COSAS QUE IMPORTAN

Al son de nuestra melodía preferida

16Hace unos días alguien me comentó que tuvo que someterse a una intervención quirúrgica de urgencia y utilizaron anestesia local para realizarla. Lo sorprendente de este relato fue que la situación, lejos de ser estresante y desagradable, se convirtió en un grata experiencia, donde quien estaba siendo intervenido se fue relajando acompañado del dulce son de una melodía que se escuchaba en el quirófano, mientras el cirujano hacía su trabajo.

Desde hace mucho tiempo, se sabe que la música produce un cambio en el ánimo de las personas. Lo que actualmente se está comprobando es que este cambio tiene implicancias concretas en la salud y en la neuroquímica del cerebro.

La música estimula el sistema inmunológico del cuerpo y su acción es más rápida y efectiva que los fármacos comúnmente utilizados para reducir la ansiedad antes de una cirugía, según una revisión de investigaciones que llevan a cabo dos psicólogos de la Universidad McGill, ubicada en Montreal, Canadá. Daniel Levitin y la investigadora Mona Lisa Chanda revisaron 400 trabajos científicos publicados, buscando patrones comunes entre los resultados. Encontraron que la música producía cambios sobre la química del cerebro. Estos cambios generaban beneficios en la salud que impactaban en la mejoría del estado de ánimo, reducción del estrés, estimulación de la inmunidad y facilitación en la vinculación social.

Dra.Patricia Chambón de Asencio

La revisión identificó 15 estudios que demostraron que los niveles de la hormona del estrés llamada cortisol, disminuyeron después de escuchar música relajante, lo que indica una reducción de la respuesta al estrés. Incluso se realizó una comparación con pacientes en un hospital antes de la cirugía a los que se les asignó al azar escuchar música o tomar un tranquilizante. El resultado fue que las personas que escucharon música, además de no padecer de efectos secundarios propios de la medicación, tenían menores niveles de ansiedad que las personas que tomaron el ansiolítico.

Escuchar la melodía que a uno más le gusta produce bienestar, porque el organismo libera más cantidades de dopamina, el neurotransmisor relacionado con los sistemas de recompensa. Estos trabajos la relacionan con la mejoría de la salud cardiovascular, el alivio del dolor crónico y la mejora de las habilidades lingüísticas y cognitivas.

Al escuchar la música que más le agrada, se liberan en la persona compuestos químicos que producen bienestar. Si bien no es la primera vez que escuchar música se asocia con bienestar, la novedad está en que, por primera vez, se ha demostrado que los niveles de dopamina, la sustancia química que produce tal efecto, son hasta 9% más altos cuando se escucha la melodía preferida. La dopamina como neurotransmisor interviene en numerosas funciones como el humor, el bienestar, el comportamiento, la cognición, la actividad motora, la motivación, la recompensa, la regulación de la producción de leche materna, el sueño, la atención y el aprendizaje.

Este trabajo da garantías a otros hallazgos pasados, entre los que se encuentra uno realizado en la Universidad de Maryland (EE.UU.) que afirma que escuchar la música que más agrada favorece una buena salud cardiovascular. Cuando los voluntarios de este estudio escuchaban la melodía que más les complacía, sus venas y arterias se dilataban un 26%, lo que en términos médicos se considera una respuesta muy saludable. Por esto los especialistas sostienen que puede ser ésta una medida preventiva fácilmente incorporable en los hábitos de vida de los pacientes.

Los mismos investigadores explicaban, refiriéndose a otro trabajo de investigación, que escuchar 30 minutos diarios de música no solo sirve como relajante mental, sino que tiene otros beneficios que se extienden al resto del organismo. La clave está en el volumen, el ritmo y en el hecho de que sea la música preferida del oyente. Aunque los efectos en la corriente sanguínea duran unos segundos, la acumulación de beneficios perdura y son muy positivos en todas las edades. Tanta es su influencia que los expertos aseguran que, del mismo modo que escuchar aquella melodía que a uno le agrada aporta muchos beneficios, hacerlo con música «desagradable» con ritmos disonantes y a alto volumen produce efectos contraproducentes en el humor lo que provoca una constricción de los vasos sanguíneos con el consiguiente aumento de la presión arterial.

Pero la música no sólo interviene en el bienestar del organismo. También desarrolla la capacidad de la atención y favorece la imaginación, la creatividad, la concentración y la memoria y lo que es sumamente importante en el proceso de aprendizaje: desarrolla el sentido del orden, el análisis y ejercita la inteligencia.

Las mismas áreas del cerebro implicadas en la percepción musical intervienen también en el lenguaje y en tareas de lectura. Investigadores del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de la Universidad Northwestern (EE.UU) sugerían que la formación musical mejora las habilidades lingüísticas y cognitivas en niños, tanto con problemas de aprendizaje como sin ellos. De la misma manera, la instrucción musical, según los científicos, induce una mayor sensibilidad a las emociones.

La música se utiliza en el tratamiento de disfunciones como la hipertensión arterial, estados de ansiedad, estrés, depresión y alteraciones del sueño. También se emplea en la rehabilitación de trastornos psicóticos, autismo y en adolescentes con trastornos del comportamiento. Como su escucha interviene en la producción o inhibición de neurotransmisores en el organismo, a través de ella se provocan reacciones químicas que mejoran el funcionamiento cerebral y favorecen el aprendizaje.

Parece fácil. Será cuestión entonces de entonar o escuchar nuestra melodía preferida unos minutos cada día. Qué bueno será cruzarnos por las calles de nuestro Madryn, cada uno en su quehacer cotidiano al son de su propia melodía!

Dra.Patricia Chambón de Asencio
(patriciaasencio@gmail.com)

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