a venir.
Así las cosas, la semana arranca lenta, a la espera del 27, uno de esos tantos días de esas tantas definiciones a las que estamos acostumbrados cada…dos? uno? cero año?

Mientras, cuesta bastante recuperarse del cierre de la semana que pasó, donde el colagge de situaciones políticas expusieron un asombroso desprendimiento de la realidad aceptable. Tanto que el ensamblaje de incongruencias llegó a superar el umbral de sorpresa de gran parte de los vecinos de Chubut, aunque como en las artes, muchos lo sientan, pero pocos lo digan.

La zanahoria, la pipa, y el zapatito

A nivel oficial el surrealismo político pareciera que tocó un techo. A más de diez días de la dieta vegetariana de zanahorias, nabos, y sandías propuesta por el propio Gobernador como correlato de los nuevos deseos, y las posibilidades de integración que fomentarían los Centro de Encuentro en la Provincia, todo indicaría que el Estado no pudo lograr ni siquiera “puntos de encuentro” con quienes deberían ser los líderes de esa política soñada: los docentes.
Y no es porque los maestros prefieran el alimento cadavérico a la propuesta frugal de Buzzi, sino sencillamente porque hay una fuerte sensación que el cuadro que les vienen pintando, la representación, no es lo que parece. Magritte escribió bajo la pipa que pintó “Ceci n’est pas une pipe” (Esto no es una pipa). Con ello el magistral referente del movimiento francés casi superado por la política chubutana, explicaba que el cuadro no era una pipa, sino una imagen de una pipa.
La política educativa provincial no es lo que representa. Y ese desdibuje se viene manifestando en la práctica, desde hace más de diez años. Que los sucesivos gobiernos consideren que pintura es lo que es, corre por cuenta de cada mandato. Pero resulta casi inevitable que esa crisis de ´identificar´ se manifieste más tarde o temprano con elocuencia.
Bajo la influencia de Breton podríamos decir que la encerrona que sufrió el ministro de Educación, anecdótica, impensada, no es otra cosa que la representación misma de la encrucijada que vive el sistema. Acorralado entre cuatro paredes inamovibles de bajos salarios, exceso de carga horaria, desmotivación y crisis del rol del educador. ¿Cómo se sale de esto? Tal vez por el techo, zafando como Zaffaroni…o encarando la puerta grande.
Perder un zapato es toda una simbología extra. ¿Será este el objeto de verdad que permitirá el enlace entre el sistema que fue y el que puede ser? ¿´Carlomagno´ irá al pie de Zafaroni, o volará descalzo una vez más el ministro?
Como si no fuera poca chanza contextual vinculada a la educación, todo indica que no aprendimos nada.
Si se traza un comparativo entre el modo en que se resolvió oficialmente un año antes el conflicto petrolero de Cerro Dragón, y se considera ahora el modo en que se está llevado este conflicto docente en la zona sur, la realidad marca que la política oficial no ha variado: los tiempos de resolución son excesivos, los interlocutores son numerosos, los discursos contradictorios y las estrategias difusas. Por supuesto el costo en este caso también sería altísimo.

Ponete el sombrero para pensar

Por momentos, el modo de resolución que expone el gabinete de Buzzi, pareciera aplicar una suerte de “pensamiento lateral”. Esa técnica que desarrolló Edgard de Bono donde se plantea que al evaluar un problema existiría la tendencia a seguir un patrón natural o habitual de pensamiento (las sillas son para sentarse, el suelo para caminar, un vaso para ser llenado con un líquido, etc.), lo cual limitaría las soluciones posibles. Bono asegura que con el pensamiento lateral sería posible romper con este patrón rígido, lo que permitiría obtener ideas innovadoras para representar todos esos caminos alternativos o desacostumbrados, que permiten la resolución de los problemas de forma indirecta y con un enfoque creativo. Y para internalizar la técnica propone incluso usar diferentes sombreros “para pensar” de determinado modo. Llevado a nuestra “volada” realidad, ¿no resulta todo un “pensamiento lateral” ocuparse de contar con boxes para votar en lugar de garantizar la liberación de las escuelas tomadas? Sin desmerecer la adhesión de algunos funcionarios a las tangentes de Bono, todo indicaría que la mediación en la administración de lo público, en este, como en otros conflictos, requiere menos lateralidad y más directrices.

Imágenes oníricas y pellizcones

Para completar el ejercicio de surrealismo en todas y cada una de las ciudades pareció darse alguna de estas facetas increíbles en la política, que de tan locas, terminaron casi relativizadas o asimiladas a cuenta de la cuota de singularidades tolerables.
En Comodoro, Néstor Di Pierro concentra proporcionalmente el mismo grado de conflictos al poder obtenido en la provincia.
Ser la “ciudad origen” del mando, definitoria en las urnas, parece haberla transformado también en epicentro de todas las pujas políticas y sociales. Una paradoja que no se subsana de abajo hacia arriba, como estaba acostumbrado “El Tano”, será por eso que tal vez se ausenta tanto.
En Trelew, Pérez Catán no sabe como hacer para que el Deliberante le apruebe un abultado presupuesto para el año próximo que tiene como fin empardar parte del rojo que arrastra de este año; casi no pudo sostener una fiesta aniversario por la aguda crisis que soporta el comercio y las empresas, y salió a anunciar una convocatoria a inversores, eso por supuesto después de bajarse del espectáculo de vuelos en el que participó.
En Rawson, Rossana Artero hizo un acto para entregar camperas a una banda de música infantil de la Policía, que fueron donadas por otro.
En Madryn, el intendente no está pero nada se detiene. Es que la ventaja de tener un mellizo es que cualquier anuncio bien puede ser acompañado con una foto del “otro” Sastre, por supuesto sin aseverar que es el intendente, pero tampoco negándolo. De hecho, tiene sus ventajas. Con esto, gran parte de los vecinos pudieron mantener su nivel de catarsis con el ´pelado´ que tuvieron enfrente. Aunque poco pueda resolver el presidente del club Madryn sobre los planteos recibidos. El detalle, una verdad a medias, siempre es una mentira.
En fin, todos hijos de este surrealismo desenfrenado, manifiesto… “Automatismo psíquico puro…dictado en ausencia de cualquier control ejercido por la razón, al margen de toda preocupación estética o moral…”, decía Breton. La madre, la disparatada realidad.